El CIS de España

Salvador Sostres

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El problema del CIS de Tezanos -el problema para nosotros, claro- es que acaba siendo el CIS de España, aunque sea para la más absoluta estupefacción de las personas formales.

Si Rajoy ocupó el centro político y moral, costumbrista, moderado de la política española; Iván Redondo y su cliente han ocupado el centro táctico de nuestro panorama electoral. Despreciando a Podemos y tendiendo su mano a PP y Ciudadanos, aunque sea sólo una mascarada, han conseguido comparecer como los moderados, ante un Albert Rivera más presumido y pendiente de sus personalísimas ansias por ser presidente, que del interés general del conjunto de los españoles, que se supone que tendría que ser el primer objetivo de cada partido político, y especialmente el de Ciudadanos, que nació para salvar este interés del chantaje de los nacionalismos.

El Partido Popular remonta ligeramente pero Pablo Casado no es capaz de proyectar su personalidad conservadora, sólida y más que muy interesante para el presente y el futuro de España, y su personaje público queda aún desdibujado, demasiado preocupado por competir con Rivera y con Vox en el extremo donde te jalean las histéricas y se pierden las elecciones.

Ya cometimos el error -y, nobleza obliga, lo reconocimos y nos disculpamos- de reirnos del CIS y de llamarle despectivamente “el CIS de Tezanos”. Luego la realidad demostró que el chiste no estaba en él, sino en nosotros. Estas cifras cuadran con las encuestas que maneja Moncloa, esas que se hacen para no publicar y para no engañarse, y saber dónde estamos; y cuadran también con el lógico desplome de Podemos y Ciudadanos, que han preferido utilizar su resultado como arma arrojadiza que entender el rol que les dieron los españoles el pasado 28 de abril.

No sé si se van a repetirse las elecciones, y no sé si a estas alturas hay algo creíble que las derechas puedan hacer para recuperar el centro, o para no alejarse tan dramáticamente de él; pero vale más que miremos a estas cifras a la cara y no caigamos en la tentación de ridiculizarlas justo antes de que la realidad nos deje en ridículo a nosotros.

Aunque sea sólo estrategia, tacticismo, cinismo o postureo, el cliente de Iván Redondo ha acertado en su posición política y en todos los escenarios planteables, gana. Justo lo contrario, la derecha continúa aún mareada, parece como si se hubiera dado con algo en la cabeza y hubiera olvidado qué es el poder, y languidece en el rincón y sin opciones, regalándole todavía más centralidad Pedro Sánchez, por si le faltaba alguna.

Lo peor del CIS de Tezanos no es que acabe siendo el CIS de España, sino que nos lo habremos ganado.

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