Fraternidad ibérica a golpe de simpatía

Las anécdotas y el talante positivo presidieron el doble acto protagonizado por el Rey Felipe, el presidente Rebelo de Sousa, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro Antonio Costa en Badajoz y en Elvas para subrayar el reencuentro de los dos países

Francisco Chacón

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Han sido t res meses y medio de accesos cerrados , de una frontera siempre amiga pero que, en plenas circunstancias excepcionales a causa de la pandemia, tuvo que optar por ejercer el control y el veto para blindar a España, para blindar a Portugal.

Solo así ha sido posible evitar males mayores, con solo nueve puestos fronterizos abiertos en todo este tiempo y una enorme voluntad de recuperar el tránsito libre.

Por eso la mañana de este miércoles 1 de julio estaba señalada como el día D para subrayar el reencuentro. La ocasión merecía una cuádruple presencia al más alto nivel ibérico: el Rey Felipe y el presidente de la República lusa, Marcelo Rebelo de Sousa , al lado de los respectivos jefes de Gobierno: el presidente de España, Pedro Sánchez , y el primer ministro portugués, Antonio Costa .

En el exterior de la Alcazaba de Badajoz, estaban también el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara , y el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso .

Su Majestad había sido recibido en el Museo Arqueológico Provincial, donde arrancó un acto que saltó posteriormente a Elvas, a solo 15 minutos en automóvil de la capital pacense.

A lo largo de la velada matutina a uno y otro lado, los asistentes pudieron comprobar «in situ» la simpatía y los detalles cercanos del Rey Felipe. Así, por ejemplo, cuando se bajó del coche, le salió espontáneamente estrechar la mano de Pedro Sánchez , recién llegado de un viaje a Mauritania. Sin embargo, se apercibió enseguida de que el contexto de crisis sanitaria desaconseja el contacto físico, de modo que él mismo esbozó una sonrisa mientras continuaba el desarrollo de una cita celebrada en medio de la esperanza por recuperar el flujo económico hasta ahora interrumpido.

Además, en la primera ciudad del lado portugués, el monarca y las autoridades españolas y portuguesas supieron ver la idoneidad de saltarse el protocolo para charlar con algunos vecinos que rodeaban a la comitiva. «¡Viva el Rey!», decían algunos; «pronto vendrá la República», se animaron a expresar otros. Todo con la corrección por bandera, sin que en absoluto se produjera ningún incidente. Así transcurrió este símbolo del nuevo renacer sin perder de vista los repuntes que salpican los territorios tanto de España como de Portugal.

Hasta Pedro Sánchez pareció sumarse al talante de la sencilla ceremonia, definida por la concordia y por el ambiente positivo, y no dudó en decirle al primer ministro Costa: « No puedo darte un abrazo, querido Antonio ». Otra muestra más de que los dos lados de la frontera deseaban confluir de nuevo y con más intensidad que nunca.

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