Violencia en Alsasua: «¡Esto es lo que vais a tener cada vez que bajéis de ahí arriba!»
Entre los agresores a los dos guaridas civiles, jóvenes manipulados por la izquierda abertzale del movimiento Ospa, hay también mujeres
La secuencia de los sucesos ocurridos en la madrugada del sábado de la semana pasada, en plenas fiestas de la localidad, revela el grado de fanatismo de los agresores, entre los que había chicas muy jóvenes. La noche había empezado tranquila, con una cena del teniente y su novia con el sargento, que había llegado a Alsasua destinado solo 20 días antes, y su mujer, que se demoró algún tiempo más. Iban de paisano y no llevaban armas , lo que demuestra claramente que no tenían miedo a que hubiera problemas; una hipótesis reforzada por el hecho de que les acompañaran sus parejas , a las que no expondrían en una situación de peligro.
El caso es que tras esa velada, los cuatro se fueron a tomar unas copas al bar Koxka , uno de los más céntricos del pueblo. Se sentaron en una mesa y tomaron dos copas, tal como admite el propietario del local, que desmiente así las versiones interesadas de la izquierda abertzale en el sentido de que los agentes iban ebrios.
Todo transcurría sin problemas, pero a las cinco menos cinco de la madrugada un primer grupo de diez individuos reconoce al teniente, y entre insultos le dice que se vayan de ahí. Segundos después, ese grupo, al que poco a poco se iban sumando elementos, comenzó el salvaje ataque. El sargento y las dos mujeres pudieron alcanzar la calle en medio de la lluvia de golpes, pero el teniente cayó por primera vez al suelo. Sin dejar de recibir patadas y puñetazos logró incorporarse y ganar la calle.
Sacado dos veces del coche
Ya en el exterior volvió a caer al suelo, esta vez con peores consecuencias, ya que uno de los atacantes aprovechó la situación de indefensión para romperle el tobillo. Ninguno de los presentes llamó a la Policía Foral o a la Guardia Civil para que acudieran en ayuda de las víctimas; tuvo que ser el sargento, que a duras penas marcó el 062, la sala del Instituto Armado. Contó lo que sucedía, pero la patrulla nocturna de la Benemérita estaba a 15 minutos de allí y la intervención era de una urgencia absoluta. Por ello, desde el 062 se alertó a la Policía Foral.
Una patrulla de este Cuerpo llegó muy poco después, lo que dio paso a unos segundos de calma tensa. Pero los ataques se sucedieron en el momento en que se produjo la detención de Jokin Unamuno , de 22 años. En el momento en que se le metió en el coche policial se reanudaron los ataques a los guardias como maniobra de distracción para que los policías se separaran del vehículo y aprovechar para liberar al arrestado. Dos veces lo lograron.
Tras la llegada de la ambulancia y la evacuación de las víctimas -«¡esto es lo que váis a tener cada vez que bajés de ahí arriba», les dijeron en referencia a que la casa cuartel está en un alto-, el agresor fue llevado a la comisaría local. Poco después sus compinches se concentraron a las puertas del edificio oficial y protagonizaron altercados. Aritz Urdangarín , de 24 años, fue detenido.
Hay una decena de identificados ya; no por testigos, que no aparecen a pesar de la gran cantidad de personas que vieron los hechos porque el miedo juega aún su papel entre los vecinos. Habrá más.
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