Memoria histórica de la lucha contra ETA (I)
De Ibon Muñoa a Txapote: así cazó la Policía al asesino de Miguel Ángel Blanco
Unas matrículas falsas fueron la llave para llegar hasta el último gran jefe militar de ETA
A las 20.50 horas del 18 de octubre del 2000, Ibon Muñoa Arizmendiarreta , por entonces de 42 años y concejal de Herri Batasuna en Éibar (Guipúzcoa), comenzaba su primera declaración como detenido en las dependencias de la Comisaría General de Información de la Policía. Los investigadores habían trabajado sobre él durante casi un año. Sabían que estaba implicado en el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco (julio 1997), pero no lo detuvieron hasta entonces porque su objetivo principal era Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote» , el autor material de este crimen salvaje junto a su pareja, Irantxu Gallastegui Sodupe, y Jose Luis Geresta Mújica, «Oker».
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Txapote, además, era el jefe militar de ETA, el pistolero de mayor prestigio en la banda con un claro ascendente sobre el resto gracias a su largo historial de sangre. El desafío era arrestarlo en España, ya que se sabía que mantenía contacto con Muñoa. No fue posible, pero aquella noche de otoño de 2000 García Gaztelu, sin saberlo, había comenzado la cuenta atrás que le llevaría a pasar una larguísima temporada entre rejas , que hoy continúa.
Desde 1995 en ETA
Ibon Muñoa había comenzado a colaborar con ETA en 1995 tras ser reclutado por Mikel Zubimendi Berástegui, «Mikelón», por aquella época parlamentario en la Cámara de Vitoria de Herri Batasuna. Este sujeto le pidió que acogiera en su casa a dos terroristas huidos del comando Vizcaya , precisamente Irantxu Gallastegui y José Ignacio Herrán. La primera se hacía llamar Nora, y el segundo Ricardo. Él aceptó.
En marzo de 1996, Gallastegui, ya en el comando Donosti, se presentó en la tienda donde trabajaba Muñoa y acordaron una cita en un bar de Éibar. Ella le volvió a pedir acoger a terroristas y él, de nuevo, accedió a ello y le entregó una copia de las llaves de su vivienda . Un día, a finales de junio de ese mismo año, al llegar a casa se encontró dentro con la terrorista, acompañada por su pareja, Txapote, aunque ante el concejal se presentó como Jon.
Hasta octubre de 1997 los pistoleros pasaron temporadas en casa del batasuno mientras sembraban de sangre las calles del País Vasco. El propietario de la vivienda, entre tanto, se integró plenamente en la banda como colaborador. Aprovechando que trabajaba en una tienda de recambios de automóvil en la que se troquelaban matrículas, la banda le pidió que suministrara placas con los números y letras que le hacían llegar correspondientes a vehículos de las mismas marcas y modelos que sustraían .
La cobertura para esta actividad era perfecta, ya que muchas veces ni siquiera se pedía el DNI a quienes compraban las matrículas. Pero Muñoa, temeroso, aún adoptó otras precauciones: apuntaba en los libros de registro las identidades falsas de los etarras a los que daba las placas y el número de éstas para poder justificarse ante la Policía en caso de ser detenido con el argumento de que él no podía saber quiénes eran sus clientes.
El 3 de enero de 2000 agentes de la Brigada de Información de Bilbao recuperaron en un piso del comando Vizcaya una serie de placas. Su análisis por la Comisaría General de Policía Científica reveló que procedían de la misma fábrica que las que se intervinieron, por ejemplo, en un vehículo utilizado en su día por Patxi Rementería. Este murió en agosto de 2000 junto a otros tres terroristas al estallar en Bilbao el coche bomba en el que viajaban . Tras nuevos cotejos se llegó hasta la empresa fabricante, en Barcelona, que a su vez facilitó la lista de todos sus clientes.
Los investigadores fijaron pronto su atención en una tienda de Éibar, Recambios Automóviles Muñoa S.L . Al principio, porque era propiedad de Ibon Muñoa, edil batasuno de la población, y más tarde por otro dato especialmente relevante: la empresa Eman Consulting, en la que trabajaba Miguel Ángel Blanco, era la que le llevaba la contabilidad del negocio.
Un cliente inesperado
Había que confirmar, no obstante, que las placas de matrícula intervenidas a los etarras habían sido troqueladas en esa tienda. Para ello, un inspector jefe, hoy alto cargo del Ministerio del Interior, se acercó con su vehículo particular al establecimiento y compró un juego. Los análisis de Científica fueron determinantes: la troqueladora utilizada para confeccionar las placas del policía era la misma que las de los coches de los terroristas.
Durante la investigación sobre Muñoa la Policía llegó a arrestar en Francia a uno de los enlaces que Txapote utilizaba . Pero pasaban los meses y García Gaztelu no caía, de modo que en octubre de 2000 se decidió detener a Ibon.
El concejal batasuno hizo varias declaraciones en dependencias policiales, en las que además de confesar que era colaborador de ETA y los trabajos que realizaba para la banda, reveló la identidad de los pistoleros que habían asesinado a Miguel Ángel Blanco . Eran las siete de la tarde del 19 de octubre de 2000. «Sobre principios de julio de 1997 (…) los miembros del comando (García Gaztelu, Gallastegui y Geresta Mújica) le piden que coja sitio con su vehículo en el barrio de Ardanza, próximo a la estación del tren de Éibar, con el fin de guardar un espacio, ya que los liberados iban a colocar otro coche. Para esto los miembros del comando poseían una copia de las llaves del vehículo del declarante».
«Que el objetivo de la acción era el secuestro de un concejal del PP de la localidad vizcaína de Ermua que trabajaba en la empresa Eman Consulting de Éibar con el coche de los miembros liberados y si éste fallaba, abandonarían dicho vehículo y tomarían el del declarante que previamente tenían aparcado en la calle Barrena de Éibar».
«Que sabe que dicho secuestro lo habían intentado un día antes y que el declarante desde la tienda donde trabajaba vio pasar alrededor de las 15.10 horas a Oker por delante de la misma, que se encuentra a unos 200 metros de la empresa Eman Consulting en la que trabajaba el concejal».
«Que ese mismo día regresa a su domicilio y se encuentra a los tres miembros del comando y le dicen que el secuestro no se había podido realizar ya que el concejal del Partido Popular no había aparecido y que al día siguiente lo volverían a intentar ».
«Que al día siguiente el declarante, cuando se encuentra en su trabajo escucha a través de la radio que la organización terrorista ETA ha llevado a cabo el secuestro (…) Que posteriormente, en el mes de septiembre u octubre de 1997 regresan nuevamente al piso Jon (Txapote) y Amaya (Irantzu Gallastegui) confirmándole la autoría de la acción sobre el concejal Miguel Ángel Blanco . Una vez en su vivienda discuten sobre el resultado de dicha acción y lo que ello había supuesto para el nacionalismo vasco. Que Jon le manifiesta que esas acciones hay que valorarlas a un año vista».
Pero además Ibon Muñoa revela que en julio de 1999 vuelve a tener noticias de Txapote , cuando éste le solicita una cita para el 31 de julio de 1999 en Azur (Las Landas), en Francia. El punto concreto era la plaza de la Iglesia y luego le emplaza también para el último sábado de septiembre en otra población cercana, de la que dice que «tiene una plaza de toros».
Muñoa «canta» absolutamente todo e incluso recuerda cómo Txapote y su pareja le echaban de su casa cuando querían mantener relaciones sexuales. Fue condenado por el secuestro de Miguel Ángel Blanco y también por el resto de informaciones que hizo para ETA, entre ellas las de su compañero concejal del PP en Éibar Ramón Gómez Ugalde o la de Regina Otaola.
La confesión del concejal batasuno sirvió a la Policía para montar dispositivos de vigilancia en aquellos lugares de Las Landas en los que Txapote había citado a Muñoa. Fueron meses de intenso trabajo por parte de la Policía hasta que al año siguiente, en 2001, los investigadores consiguieron detectar un coche robado en uno de los puntos marcados por Muñoa .
Los agentes balizaron el vehículo y poco después se comprobó que lo utilizaba Txapote . Se dudó sobre si había que seguirle un tiempo para localizar más etarras, pero el peligro era grande. Se le había escapado dos veces ya a la Policía francesa.
Mientras comía
El momento elegido, apenas tres o cuatro días después de su localización, fue el 22 de febrero la hora de comer, cuando compartía mesa y mantel con un individuo en Angley . Eran las 14.10, en la terraza del Havana, en el barrio costero de Sable d’Or, donde disfrutaba del sol y de las vistas al mar. Su compañero era Stephan Robidart, de Haika, con el que trataba asuntos del llamado impuesto revoucionario.
En el momento de su detención, Txapote iba armado con una pistola automática, con una bala en la recámara , y llevaba documentos de identidad falsos y 12.000 francos franceses (unas 300.000 pesetas). No tuvo oportunidad de ofrecer resistencia a los agentes galos que realizaron el arresto -se sentaron en una mesa próxima a él- y que se echaron encima de él en segundos. Llevaba una agenda con las decenas de comandos a su cargo. Nunca pudo imaginar que unas placas de matrícula iban a provocar su caída.