La familia de Sololuze espera ahora el juicio para depurar responsabilidades por la tragedia de Zaldívar
El gobierno vasco pudo incurrir en una negligencia
El hallazgo de los restos mortales de Alberto Sololuze cierra la mayor de las heridas de sus allegados. No obstante, el caso seguirá su curso en los juzgados, tal y como recordó ayer la abogada Estefanía Rojo, representante de la familia: «Hay que analizar las causas que han promovido el derrumbe. Si se puede comprobar que la labor del Gobierno vasco ha sido deficiente o negligente podría incurrir en responsabilidades penales », apuntó en RNE.
Fuentes jurídicas sostienen que la mayor carga de responsabilidad recae presuntamente sobre Verter Recycling, la compañía que regentaba el vertedero. De hecho, el pasado julio fueron detenidos tres de sus principales responsables, incluido el dueño, José Ignacio Barinaga. La juez les imputa un delito de homicidio imprudente . Todos quedaron en libertad con la condición de presentarse una vez al mes en los Juzgados de Durango.
Sin embargo, no se descarta que el Ejecutivo de Vitoria pueda también ser responsable por no controlar debidamente lo que sucedía en el vertedero. De hecho, el gabinete de Iñigo Urkullu era consciente de las irregularidades que se estaban cometiendo en la escombrera, e incluso reconoció que estaba a punto de abrir un procedimiento sancionador.
Prueba de ADN
Los forenses de la Ertzaintza han certificado ya que los huesos rescatados de entre los escombros del vertedero de Zaldívar (Vizcaya) son los del trabajador eibarrés, que cuando colapsó la escombrera tenía 62 años. Sus allegados esperan recibir en próximos días los restos óseos para celebrar el funeral.
Todos los indicios apuntaban a que los restos que los especialistas de rescate de la Policía autonómica han venido desenterrando desde el pasado domingo pertenecían a Sololuze. Así lo han ratificado, con un margen de error mínimo, los análisis de ADN.
Aunque en todo momento primó la prudencia, fuentes cercanas a la investigación sostenían desde el mismo lunes que la opción más factible era que el cuerpo perteneciera a Sololuze. De hecho, la ropa que quedó adherida al primer hueso que se descubrió, una tibia encontrada a 23 metros de profundidad, parecía ser la que llevaba puesta el trabajador de Eibar el día de la tragedia.
No obstante, había otros indicios que invitaban a pensar que eran los huesos de Alberto, y no los de Joaquín Beltrán, los que se habían encontrado. Cabe destacar que los restos se encontraban en la zona de la báscula del vertedero , que era en la que trabajaba el guipuzcoano. Igual de esclarecedor fue el hallazgo el pasado miércoles de diferentes objetos personales de Sololuze, incluidas la correa de un reloj y unas gafas.
La última prueba, que deberá contar con el aval de las autoridades judiciales, la han realizado el Instituto de Medicina Legal y el equipo de forenses de la Ertzaintza. Los resultados fueron comunicados a primera hora tanto al juez como la familia.
«El dolor será para siempre»
Concluye de esta manera el capítulo más amargo para los allegados de Alberto Sololuze, que se mantenían en vilo desde el pasado 6 de febrero. El dolor, manifestó este miércoles su sobrina, Helene Alberdi , «será para siempre». Sin embargo, la triatleta bilbaína añadió en redes sociales que el hecho de recuperar el cuerpo de su tío permitirá a la familia «empezar a hacer el duelo como es debido». « Espero que pronto los familiares de Joaquín puedan decir lo mismo , y que se acabe haciendo justicia», destacó.
Paralelamente, representantes de la familia Sololuze exteriorizaron en un comunicado su «enorme gratitud» a todas las personas que han intervenido en la búsqueda y que no han cesado en su empeño por encontrar el cuerpo «a pesar de las circunstancias excepcionales». «Hemos sido testigos de su esfuerzo y voluntad para que la búsqueda llegase a buen puerto», manifestaron. Los allegados del trabajador esperan poder recibir los restos mortales en los próximos días a fin de organizar y celebrar el funeral.
Continúa la búsqueda
Por el contrario, la paz no ha llegado todavía para la familia de Joaquín Beltrán. Todos los restos óseos hallados hasta la fecha pertenecen a Alberto Sololuze, de forma que el operativo de búsqueda se mantiene activo.
El Gobierno vasco anunció que durante las próximas dos semanas se trabajará en el mismo terreno, el denominado B1: «Quedan 2.500 metros cúbicos en la zona con un espesor de 1,5 metros de residuos», explicó la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, quien subrayó que la búsqueda se seguirá llevando a cabo de forma «minuciosa» como en estos últimos días.
En caso de que no se encuentre rastro de Beltrán, las labores se trasladarán a la ladera de arriba. De ser así, la búsqueda se complicaría, pues habría que sacar casi 350.000 metros cúbicos de escombros para poder llegar con garantías a la zona. «Y de manera paralela, se tendrá que realizar un depósito de seguridad para colocar los residuos», añadió Moreno. Se calcula que esta operación alargaría el proceso entre tres y cuatro meses más.
Las esperanzas siguen puestas en que el cuerpo de Beltrán aparezca cerca del terreno en el que se han hallado los restos de Sololuze. Según El Correo, el trabajador vizcaíno, de 51 años, se encontraba en una zona más alta poco antes del desastre, y fue de los primeros en oír que el terreno crujía . Por esta razón le dio tiempo a avisar a otros trabajadores para que desalojaran el vertedero. Al parecer, también se habría dirigido al lugar donde estaba Sololuze, pero el alud de residuos atrapó finalmente a ambos.
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