Un Gobierno contra las cuerdas
Sánchez fía su mandato a sacar los Presupuestos y a que Puigdemont no provoque su caída precipitada
Menos de dos meses después de llegar a La Moncloa Pedro Sánchez se encuentra a la defensiva. El impulso y el efectismo de sus primeros movimientos ha dado paso a la constatación de una debilidad parlamentaria que sitúa a España ante una disyuntiva traumática: o el Gobierno no puede gobernar o lo hace incluyendo en la ecuación a ERC y PDECat. Una realidad que Sánchez ya conocía y pese a la que no ha dudado en asentarse en el poder con vocación de continuidad y acometiendo cambios de enorme calado en toda la estructura de nombramientos de la Administración. La tercera opción es la convocatoria de unas elecciones generales que Sánchez no desea que sean tan pronto . Pero en el seno del propio Ejecutivo se reconoce que agotar la legislatura parece ya imposible. El presidente tiene la potestad de controlar cuándo llama a las urnas, pero el control de los tiempos políticos se le empieza a escapar.
«El Gobierno bonito»
Los primeros días de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno fueron positivos en términos de marca personal y de imagen para el PSOE. No en vano, apenas unas semanas antes el partido estaba tercero en las encuestas y la posibilidad de alcanzar el poder en la siguiente convocatoria electoral parecía remota. Sánchez apuntaló esas sensaciones formando un Gobierno que en el primer vistazo dejó a sus rivales sin mucho margen de respuesta. El nuevo Gobierno ha vivido con comodidad hasta esta semana por el shock que todavía sentían sus rivales políticos, especialmente el PP.
Dimisión y primera crisis
Pero el clima de idilio empezó pronto a desgastarse. Apenas seis días después de que prometiera su cargo en el Palacio de la Zarzuela como ministro de Cultura y Deporte Màxim Huerta se veía forzado a dimitir tras conocerse que había defraudado más de 200.000 euros a Hacienda al tributar sus rentas personales mediante una sociedad. El que había sido una apuesta personal de Sánchez para el gabinete abandonaba convirtiéndose en el ministro más breve de la democracia.
RTVE: asalto y ridículo
Una de las primeras decisiones del Gobierno fue la aprobación de un Real Decreto Ley para forzar el relevo en el Consejo de Administración de RTVE ante el fin de mandato de José Antonio Sánchez como presidente. Este caso dio pistas ya de lo que iba a pasar los próximos días. El PSOE pactó con Podemos que los de Pablo Iglesias tuviesen la mitad del nuevo consejo.
Después de desgastar a varios profesionales de los medios y tras un primer choque entre los socios se llegó a una solución. Mayoría para Podemos a cambio de aceptar un nombre para la presidencia que no gustaba a los de Iglesias. El PNV aparecía en esta ecuación como fiel escudero. Faltaban ERC y PDECat. El portavoz de ERC, Joan Tardà, asistió a las comparecencias en el Congreso de la vicepresidenta, Carmen Calvo, y de la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, con la extorsión preparada. A ambas exigió que dijeran públicamente que en la reunión que Pedro Sánchez y Quim Torra iban a mantener días después se iba a «poder hablar de todo», en referencia al referéndum de autodeterminación. Si lo hacían, su partido apoyaría al Gobierno en el proceso de RTVE. Y lo hicieron. Pero el destino reservaba una sorpresa. Inmersos en un largo proceso de votaciones en Congreso y Senado, en la última votación para elegir al nuevo Consejo todo se torció . Dos diputados ausentes y dos errores impidieron que la nueva dirección saliese adelante. Demostrando que estábamos ante un Gobierno expuesto al más mínimo fallo. El viernes el Gobierno logró nombrar a Rosa María Mateo como administradora única para apenas unos meses, porque el concurso público ya está en marcha.
La debilidad parlamentaria
En la votación de esta semana sobre los objetivos de estabilidad presupuestaria el Gobierno ha tenido una prueba más de lo frágil que es su coalición . Unidos Podemos, ERC y PDECat han dejado muy claro que el apoyo en la moción de censura no es un cheque en blanco para gobernar. En el Gobierno no se esperaba esta derrota en el Congreso, que ha visibilizado diferencias de criterio sobre los próximos pasos entre la vicepresidenta y la ministra de Hacienda.
La sombra de Puigdemont
La toma de control del PDECat por parte de Carles Puigdemont y la extensión de su influencia al grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados preocupa y mucho al Gobierno y al PSOE. Solo así se explican las palabras de la portavoz Isabel Celaá de que el Gobierno no aguantaría «más allá de lo razonable» . Aunque ella misma y luego el presidente han insistido en agotar la legislatura, lo cierto es que el mensaje que llega desde La Moncloa es que el «escenario ha cambiado».
¿Cuándo llamar a las urnas?
«Vestir un poco mejor el muñeco». Palabras de un dirigente del PSOE para explicar que el Gobierno tiene que dar la sensación de buscar avances en temas importantes (Presupuestos y Cataluña) y convocar las elecciones si no logra avances. Dotando al Gobierno del discurso para la campaña electoral: necesito una mayoría más fuerte. Tras incumplir el compromiso de llamar a las urnas «cuanto antes» se reconoce que la pretensión de agotar la legislatura es ya una quimera. Pero verse obligados a unas generales antes de las municipales y autonómicas alteraría seriamente los planes.
La exigencia del pasado
Presupuestos y Cataluña son los dos objetivos clave para Sánchez. Y la duración del mandato depende de la conjunción de ambos. El Gobierno va a necesitar el apoyo de PDECat y ERC para sacar las cuentas. Sin contar con que Unidos Podemos tampoco lo pondrá fácil. La voluntad de Sánchez es presentar como mínimo el proyecto. Pero la negativa de Puigdemont daría al traste con todo. Y si Sánchez no logra aprobar los Presupuestos aparecerá ante él la exigencia que él mismo hizo a Mariano Rajoy este año: «Si no aprueba los presupuestos y no anticipa las elecciones, yo le exigiré que, por obligación con la ciudadanía y por responsabilidad institucional, tendrá que someterse a una cuestión de confianza».