El Gordo, ante el juez: «Estaba autorizado por los DAO para dar a Villarejo todos los datos que pidiera»
El exjefe de la UCAO admite que obtenían datos de teléfonos sin autorización judicial
El comisario principal Enrique García Castaño , conocido como «el Gordo» o «Big», quedó en libertad el pasado julio tras declarar como investigado por delitos de cohecho, organización criminal, revelación de secretos y blanqueo. Anticorrupción le acusa de coliderar el «consorcio criminal» creado por el comisario jubilado José Manuel Villarejo.
ABC ha tenido acceso a su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Diego de Egea, el pasado 13 de julio, en la que Castaño realiza gravísimas acusaciones. Algunas de ellas señalan directamente a dos DAO (director adjunto operativo) de la Policía, quienes según él, le ordenaron proporcionar a Villarejo todos los datos que le pidiera al ser el responsable de la UCAO (Unidad Central de Apoyo Operativo).
«Villarejo con su dinero muchas veces nos pagaba a nosotros colaboradores o gente porque no teníamos capacidad económica para hacerlo, él nos dejaba ese dinero y eso lo sabe el director adjunto operativo y el comisario general de Información», declaró a preguntas del fiscal Anticorrupción Miguel Serrano . Durante la comparecencia se le interrogó sobre las comprometedoras grabaciones que guardaba Villarejo en su casa -y que García Castaño aseguró desconocer que las había realizado su antiguo «tronco»-.
Los audios se remontan a 2005 , igual que los pagos que habría recibido el comisario, según la Fiscalía, por facilitar al entramado de Villarejo datos reservados. El Gordo negó haber cobrado y lo achacó a las fanfarronerías de su antiguo colega y a que adelantaba dinero de su bolsillo a la Policía en algunos momentos.
«Por qué dice yo con cinco me conformo, con cuatro también y Jose Manuel dice: “Terminamos todos presos”. ¿Qué significa?», le pregunta el fiscal.
«(...) El señor Villarejo cuando había problemas económicos para pagar a las fuentes que teníamos en la propia Policía, en Judicial y en Informacion, utilizábamos al señor Villarejo , y él nos decía: “Aquí tenéis tres mil o cuatro mil, cinco mil o dos mil para quien haga falta hasta que os lleguen los fondos reservados (...)».
Anticorrupción sostuvo en su comparecencia en la que pidió prisión sin fianza para Castaño la siguiente acusación: «Las conversaciones ponen de manifiesto la fundación de un consorcio criminal entre dos mafiosos que guiados exclusivamente por el ánimo de lucro van a tratar de poner en marcha un plan para hacerse ricos teniendo siempre como cobertura su función policial. Tienen ese leit motiv permanente, el ánimo de lucro, el aprovecharse de su función policial , el burlarse de esos puestos que desgraciadamente desempeñaban, siendo además muy sensibles para la seguridad del Estado».
Para la Fiscalía no hay exculpación posible a la vista de la documentación encontrada con listados llamadas y otros datos reservados proporcionados por «el Gordo» a Villarejo y encontrados tanto en la casa de este último como en los registros de otros investigados.
El que fuera responsable de la UCAO admitió que obtenían titularidades telefónicas sin autorización judicial , sin mandamiento. «No se hacía con mandamiento judicial la forma de trabajo que hay aquí en la Comisaría General de Información y en otros sitios y en esta casa, en la Audiencia Nacional... si cada vez que yo pido un titular de un telefóno, hablando de ETA, por ejemplo, que aparece en un listado y el amigo de la compañía te lo da, aquí se acepta... el propio juez me dice: “Enrique, ¿tú no tienes acceso para pedirlo y venir aquí a joder (...)?». «¿Está usted diciendo que la Audiencia Nacional consentía atajos?», interviene el fiscal. «Yo no digo que consintiera atajos, si no lo que me decían los jueces ».
A la pregunta de si sabía que Villarejo quería datos para sus trabajos particulares, responde: «Esa era la comidilla que teníamos todos los compañeros como nadie le decía nada entonces todos suponíamos que esas empresas ese entramado estaba permitido por la cúpula policial y se usaban para trabajo policial, si no aquí quedan vivos cuatro subdirectores generales que pueden venir aquí y preguntarles a ver si sabían que tenía empresas o si han estado incluso en alguna de sus empresas».
En ese sentido admitió: « Villarejo dependía del DAO ; el DAO me decía tú los datos que te pida se los vas dando». Señaló la estrecha relación que tenía Villarejo tanto con Eugenio Pino, el anterior número dos de la Policía como con Miguel Ángel Fernández Chico (ya fallecido). A preguntas de su abogado recalcó que él no podía negarse a darle ninguna información porque tenía autorización de los dos máximos responsables de la Policía. Y añadió que las dudas sobre los trabajos privados de su excolega las había compartido con Pino. «Le dije que utilizaba la información para sus chanchullos ».
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