El Gobierno suaviza el órdago pero no cambia su oferta a Podemos

La vicepresidenta Carmen Calvo dirigió un Consejo de Ministros del que salió un mensaje más constructivo

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.
Víctor Ruiz de Almirón

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El Gobierno quiso trasladar ayer a Unidas Podemos un mensaje de buena voluntad para alcanzar un acuerdo, a la vez que intenta corregir la sensación de que un eventual adelanto electoral sería consecuencia de su voluntad. La comparecencia de la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, ayer tras el Consejo de Ministros mostró un discurso más calmado, en el que no hubo ultimátums. Aunque sí se apremió a no dar por perdida la investidura que se celebre en el mes de julio.

«Tiene que quedar claro que el Gobierno no quiere ir a nuevas elecciones, y no quiere hacerlo a pesar de los sondeos y por respeto a la ciudadanía», manifestó Celaá, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. La claridad del mensaje contrasta con la dureza empleada en la víspera por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que aseguraba que «no habrá segunda vuelta». Transmitiendo así que o se apoyaba a Sánchez ahora o se iría a elecciones. Ayer, Celaá no avaló ese mensaje y dejó abierta la puerta a un segundo intento: «Una vez que se pone en marcha el reloj de la democracia, a partir de ese día, hasta dos meses hay posibilidad de poder volverse a presentar . Hasta ahí puedo llegar, más no puedo porque depende del candidato. Una vez que el candidato vea, él decidirá la estrategia a seguir, como siempre».

Las palabras de Celaá se enmarcan más en la línea de la posición que abandera la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. No es casualidad que la portavoz saliese con este mensaje el día que ella presidía la reunión semanal del Gobierno con motivo de la presencia del presidente Sánchez en Japón por la celebración del G-20. De hecho, la única referencia de Celaá a una nueva cita electoral fue para rechazar que el Ejecutivo quiera llegar a ese punto.

Desde el Gobierno se sigue transmitiendo el convencimiento de que Iglesias no bloqueará la investidura de Sánchez. No presionar con otras elecciones y pensar en un acuerdo ya es un mensaje de buena voluntad a Iglesias: «Estamos en trabajar en esa investidura profundamente en julio» , dijo Celaá. Desde La Moncloa se quería transmitir ayer que «nadie» está pensando en nuevas elecciones y en privado se reconocía que la incertidumbre de unos nuevos comicios es muy alta. Además de que nada garantiza una suma diferente en caso de repetición electoral.

Otros altos cargos insistían en esa idea, en que nadie tiene el escenario electoral como prioridad y en que el coste reputacional para la política de una nueva repetición electoral como la de 2016 sería muy alto. Un sentir que es compartido en diferentes esferas del partido, donde, como informó ayer ABC, se enumeran diferentes factores de riesgo en caso de repetición electoral .

El mensaje es distinto al que se ha transmitido desde hace semanas, cuando fue el secretario de Organización, José Luis Ábalos, el que puso sobre el tapete por primera vez una repetición electoral. Aunque él quiso matizar que no fue advertencia sino descripción de lo que sucedería al no haber acuerdo. Pero todos los mensajes públicos o privados de los últimos días tenían un carácter más contundente: «Con acuerdo o sin acuerdo vamos a la investidura», era la consigna oficial que ayer el Gobierno suavizó para poner el foco en la necesidad de acuerdo.

Eso sí, los términos de la propuesta que Sánchez hace a Iglesias no cambian: «Es una propuesta de enorme contenido, de enorme entidad», defendió Celaá, reclamando a Unidas Podemos un paso más. «Necesitamos recibir respuesta a esa propuesta. Hagámoslo en julio». La portavoz también quiso corregir la idea de que la intención sea forzar una investidura fallida: «Queremos presentarnos con la fuerza de los votos que necesitamos para sacarla (...) No nos ponemos en ese escenario de una investidura fallida. Sería frívolo pensar que lo que podemos hacer en julio lo podemos llevar a septiembre ».

El argumento del Gobierno es que con Podemos en el Consejo de Ministros se hace más compleja la participación de terceros actores, imprescindible al no haber mayoría absoluta: «Es necesario aportar espacios para que otras fuerzas políticas puedan también incorporar sus propuestas».

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