Félix Bolaños priorizó el diálogo con Ciudadanos a una reunión con Yolanda Díaz y Gabriel Rufián
El Gobierno eligió la vía del decreto, ignorando que desde el PP hasta ERC pedían un trámite parlamentario
La víspera del debate se intensificaron los contactos entre el Ejecutivo y los liberales, que llamaron a su vez a UPN
El Gobierno decidió que la reforma laboral tenía que aprobarse mediante decreto , sin la tramitación parlamentaria que reivindicaban formaciones tan antagónicas como el PP o ERC . De hecho, además de la convalidación, avalada 'in extremis' tras el error de un diputado popular, anteayer el Pleno también rechazó la posibilidad de tramitar la reforma como proyecto de ley . A los grupos se les excluía en la práctica de poder modificar o añadir algo al texto que durante nueve meses negociaron la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz , la patronal y los sindicatos , y que se anunció la víspera de Nochebuena.
El propio Gabriel Rufián afirmaba durante el debate que el Parlamento no es un simple «notario» que «sella» los acuerdos, dijo, sino que debe participar en ellos. Una argumentación en la que en las últimas semanas había insistido Pablo Casado , enfatizando que el papel de las Cortes no puede estar supeditado al del diálogo social.
Esa circunstancia dificultó las negociaciones. La consigna de Moncloa era que lo acordado con la CEOE , UGT y CCOO no se tocaba. Y así lo transmitía la parte socialista del Ejecutivo a sus interlocutores, PNV y Ciudadanos (Cs), y la ministra de Trabajo a los suyos, ERC y EH Bildu , con resultados bien diferentes. Fuentes de ERC aseguran que desde el primer momento la negociación encalló porque no había «garantías» de que el PSOE respetase cualquier avance o acuerdo con Díaz o Podemos . Desde el equipo de la vicepresidenta segunda, cuya brecha con Rufián se ha agigantado hasta un indisimulado antagonismo, reiteran que ERC tuvo propuestas sobre la mesa y ni siquiera contestó. «Es mentira», zanjan los republicanos, que describen una negociación presidida por el caos hasta la misma víspera del pleno del jueves en el Congreso . El miércoles por la tarde Rufián telefonea al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños , y alude a un encuentro a tres con Díaz en la sede del Ministerio de Trabajo . Bolaños, según fuentes de ERC, se entera en ese mismo momento y entre los dos deciden que la reunión no se va a celebrar. La prioridad del hombre fuerte del Gobierno, viendo sobre todo que la vía de ERC y Bildu naufraga, es buscar de nuevo la célebre «geometría variable» y mirar a las formaciones de centro-derecha que sí estaban dispuestas a respaldar la reforma laboral: Cs, los cuatro diputados del PDECat y los dos de Unión del Pueblo Navarro ( UPN ). Una vez se confirmó el apoyo de estos últimos la noche anterior a la votación –luego no materializado por la rebelión de sus parlamentarios en Madrid–, el teléfono entre Díaz y los independentistas dejó de sonar. La conversación con el PNV encalló definitivamente la misma mañana del jueves , justo antes del debate.
Gobierno-Cs; Cs-UPN
La víspera, hasta entrada la noche, fue activa por el otro lado de la balanza. Cs se había quejado públicamente del desprecio de Unidas Podemos a su disposición a votar la reforma laboral sin tocar «ni una coma». También, del ninguneo del Gobierno, que no se había puesto en contacto con el partido de Inés Arrimadas para constatar su apoyo.
Aunque fuentes de la dirección de Cs aseguran que su posición no habría cambiado, eso se corrigió el miércoles por la tarde. El portavoz del partido, Edmundo Bal , recibió una llamada de Díaz, quien, como hizo al día siguiente en público, le agradeció personalmente su respaldo. Después, Bal tuvo varios contactos con Bolaños y con su homólogo en el PSOE, Héctor Gómez , hasta que finalmente el ministro de Presidencia telefoneó a Arrimadas. Estas conversaciones fueron claves para que la líder de los liberales hablase con el presidente de UPN, Javier Esparza , momentos antes de que este anunciase el voto a favor de su formación.
Pero sus dos diputados denunciaron anteayer en el Congreso que se les había excluido por completo. Adriana Lastra , la vicesecretaria general del PSOE, negó ayer la mayor y garantizó que el Grupo Socialista habló en primer lugar con Sergio Sayas y con Carlos García Adanero , informa Víctor Ruiz de Almirón . Ambos, durante la mañana del jueves, fueron vistos con diputados del PP y de Vox y los recelos se acrecentaron. Pero según diversas fuentes parlamentarias, Sayas dijo alrededor de las once de la mañana, en presencia de Gómez, Bal, Santos Cerdán e Iván Espinosa de los Monteros , que los dos iban a cumplir con las órdenes de Esparza. La sorpresa fue mayúscula en la izquierda y en el centro cuando se destapó el pastel navarro.
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