Españoles, chinos y rumanos, los proxenetas que copan el negocio del sexo de pago
En cuatro años se desmantelaron 300 organizaciones de explotación y trata sexual y laboral, con 2.500 detenidos
España carece de una ley integral contra la trata; el nuevo plan aspira a proteger mejor y castigar más
Marcela mira de reojo la cámara que enfoca al parking desde la barra del club en el que trabaja. Espera el coche que la va a salvar. Cuando aparece sale corriendo encaramada a sus tacones imposibles. «No lo veía del miedo que tenía. No sé cómo subí a ese coche». Han pasado catorce años y el terror, pero ella tardó otros tres en volver a ser la mujer que no se llama Marcela . «Prefería que me insultaran a que me me dijeran víctima. Yo no me reconocía como víctima, no quería provocar lástima». Se guarda su nombre y cuenta su historia. Brasileña, 39 años, explotada por una red de proxenetas que le prometió en Sao Paulo un trabajo de cuidadora y la arrojó al infierno del sexo obligado y las rayas de cocaína en prostíbulos de Portugal, Sevilla y Madrid. «Prostituta y drogadicta, yo que iba a ser abogada».
Tantos años después, una mirada le basta para saber si las chicas acodadas en otras barras de clubes, semidesnudas y con la sonrisa triste colgando están ahí a la fuerza. Ella no necesita que se apaguen las luces de neón para descubrirlo. Marcela es ahora mediadora de la veterana Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp). Ella y otras supervivientes rescatadas de las garras de los proxenetas recorren la Comunidad de Madrid en una furgoneta en busca de mujeres obligadas a ejercer la prostitución en clubes, polígonos o casas. Reparten material sociosanitario, se ofrecen a acompañar a las chicas al médico y abren el camino a la confianza y el corazón de las que no se atreven a levantar la voz.
El coche que rompió el yugo de Marcela era uno de Apramp. «Les costó un año sacarme. Yo ya no confiaba en nadie». Ella coloca palabras y detalles a una historia que se repite cada día.
Entre 2017 y 2020 se instruyeron en España 390 atestados por trata de personas y 658 por explotación sexual o laboral. Se detuvo a más de 2.500 individuos y se desmantelaron 300 organizaciones , según datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco).
Los negocios criminales más lucrativos en el mundo son tres: el tráfico de drogas, la trata de seres humanos y el comercio de armas. Las armas y los esclavos del siglo XXI deparan ganancias similares, multimillonarias, en ambos casos.
La mayoría de estos nuevos siervos tienen rostro femenino en el mundo: son el 99 por ciento de las víctimas de explotación sexual. En los años citados, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad identificaron como víctimas de trata en España a 1.250 personas, entre ellas 60 menores, y a otras 3.551 sometidas a explotación sexual o laboral, incluidos 30 menores. El 93 por ciento eran mujeres y niñas.
Cada vez más jóvenes
Los tratantes y proxenetas las quieren cada vez más jóvenes . La edad media está entre los 18 y los 33 años. Buscan la situación de necesidad o vulnerabilidad y utilizan el engaño. La captación depende de la nacioalidad, desde el ‘lover boy’ para las víctimas del Este de Europa, al ‘vudú-yuyu’ con el que aterrorizan a las nigerianas que van a prostituir, además de un uso creciente de internet y las redes sociales.
Cuando una brasileña engatusó a Marcela hace más de quince años ella había tenido que dejar de estudiar Derecho porque se quedó sin trabajo. La mujer le ofreció seis meses en Europa y un sueldo de 1.200 euros por cuidar a ancianos o niños. Su abuela la animó a intentarlo. Le pagaban el billete y luego devolvería el dinero poco a poco. La captadora pasó meses ganándose a su familia, a su hermana y a sus sobrinas. «Las trataba con tanto cariño», recuerda. Ella y otras seis chicas volaron a Vigo. Las esperaba una furgoneta y un tipo de seguridad. De ahí a Valencia do Miño, al norte de Portugal. Un buen recibimiento, otra mujer amable y una semana de turismo por el país, aunque ya sin su pasaporte que se lo había quedado la señora amable.
"Habéis venido a ser putas"
El viernes cambió su vida. «Se acabó el cachondeo y las vacaciones. Aquí habéis venido a ser putas», les soltó. Marcela protestó y le dijo que se marchaba y que devolvería el dinero. «Fue mi primer bofetón. El de seguridad ya no era uno, sino tres hombres. Sacaron una foto de mi sobrina de seis años y me dijeron: ‘La vamos a secuestrar, a violar y a cortar en pedazos si te vas’. Se me abrió un agujero en el estómago. Me enseñaron la deuda: el viaje 5.800 euros, más la semana de turismo, la comida, la cama. Según ellos, les debía más del doble. No tenía nada ni a nadie».
Cada día amanecen muchas ‘Marcelas’ encaramadas a sus tacones y encerradas en su silencio por las que un putero paga sin ningún remordimiento. «La trata de seres humanos es un delito con una capacidad de mutación y adaptación únicos». Lo señalan los informes policiales. Los tratantes ajustan sus ‘modus operandi’ a las necesidades de cada situación y acomodan la oferta a la demanda. Hay modas de mujeres, modas de esclavos en el campo, en las plantaciones de drogas, en la mendicidad callejera... Todas esas formas de explotar conectan con otros delitos y complican su persecución y encontrar a las víctimas.
«Cuando me ocurrió a mí las brasileñas estaban de moda», rememora Marcela con amargura. Las víctimas rumanas y nigerianas son captadas año tras año por las redes de trata, y a la vez han aumentado en los últimos años las de origen latinoamericano: Venezuela, Colombia y Paraguay. En 2020 colombianas y paraguayas eran más de la mitad de quienes sufrieron trata. En cuanto a las mujeres prostituidas la mayoría eran rumanas, colombianas y españolas. El Citco llama la atención sobre un cambio espeluznante: en 2020 el 60 por ciento de las investigaciones se centraron en viviendas particulares , una de cada tres mujeres explotada se convirtió así en más invisible aún.
Trata y explotación de seres humanos
2017 - 2020
Explotación sexual
Trata sexual
2017
2018
2019
2020
2017
2018
2019
2020
72
184
422
74
182
391
102
265
644
68
193
160
73
208
155
61
232
128
93
250
294
68
193
160
Atestados
Detenidos
Víctimas
Trata laboral
Explotación laboral
2017
2018
2019
2020
2017
2018
2019
2020
72
131
475
82
142
262
82
142
394
85
216
548
17
34
58
18
72
94
17
52
192
20
55
99
Atestados
Detenidos
Víctimas
Trata para
actividades delictivas
Trata para
matrimonios forzados
2020
2017
2018
2019
2020
2017
2018
2019
3
9
3
1
2
1
3
7
3
2
10
3
1
1
1
2
4
3
4
14
31
2
6
7
Atestados
Detenidos
Víctimas
Trata para mendicidad
2017
2018
2019
2020
2
6
3
1
5
12
4
8
22
0
0
0
Atestados
Detenidos
Víctimas
Fuente: Ministerio de Interior / ABC
Trata y explotación
de seres humanos
2017 - 2020
Trata sexual
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
73
208
155
61
232
128
93
250
294
68
193
160
Explotación
sexual
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
72
184
422
74
182
391
102
265
644
68
193
160
Trata laboral
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
17
34
58
18
72
94
17
52
192
20
55
99
Explotación
laboral
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
72
131
475
82
142
262
82
142
394
85
216
548
Trata para
mendicidad
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
2
6
3
1
5
12
4
8
22
0
0
0
Trata para
actividades
delictivas
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
1
1
1
2
4
3
4
14
31
2
6
7
Trata para
matrimonios
forzados
Atestados
Detenidos
Víctimas
2017
2018
2019
2020
3
9
3
1
2
1
3
7
3
2
10
3
Fuente: Ministerio de Interior / ABC
Plantaciones y recolección
La trata abarca toda explotación que implique un trabajo o servicio forzado, esclavitud o servidumbre: prostitución, pornografía, comisión de delitos, mendicidad, extracción de órganos, matrimonios forzados, utilización de menores en fuerzas armadas, adopciones ilegales, gestación por subrogación, etc. La sexual representa el 50 por ciento en el mundo, seguida del trabajo forzoso (38 por ciento), según Naciones Unidas.
La «trata doméstica», es decir la captación y explotación en su mismo país de origen no para de crecer. La última operación de Policía Nacional en Madrid donde se detectó a diez menores, casi todas españolas, a las que drogaban y agredían, es un claro ejemplo. El boom de víctimas colombianas y venezolanas implica que los autores de estas nacionalidades también se han incrementado. La mayoría son hombres, pero un 40 por ciento de detenidas son mujeres, antiguas víctimas que saldada su deuda se convierten en ‘madames’ o captadoras, imprescindibles para ganarse la confianza.
En 2020 el 57 por ciento de los arrestados fueron hombres con españoles, rumanos, chinos y colombianos copando el mercado del sexo obligado y de pago. Los comerciantes de vidas y cuerpos lo abarcan todo: el trabajo forzoso de otros es su modo de vida. En 2019, los agentes identificaron a 192 víctimas, personas que vivían como ‘Kunta Kinte’, con amos y correas. Rumanos y chinos encabezaban esa nueva esclavitud, pero desde 2018 se han disparado otras nacionalidades como vietnamitas y moldavos, también búlgaros y hondureños. El sector agropecuario está bajo la lupa.
«La gente no quiere creer que te conviertes en un objeto, en carne», reflexiona Marcela. Ella representa a España en un grupo de la OSCE con 21 supervivientes de trata para diseñar políticas públicas. Esta semana, Interior ha presentado el Plan estratégico nacional contra la trata y explotación de seres humanos 2021-2023. Pretende mayor eficacia y operatividad de las medidas que ya existen, por un lado, para proteger mejor a las víctimas y castigar más a los delincuentes. Por otro, busca nuevas actuaciones. En él se reconoce la necesidad de una ley integral y se habla de «adecuada y contundente reforma legislativa» que permita una persecución eficaz de todos los delitos vinculados a la trata. Neutralizar la amenaza de los crímenes cuyas víctimas son esclavas.
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