El PNV encarece la cuenta a Sánchez con fondos y traspasos tras el «affaire» Bildu

El pacto firmado con Bildu tras caer el telón de la votación de la quinta prórroga del estado de alarma le va asalir bien caro al Gobierno. No sólo por la polvareda política y social que deja entre los partidos y los agentes sociales que abordaban el nuevo marco laboral. Sino porque el PNV es un animal negociador con mucho colmillo y está herido tras ver cómo el PSOE y Podemos se aliaron a sus espaldas con Bildu , otorgándole una relevancia política desconocida en Madrid justo antes de las elecciones vascas del 12-J. «El depósito de la confianza del PNV está en reserva» , avisó su líder, Andoni Ortuzar, dejando claro que si Sánchez pretende seguir contando con su apoyo, deberá volver a llenar el tanque de gasolina de Sabin Etxea. La Moncloa insiste en que lo suyo con Bildu fue un «affaire», algo «puntual», y recobrarán la confianza rota con el PNV, su socio más «estable».

De momento, Sánchez tuvo ayer el primer gesto para la reconciliación comprometiéndose con el Gobierno de Iñigo Urkullu a retomar la transferencia de competencias pendientes al País Vasco. El acuerdo se alumbró en la anterior legislatura tras apoyar el PNV la moción de censura de Sánchez, pero quedó en el aire por la crisis del coronavirus, y antes por las dos citas electorales de 2019. La ministra de Política Territorial, Carolina Darias , que inicia una ronda con las comunidades, prometió al consejero vasco de Autogobierno, Josu Erkoreka, que retoman de urgencia la negociación, en cuanto el País Vasco entre en la fase tres (ya está en la dos). Urkullu le había exigido a Sánchez recuperar cuanto antes la bilateralidad y dejar atrás las Conferencias de Presidentes.

La Comisión Mixta de Transferencias con el País Vasco se convocará en junio y cerrará el traspaso de la competencia de productos farmacéuticos -habrá una agencia vasca del medicamento-, así como de seguros escolares y de ayudas previas a la jubilación de afectados por expedientes de regulación. Según el calendario pactado hace un año, en junio deberán empezar a negociar el traspaso de la gestión de los centros penitenciarios vascos, que el Gobierno autonómico espera controlar en enero de 2021. «Estamos en fechas», apuntan fuentes oficiales en Vitoria . Los de Urkullu desligan el gesto de ayer con el último desencuentro con Sánchez a cuenta de Bildu. «El avance de las transferencias estaba hablado ya desde la semana pasada, no tiene nada que ver», comentan señalando que la cuenta sigue a cero.

Lo cierto es que por primera vez en mucho tiempo, el grupo de Aitor Esteban salió del Congreso con el tractor vacío de forraje en una de esas negociaciones de infarto que el PNV suele aprovechar bien. Sus seis diputados dijeron «sí» a cambio de nada sustantivo mientras que las cinco abstenciones de Bildu le servían para vender su nueva influencia política en el Congreso a cambio de un acuerdo ( derogar íntegra la reforma laboral y mejorar la financiación de los municipios vascos y navarros en la pandemia) cuyo alcance real está en entredicho. Pero el PNV recuerda que es un «corredor de fondo» con larga cosecha a los gobiernos de turno en Madrid . Y lo demostrará en cuanto Sánchez vuelva a necesitar sus votos. «Hay una vía un poquito más seria y segura para los tres niveles institucionales que ese pacto», afirmó Ortuzar convencido de que ganará el pulso a Bildu. Aunque el País Vasco y Navarra poseen un régimen fiscal aparte, entran en el reparto del fondo extraordinario de 16.000 millones que se entregarán a las comunidades, aunque todavía no se saben los criterios. Urkullu reclama convocar la Comisión Mixta del Concierto para pactarlo y recibir permiso para elevar su capacidad de endeudamiento. Y ajustar a su favor la gestión del ingreso mínimo vital.