El PSOE, acorralado con la ley de memoria por las dudas de cómo aplicar la enmienda

Unidas Podemos dice que Bolaños explica «mal» los cambios y exige «más claridad»

El secretario de Estado para la Agenda 2030 y secretario general del Partido Comunista, Enrique Santiago EP

Gregoria Caro

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Hay tal desajuste en la coalición de Gobierno que pactando el mismo texto PSOE y Unidas Podemos lo presentan como dos asuntos diferentes . Cada uno con su estrategia. Los partidos gobernantes llevan un par de días de discusión en diferido por la interpretación de una de las enmiendas que sellaron.

Es un tosco intento por ver quién se arroga la Ley de Memoria Democrática del Ejecutivo. Proyecto legislativo que, por cierto, sigue sin tener apoyos garantizados más allá del de sus propios grupos.

En el Gobierno de coalición aun así son optimistas; queda tiempo y confían en que los socios de investidura y Presupuestos o lo terminen apoyando o se abstengan para facilitar que el proyecto salga adelante.

Pero aun así la coalición no puede evitar el choque también por esto. El secretario de Estado de Agenda 2030 y líder del PCE, Enrique Santiago , sugirió este viernes en RNE que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños , a su vez titular del departamento de Memoria Democrática, está explicando mal la enmienda y le contradijo.

«Explicaciones más claras»

Santiago insiste en que el cambio número tres pactado con el PSOE supone una reinterpretación de la Ley de Amnistía del 77 y permite acabar con la «impunidad» de los crímenes del franquismo para que no pueda utilizarse de freno. «Al margen de lo mal que algunos están explicándolo», soltó Santiago en la entrevista, una referencia velada al ministro, que dijo ayer que «no cambia nada» . Unidas Podemos aconseja por ello al PSOE dar «explicaciones más claras».

El conflicto entre PSOE y Unidas Podemos radica en la tercera enmienda que modifica el artículo 2 de la Ley de Memoria Democrática, que dice que «todas las leyes del Estado» -lo que, indican, incluye la Ley de Amnistía del 77- se interpretarán según el derecho internacional y el Derecho Internacional Humanitario. Una redacción que quiere dejar claro que los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tendrán «consideración de imprescriptibles y no amnistiables».

Con esto en la mano, Unidas Podemos defiende que «aplicando el contenido de esta enmienda, los jueces no tendrán obstáculo para garantizar el derecho a la justicia y el fin de la impunidad». Pero Bolaños, que es el ministro de Memoria Democrática, dice que la enmienda reivindica el pacto de la Transición y que nada varía con respecto a lo que se aplica desde 2002.

Así, los socialistas aseguran que la Ley de Amnistía seguirá «vigente» y subrayan su compromiso con el pacto de la Transición y la Constitución. Bajo ningún concepto en el PSOE están abiertos a tocar la ley del 77, que es lo que pide ERC, que quiere derogarla. Ni tampoco reinterpretarla, como plantea el socio morado.

Mayoría simple

La Ley de Memoria Democrática empieza su recorrido parlamentario sin convencer a los socios del Ejecutivo, que tendrá que remangarse. ERC observa en las enmiendas de PSOE y Unidas Podemo s un gesto insuficiente , pues ellos quieren derogar la Ley de Amnistía y endurecen su posición . Esta materia es fundamental para los independentistas.

Mientras, la oposición lo aborda como un intento de socavar la Transición y ya da su no por confirmado. La Moncloa considera que las peticiones del PNV son razonables y ven posibilidades para llegar al acuerdo. Como no se trata de una ley orgánica, el Gobierno solo necesitará mayoría simple . Quedan unos meses por delante antes del pleno, pues aún hay que votar las enmiendas parciales.

PSOE, Unidas Podemos, Más País, Compromís y PNV suman un total de 163 diputados, deberían ser 164, pero en estos momentos nadie tomó el relevo del escaño que dejó vacío Alberto Rodrígue z. El bloque de PP con Foro Asturias, Vox, Ciudadanos, UPN y Coalición Canaria cuenta con 153 noes. Todo dependerá de lo que hagan ERC, Bildu y BNG, que juntan 19 escaños y acostumbran a votar coordinados. Si se abstienen, la ley saldrá adelante, pero un no la tumbaría. La Moncloa todavía ve margen.

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