Curri Valenzuela

El Gobierno aburrido

Curri Valenzuela

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El Gobierno se ha vuelto aburrido: ni escándalos, ni broncas ni luchas internas por el poder, ni decisiones sorprendentes, ni enfrentamientos con la oposición. Una situación extraña después de cuatro años de mayoría absoluta del PP y otro más de campañas electorales que permite a Mariano Rajoy gobernar como le gusta, con tranquilidad y sosiego.

La bronca ha desaparecido del Ejecutivo. Disuelto el G-8, no queda ningún ministro descontento porque los medios de comunicación controlados por la vicepresidenta se ensañan con él/ella. Soraya Sáenz de Santamaría ha perdido esas competencias y nadie sospecha que Íñigo Méndez de Vigo vaya a consentir de manos cruzadas que Wyoming la emprenda contra uno de sus compañeros de Gabinete.

Ana Pastor preside el Congreso, Jorge Fernández Díaz se ocupa de su salud y José Manuel García Margallo se ha convertido en tertuliano de gala de todos los perejiles. Solo María Dolores de Cospedal en Defensa y Juan Ignacio Zoido en Interior escapan del control de la «vice», pero sus puestos son de despacho directo con el presidente. Y únicamente Luis de Guindos y Cristóbal Montoro se miran de reojo con suspicacia, en especial cuando el titular de Economía se mete a negociar con Ciudadanos por su cuenta y riesgo los Presupuestos que prepara Hacienda a sus espaldas.

Las noticias que el Gobierno proporciona estos días son tan aburridas como las del debate sobre el techo del gasto, relegado a las páginas de Economía de los periódicos. Hasta que el ciudadano de a pie no compruebe -cuando se presenten los Presupuestos- cuánto suben las pensiones y los sueldos de los funcionarios no prestará el menor interés, lo cual deja al Gobierno en paz para negociar con las Comunidades Autónomas las cuentas del año que viene, algo que Montoro sacará adelante con comodidad.

La mejor manera de garantizarse el apoyo del PSOE a los Presupuestos es acordar su contenido con los dos presidentes autonómicos que manejan su Gestora, Susana Díaz y Javier Fernández, necesitados de nuevas transferencias para Andalucía y Asturias. Y en eso está.

Las otras noticias del Ejecutivo tienen que ver con acuerdos, ya dijo Rajoy que lo negociaría todo. No va a poner en riesgo su Gobierno por la oposición a la reválida. Pues no habrá reválida. Punto y final al debate sobre la LOMCE. Tampoco sobresaltos en el congreso del PP de febrero. Mientras PSOE, Podemos y Ciudadanos se despellejan, el presidente se ha apuntado a lo de «No news is good news». Cuanto más aburrido, mejor.

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