Convención nacional del PP

Feijóo reivindica el espíritu «reformista» del PP ante la «trampa del populismo» en la que «ha caído el PSOE»

El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, advierte de que los fondos europeos no consisten en «dinero gratis, con cheques en blanco»

Feijóo, junto a Casado y Rajoy, este lunes en el inicio de la convención nacional del PP en Santiago MIGUEL MUÑIZ

José Luis Jiménez y Pablo Pazos

De derechas, conservador, liberal... « A mí, lo que más me gusta es partido reformista », ha zanjado Alberto Núñez Feijóo durante su intervención en el arranque de la convención nacional del PP, en Santiago, al conducir su coloquio con Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea, hacia lo más puramente ideológico. El presidente de la Xunta y de los populares gallegos ha reivindicado, a partir de ese ADN, dos grandes coordenadas: «estabilidad institucional» y «gestión». Que ha contrapuesto a un PSOE que «ha caído en la trampa del populismo» y «se pasó durante años mirándose al espejo con Podemos». « No nos interesa crispar », ha desechado Feijóo el recetario socialista.

El líder gallego ha subrayado durante la charla (bajo el epígrafe 'Reformismo y solidaridad') que «ninguna empresa» o «familia» puede «vivir en la permanente inestabilidad», justo el terreno en el que mejor se mueve el populismo, los «enemigos» del proyecto europeo. « Cuanta más estabilidad, menos populismo », ha sentenciado. Y aquí ha recordado la famosa frase de Zapatero y su «nos conviene que haya tensión». Algo «contrario» al PP, al que le «interesa diagnosticar y buscar el tratamiento adecuado», en línea con lo apuntado a primera hora de la mañana por Mariano Rajoy, en el coloquio inicial con Pablo Casado.

Siguiendo el mismo hilo argumental, ha lanzado Feijóo una advertencia: «No debemos caer en las trampas» que tienden los populistas. Ni en «postulados nostálgicos», pues «nunca hemos sido xenófobos, insolidarios y reaccionarios; eso se lo dejamos a otros partidos». Ni en mirar con «desconfianza» a las instituciones europeas. Ni tampoco en ver con «pesimismo» el proyecto comunitario. « En esas trampas han caído muchos partidos tradicionales. Por ejemplo, en España, el PSOE », ha apostillado.

La «diferencia básica» entre un partido reformista y los que no lo son, ha defendido, reside en la gestión, en gobernar en lugar de «mantenerse en el poder», y en «desgastarse y que mejore la vida de la gente» en vez de «no tomar ninguna decisión» . Esto último, en velada alusión al Ejecutivo Sánchez, que ha confrontado con las duras decisiones que en su momento tuvieron que tomar tanto Mariano Rajoy como José María Aznar, a los que ha reivindicado.

«La toma de decisiones, saber que el dinero es un bien escaso, susceptible de usos alternativos», y que «tienes que explicar» a qué lo destinas: todo esto es gestión, el motivo, ha dicho Feijóo, por el que se dedica a la política y no al «pensamiento político», y el segundo pilar del espíritu reformista del PP. « Lo otro es inmovilismo », ha rechazado, tras ironizar que, cuando su partido aboga por introducir reformas, los «progres» les tachan de «reaccionarios». Eso sí, ha advertido de que las reformas pueden ser «buenas y malas», y ha puesto el ejemplo de la catedral de Santiago, donde la Xunta ha tenido que enmendar errores de etapas anteriores para proteger y restaurar el templo, en un símil muy del gusto del presidente gallego.

Guiños a Casado

Schinas ha aseverado que «lo que vence al populismo es la buena política», esto es, «reformas, esfuerzo y trabajo» , sin miedo a entrar en temáticas que «ellos quieren instrumentalizar», como inmigración o seguridad. Con el mismo talante proactivo, ha pedido defender Europa no como un ente «abstracto», sino «como un conjunto concreto» de «cosas tangibles». «Defender este modelo de sociedad, de valores, este estilo de vida, es algo que el PP europeo tiene que hacer con convicción, con agresividad, con claridad; no defendiéndonos, sino atacando», ha señalado.

Al abordar el apartado de los fondos europeos para la recuperación frente a la crisis del Covid, ha avisado de que «es un desafío que tenemos que tomar en serio» y que «no se dejará en manos de cada uno», pues además de la Comisión Europea, todos los países estarán al tanto de los proyectos que se financien. El vicepresidente de la CE ha querido ser «muy claro», y ha subrayado que « no será dinero gratis, no se va a repartir a izquierda y derecha con cheques en blanco ». Y en un guiño a Casado, y su objetivo de presidir el Gobierno, le ha dicho que le «tocará» ser quien siga la aplicación de los fondos «más cerca».

Feijóo, al cerrar su alocución, también ha apuntado en la misma dirección cuando, con retranca, ha comentado que la convención nacional del PP ha comenzado por el «final», por Galicia, punto más occidental de Europa, y concluye en Levante, pero ha añadido que nada acaba en este cónclave de una semana, sino que « pretendemos que finalice en la carretera de La Coruña, en Madrid, donde está el Palacio de La Moncloa, con el presidente Casado ».

Falta de credibilidad

En el coloquio previo, 'Desarrollo y competitividad', quedó patente que el rumbo económico del Gobierno siembra múltiples dudas, especialmente en lo tocante a la credibilidad que proyecta en el exterior. El vicepresidente de la CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, abrió el turno de intervenciones con la advertencia de que «vamos a tener vientos de cola», con riesgos globales como el que puede entrañar la inflación, pero también 'domésticos', como la falta de «estabilidad regulatoria», que conlleva cambiar «las reglas de juego de la noche a la mañana» . También reclamó de forma insistente moderación salarial y mejorar el sistema fiscal, para que «recaude más y distorsione menos, alejado de demagogias».

Lorenzo Amor, presidente de ATA, lamentó las «ocurrencias» con los ERTE y alertó de que detecta «demasiada recuperación estadística o de laboratorio, más que una recuperación económica real». En lo que le toca más de cerca, reclamó «reconocer a quien crea empleo y no ir contra él y no ponerle trabas», porque, dijo, « vemos cómo se demoniza la figura del generador de empleo » y «hay que facilitar la vida a quien lo genera» con una «fiscalidad amable», en vez de convertir España en un «infierno fiscal».

José María Abad, asesor del FMI, mostró pesimismo ante la expectativa de que los fondos europeos sean la «palanca» que propicie un crecimiento económico, al tiempo que le «preocupa» que tanto la inflación como la ralentización en ese crecimiento sean más intensos de lo esperado. Posteriormente vaticinó que « tendremos suerte si crecemos un 5% este año», y apuntó hacia un 4,6% .

Moderó la charla Román Escolano, exministro de Economía, quien a su vez puso el acento en el lastre de la deuda y la necesidad de un «marco creíble de políticas fiscales» para disponer de «credibilidad» cuando se retiren los estímulos actuales. En esa misma línea, Fernández de Mesa afirmó, rotundo, que « los inversores no se fían de España en este momento ». Ya no atenaza la prima de riesgo, pero hay otra prima, como glosó en el cierre Escolano, al hilo de las palabras del anterior, la de la inseguridad y la falta de credibilidad, que pueden dañar la inversión, «la pata de la ecuación que es más importante cuidar», resaltó el vicepresidente de la CEOE.

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