Balance de un mandato
Quim Torra, una política exterior sólo con repercusión en el interior
El único impacto de los «foreign affairs» de Torra ha sido en el Gobierno de Sánchez
![Entrada a la Delegación de la Generalitat en París](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/02/03/embajada-catalunya-francia-U74507650264tfb-1248x698@abc.jpg)
«El mundo nos mira» . Este mantra que el independentismo se ha repetido a sí mismo hasta la saciedad ha sido la espina dorsal de la política exterior de Quim Torra. No obstante, los frutos de esta voluntad de internacionalizar el «procés» han sido más bien magros.
El presidente autonómico no ha sido recibido por ningún líder internacional y la «acción diplomática» del Govern se ha movido siempre entre la irrelevancia y la bufonada. Donde Torra sí ha cosechado un relativo éxito ha sido en la reapertura de su red de delegaciones internacionales, las conocidas «embajadas catalanas» , cerradas con la intervención de la Generalitat en 2017.
Con una generosa dotación presupuestaria, el independentismo ha ido ampliando su representación exterior hasta tener un pie en países como el Líbano o Letonia, eso sí, acatando los «correcciones» impuestas por el Gobierno, tal y como se asegura desde el Ministerio de Exteriores para justificar que se haya pasado del veto a la autorización.
Más allá de las embajadas, la actividad exterior de Torra será recordada por resbalones como cuando el presidente fue de viaje oficial a Eslovenia, donde se reunió con el presidente, Borut Pahor. Torra volvió tan contento de ese encuentro que en un acto celebrado días después en Bruselas -epicentro real de la vida del Govern en el exterior- afirmó que la independencia eslovena debía servir de guía para el «procés». Ello, a pesar de que esa secesión costó más de 60 muertos y 300 heridos en 1991 . En los días siguientes, el gobierno catalán tuvo que capear una grave crisis comunicativa. La sangrienta «vía eslovena» no casaba con el pacifismo que predica el movimiento soberanista. Desde ese momento, la actividad de Torra en el extranjero se vio reducida drásticamente.
A lo largo de los últimos meses la Generalitat ha vehiculado su labor internacional a través del Departamento Acción Exterior, comandado por Alfred Bosch (ERC). Este ha intentado mantener un perfil bajo, pero también se ha visto salpicado por polémicas. ¿La más sonada? Cuando viajó a México para «pedir perdón» por la conquista española en una reunión con representantes del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas . Según cuentan a ABC fuentes conocedoras del encuentro, la cita se vivió con decepción desde la Generalitat porque los indígenas mandaron una representación de segundo nivel a la reunión con el consejero. Ello, a pesar de que este se ofreció como «mediador» para lograr una disculpa oficial de España.
Desde el Gobierno, el entonces ministro Josep Borrell afirmó que Bosch carecía de «sentido del ridículo» . Ni el presidente mexicano, el populista Andrés Manuel López Obrador, ni ningún ministro recibió al representante del Govern.
Morenés e Irene Lozano
Lejos de lograr posicionamientos relevantes, la acción internacional de Torra ha ido más enfocada a satisfacer al público catalán, ávido de escuchar el grado de interés que despierta su causa en las cancillerías extranjeras, aunque ello sea más bien falso. Donde sí ha generado revuelo y muchas fricciones la acción exterior de la Generalitat es en la diplomacia española. El mayor choque se vivió en junio de 2018, cuando Torra encabezó una delegación catalana en Washington DC, donde Cataluña acudió como cultura invitada en un festival folclórico. En la cena de bienvenida del evento, el entonces embajador español en los Estados Unidos, el exministro de Defensa de Rajoy, Pedro Morenés, pronunció un discurso recordando que en España no había «presos políticos», lo que provocó el enfado del «president». Torra abandonó airado la sala y pidió el cese del embajador. Pocos meses después, Sánchez fulminó a Morenés. No ha sido el único .
El presidente también apartó a la ya exsecretaria de Estado de España Global, Irene Lozano, blanco del movimiento soberanista por desacreditarlo en el exterior. Esos ceses, y la salida de Borrell de Exteriores, son de los pocos «éxitos» de la acción internacional del Govern, que entre sus pilares al inicio de la legislatura estaba conseguir que la causa de Cataluña se alzara como referente «de todos los pueblos que quieren ser libres». Hong Kong pasó por delante.
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