De futbolista del Sevilla a ingeniero en Alemania
En el CETI desbordado conviven 25 nacionalidades. No todos son subsaharianos. Hay quien se paga un avión desde Bangladesh para poder cruzar a Europa
Maurice Sheka, de Costa de Marfil, ha venido a España a ser futbolista profesional. No del Real Madrid o del Barcelona, aclara con urgencia, «del Sevilla» y su amigo Igriss que está al lado llegará a Alemania a estudiar Mecánica. Forma parte del negocio de las mafias prometer un futuro de fábula a los jóvenes a los que cobran tres mil euros por guiar hasta la valla organizados como un ejército de asalto, aunque luego casi ninguno reconoce haber pagado un céntimo.
Los sueños por los que se juegan la vida y todo lo que tienen están más cerca una vez en el desbordado Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde el Ministerio de Empleo gestor no ha autorizado a este diario a entrar, y a la hora del pernocta aparecen internos que no responden a los perfiles acostumbrados. Es el caso de Perdus, venido desde Bangladesh en dos vuelos -primero a Teherán y de ahí a Rabat-que deben costar un dinero, y que asegura que han utilizado también otros once compatriotas que están con él.
Perdus es de mediana edad y no habla ninguna lengua occidental. Ayudado por su móvil 4G busca cómo decir que todos entraron por la valla hace un mes, como también los argelinos Kassim, su esposa y su hijo de dos años, aunque ellos no lo hicieron saltando, sino andando por un paso regulado gracias a un pasaporte falso comprado en Marruecos. Y están esperando respuesta a su petición de asilo , a sabiendas de que Argelia no cumple requisitos para que se les reconozca el estatus de refugiado y, en tanto, van y vienen al CETI en taxi, lo nunca visto.
Ceuta coexiste con un profundo sentimiento de solidaridad con esta inmigración irregular, siempre en tránsito por esta ciudad de 19 kilómetros cuadrados, y donde es generalizada la opinión de que no tienen una incidencia negativa en el día a día ni causan problemas . Con condición de anonimato por delante, hay autoridades que entienden que se está produciendo un efecto llamada al margen de la desesperación y de la pobreza. Se cree que empieza a buscar la vía a Europa por este territorio personas con cierta capacidad económica, lo indica su presencia física o los cortes de pelo modernos, y que hay un número de subsaharianos que pudieran ser militares. Uno de ellos se levantó y se puso firme no hace mucho para recibir a una visita en el CETI.
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