Un Gobierno a golpe de incoherencias: «decretazos», socios nacionalistas y elecciones en 2020

En los siete meses que Sánchez lleva en La Moncloa, las acciones de su Ejecutivo han ido en contra de muchas de las promesas que hicieron desde la oposición

Pedro Sánchez, ayer en La Moncloa EFE

Adrián Marina

Desde que llegó a La Moncloa, el Gobierno encabezado por Pedro Sánchez se ha visto envuelto en multitud de contradicciones. Las promesas de cuando eran oposición se transformaron en hechos totalmente opuestos al llegar al poder. Empezaron por el rechazo a gobernar «en precario» y dependiendo de los nacionalistas , pero fueron más allá a la hora de decir cuándo convocarían elecciones generales o cuándo debería usar un Ejecutivo el Decreto Ley.

Los «aliados» de la moción

A principios de 2018, Joan Tardà (ERC) anunció en La Sexta que si el PSOE planteaba una moción de censura, la apoyarían. La respuesta de José Luis Ábalos, actual ministro de Fomento, fue tajante: «Estos no pueden ser aliados nuestros, ni siquiera para una moción de censura». Confirmó que la propuesta les había llegado, pero la rechazaron asegurando que ir de la mano de los independentistas implicaría «tener un Gobierno en precario y dependiente de fuerzas políticas que no son aliadas y que no comparten nuestra visión de España».

Elecciones cuanto antes

Cuando varios meses después el PSOE hizo oficial que presentaría una moción de censura para apartar a Mariano Rajoy del poder, Ábalos llegó a afirmar que «las elecciones serían lo antes posible». Sin embargo, ese «lo antes posible» se convirtió en la «aspiración» de Sánchez de «agotar la legislatura» y «convocar las elecciones en el año 2020» , tal y como anunció el ahora presidente del Gobierno a mediados de junio, poco después de ganar la moción.

La trampa para aprobar los Presupuestos

El «Gobierno en precario» del que hablaba Ábalos finalmente llegó a La Moncloa, pero tenía —y tiene— por delante la tarea de aprobar los Presupuestos. Para lograrlo, el PSOE debía sortear el veto del PP en el Senado, donde los populares tienen mayoría absoluta. Introdujeron entonces una enmienda a la Ley de Reforma del Poder Judicial que eliminara esa capacidad de veto de la Cámara Alta, un asunto que nada tenía que ver.

Pero la argucia empleada por los socialistas fue llevada al Tribunal Constitucional (TC) por ellos mismos años antes , en 2003, cuando el Gobierno de Aznar enmendó en el Senado la Ley de Arbitraje para impulsar una reforma del Código Penal que tipificara la celebración de referendums. Ocho años después, el TC indicó que las enmiendas deberían tener «una mínima relación de homogeneidad material con los proyectos de ley remitidos por el Congreso».

Uso de los decretos

En 2012, cuando Sánchez aún estaba lejos de soñar siquiera con La Moncloa, publicó un tuit en el que se mostraba bastante contrario a gobernar por «decretazos». En concreto, afirmó: «¿Se cambia un país por Decreto? ¿Sin el concurso de los actores que luego deben llevarlo a la practica? ¿No es mejor acordar antes que imponer?».

También en 2015 acusó al PP de utilizar «una figura prevista para situaciones excepcionales», el Decreto Ley, como método habitual para legislar. Sin embargo, en sus diez primeros Consejos de Ministros, Sánchez aprobó tantos decretos leyes como Aznar —siete— y tres más que Rajoy en el mismo tiempo.

Monarquía o república

Más allá de sus acciones en el Gobierno, una de las grandes contradicciones del PSOE se da en su posición sobre la Monarquía, una postura que Sánchez ha intentado aclarar de una forma un tanto ambigua. Se declaró republicano en una entrevista concedida a Onda Cero en abril de 2016 y decía que lo era sobre todo por «tradición familiar», pero aseguró que creía que la mayoría de republicanos se sentían «muy bien representados en esta Monarquía parlamentaria».

Sin embargo, las Juventudes Socialistas de España (JSE) no parecen estar tan de acuerdo. El mismo día que Sánchez hablaba en la radio, los socialistas más jóvenes lanzaron un comunicado en el que apostaban por una III República como «punto de encuentro y convivencia ciudadana» y reclamaban la igualdad de los ciudadanos en el acceso a la Jefatura del Estado. Llevaron este asunto hasta el Congreso Federal del PSOE de 2017, pero Sánchez consiguió que se retirara del debate en el último momento.

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