Curri Valenzuela
Guerra de nervios
Un Sánchez de presidente del Gobierno haría la vida bastante imposible a una Susana sin poder por encima de Despeñaperros
Susana Díaz se ha propuesto poner de los nervios a Pedro Sánchez , pero hasta los socialistas andaluces reconocen que la que se está poniendo nerviosa es ella. Tantas expectativas ha creado sobre su poderío para hacerse con las riendas del Partido Socialista que conforme se acerca la fecha tope en la que tiene que decidir si se saca billete del AVE para Madrid se da cuenta de que aún no dispone de los apoyos suficientes para ganarse la secretaría general.
La lideresa del socialismo andaluz tiene ganas. No le gusta el acercamiento de Sánchez a Podemos, ni le vendría bien que su adversario dentro del partido llegara a La Moncloa. La enemistad entre ambos, similar a la que se procesan Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre para poner un ejemplo comprensible en la capital del Reino es tal, que un Sánchez de presidente del Gobierno haría la vida bastante imposible a una Susana sin poder por encima de Despeñaperros.
Fortalecido por el protagonismo adquirido al convertirse en el único candidato a la investidura en el Congreso de los Diputados, Sánchez cuenta con el apoyo de las federaciones socialistas de Galicia, Cataluña, País Vasco, Madrid y Baleares. A Díaz le apoyan desde Extremadura, Aragón y, por supuesto, su Andalucía donde residen el 25 por ciento de los militantes que habrán de decidir en unas semanas a su secretario general nacional.
En esas circunstancias, la andaluza necesita que los suyos tomen nota de que se siente dispuesta a dar la batalla, no la vayan a desanimar por el camino. Y por eso lleva días enviando mensajes de que tiene ya decidido marcharse a Madrid, incluso los detalles de un viaje que, dicen en Sevilla, consistiría en simultanear la secretaría general con la presidencia de Andalucía. Otra cosa es que haya decidido su futuro al cien por cien. Ella es amarrona, por decirlo en términos del mus. Se lo seguirá pensando hasta el último momento y si, mientras tanto, consigue que Sánchez se ponga nervioso, mejor.