La Fiscalía rechaza que se investigue a Ábalos por el «Delcygate»: fue un «acto diplomático»
Pese a las seis versiones distintas que dio el ministro sobre el encuentro en Barajas, el Ministerio Público que dirige Delgado no ve delito y sí imputaciones basadas en artículos de prensa
La Fiscalía que dirige Dolores Delgado ha vuelto a «salvar» a un miembro del Gobierno del que hasta hace unos meses ella formaba parte. Se trata del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, implicado en el «Delcygate». Si hace apenas unas semanas el Ministerio Público informaba en contra de la admisión de las querellas contra el Ejecutivo por la gestión del Covid, ahora lo ha hecho ahora en relación al encuentro secreto de Ábalos con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en Barajas el pasado enero. Según ha adelantado Vozpópuli, la Fiscalía considera que las acusaciones contra el ministro se basan en informaciones periodísticas y cree que no hay pruebas que demuestren que la intervención de Ábalos fuera «más allá de lo estrictamente diplomático».
«Desconocemos, puesto que en las querellas no consta, si el querellado, pese a su presencia en el lugar de los hechos durante cierto tiempo, tomó alguna decisión , es decir, no se individualiza la conducta concreta (...) Tampoco existen indicios de que su supuesta intervención fuera más allá del ámbito estrictamente diplomático, ausencia de indicios que no permite adentrarnos en el campo del delito», señala el documento firmado por la fiscal Ángeles Guillón.
«No olvidemos que, además, y al parecer, la citada vicepresidenta no llegó a entrar en territorio español, sino que se mantuvo en la zona de tránsito hasta que partió en avión con destino fuera del espacio europeo (a Doha, Catar) y que conforme con el Reglamento Europeo y Consejo de 14 de noviembre de 2018, los ciudadanos de Venezuela están exentos de visado«, añade la Fiscalía.
Los hechos tuvieron lugar el pasado 20 de enero, cuando Ábalos se reunió en Barajas y por un breve espacio de tiempo con Delcy Rodríguez , quien se desplazó hasta la sala VIP de la terminal de vuelos privados para esperar la salida de su vuelo a Doha. Según el testimonio de un vigilante de seguridad del aeropuerto, todo esto sucedió «sin que se realizara ni control de pasaportes ni tampoco de maletas».
Vox acusaba a Ábalos de un delito de prevaricación al haber permitido hacer escala en España a la dirigente bolivariana cuando tiene prohibido su paso por territorio europeo desde 2017 por orden del Consejo de la Unión Europea, que le acusa de violar derechos humanos en su país. También le imputaba una posible omisión del deber de perseguir delitos y usurpación de atribuciones, acusaciones, dice la fiscal, «sin fundamento alguno». Ciudadanos también había presentado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por estos hechos.
Hasta seis versiones distintas dio Ábalos de este encuentro que la Fiscalía se niega a investigar en profundidad . Primero, el 23 de enero, negó «de manera rotunda» la información de su reunión con la vicepresidenta de Maduro. Aseguró que acudió al aeropuerto ese domingo para recoger a su amigo , el ministro venezolano de Turismo, Félix Plasencia. Luego dijo que su amigo le pidió que saludara a su vicepresidenta en el avión y le recordó que «lamentablemente no podía entrar en España». Más tarde, en una tercera versión, admitió un contacto «fortuito», con la mandataria del régimen chavista, casi por casualidad. «Un saludo forzado por las circunstancias» . Coincidieron dentro de la aeronave y aclaró que se vieron «unos minutos».
A continuación, en una entrevista Ábalos en «La Razón» Ábalos contó que «llegando al aeropuerto» recibió una llamada del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para informarle de que en ese vuelo viajaba también la «número dos» de Maduro. Marlaska, según Ábalos, le dice «ya que vas, procura que no se baje del avión». Después, en una entrevista en «La Sexta» reconoció que el encuentro con la vicepresidenta venezolana que se alargó «durante 20 o 25 minutos», tiempo en el que, según él, se limitó a transmitir la inquietud del Gobierno y recordarle que no podía pisar suelo español. «Subí al avión, me la presentaron, le dije que era una situación un poco violenta. No abordé con ella absolutamente ningún tema. Si yo quisiera reunirme, hay otros sitios», afirmó. Y diez días después admitió que no solo se entrevistó durante 20 o 25 minutos con Delcy Rodríguez en el interior del avión, sino que también estuvo con ella en la sala VIP de la terminal ejecutiva del aeropuerto de Barajas.