La hora de los «lobos solitarios» y los «terroristas por imitación», la estrategia terrorista de Daesh

En estos dos años, las amenazas de ataque a Europa han sido constantes, y frecuentes las que aluden a España

La Policía Nacional detiene a un hombre acusado de reclutar terroristas en San Martín de la Vega EFE

ABC.ES

El 29 de junio de 2014, primer día entonces del ramadán, el ISIS (Islamic State of Iraq and Syria) anunció la creación de un califato islámico independiente y designó como califa a su líder, Abu Bakr al-Baghdadi. En el mismo comunicado de la proclamación se exigía lealtad a todos los musulmanes y se les hacía una promesa: «Si obedecen, ustedes conquistarán Roma y se adueñarán del mundo, si Alá quiere».

El califato proclamado tenía como objetivo revolucionar todas las fronteras de Oriente Medio y cuestionar las trazadas, muchas de ellas resultado de los acuerdos de paz que siguieron al final de la Primera Guerra Mundial. Abu Bakr al-Baghdadi, el líder de la organización terrorista asentada en Siria e Irak , contaba por entonces con 100.000 combatientes a sus órdenes . El núclero duro de la formación se nutría de exoficiales del partido Baas de Sadam Husein, que tanto los chiíes iraquíes como los Estados Unidos trataron de aniquilar desde la invasión norteamericana en el 2003.

En esos primeros momentos, las reivindicaciones territoriales del autoproclamado califato eran ambiciosas: según los mapas difundidos a través de las redes sociales Facebook y Twitter, los terroristas pretendían extender sus dominios desde los Pirineos a la frontera sur de Kenia y de Pakistán a Finisterre . Precisamente, el objetivo del líder de la organización, Abu Bakr al-Baghdadi, consistía en que los ríos Tigris y Éufrates no limitasen las fronteras de sus dominios. Los países europeos afectados por esas ansias eran numerosos: España y Portugal, gobernados por los árabes durante varios siglos, o Grecia, Rumanía, Bulgaria y Austria se encontraban entre ellos.

Europa, en el punto de mira

Las ansias expansionistas y el recuerdo de la dominación musulmana de la Península Ibérica han alimentado el imaginario del grupo terrorista. No resulta baladí que, en estos dos años, las menciones a Europa hayan sido constantes , y frecuentes las que aluden a España. El profesor de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide Manuel R. Torres Soriano documentó en un detallado informe 22 en 2015, ocho referidas a Al Ándalus y otras con referencias explícitas a Ceuta, Melilla o los atentados del 11-M. Solo en el primer trimestre de 2016 ya se han contado 19 amenazas.

La lucha antiterrorista entiende como la «biblia» de la yihad moderna un libro de 2004 del dirigente sirio de Al Qaida Mustafa Setmarian —nacionalizado español por matrimonio en los 80, del que se duda que siga vivo—, que describe el plan maestro a seguir contra Occidente . En él se plantean las etapas de las organizaciones clandestinas o las de los conflictos armados abiertos, que de fracasar deben dar paso a un «tercer modelo». Se trata de lo que el autor de este manual denomina «la escuela de la yihad individual y las células pequeñas», que actuarían desconectadas, organizadas por cuenta propia y espontánea, aprovechando la dificultad de las Fuerzas de Seguridad para detectarlos. En esas instancias se reconoce que para España, como para Europa, estos terroristas —muchos de los cuales se han «autorreclutado», actúan por imitación, sin vínculos formales con Daesh— s on hoy la mayor preocupación .

Aunque la amenaza terrorista persiste, lo cierto es que los días en los que la organización incrementaba su poder parecen haber llegado a su fin. Daesh, que conoció la bonanza económica sus primeros días, vive ahora una situación muy distinta. En 2014, el autodenominado Estado Islámico logró hacerse con gran parte del negocio petrolero de Siria , obteniendo ingresos y combustible para llevar a cabo sus ofensivas tanto en Siria como en Irak . Sin embargo, desde noviembre de 2015, los ataques de la coalición han cortado esos ingresos en un 40%. En su punto más álgido consiguieron producir más de 44.000 barriles al día en Siria e Irak, para ganar entre 1 y 2 millones de dólares al día, según estimaciones de la «CNN». Las pérdidas territoriales también han influido. Si la ofensiva conjunta de las tropas del régimen de Al Assad y las rusas logró liberar la ciudad siria de Palmira, la batalla se libra ahora en la localidad iraquí de Faluya, uno de los feudos yihadistas.

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