Curri Valenzuela
Elecciones con Vargas Llosa
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se verán hoy, pero no llegarán a ningún acuerdo. Suponiendo que sea cierto que los 300 invitados a la celebración el lunes del 80 cumpleaños de Mario Vargas Llosa sean de verdad las 300 personas mas informadas de España, eso es lo que va a suceder. «Elecciones el 30 de junio», era el comentario general entre la creme de la creme congregada en el Villamagna, que tuvo tiempo en la hora de cóctel de intercambiar impresiones mientras el homenajeado e Isabel Presyler saludaban a sus invitados antes de dar comienzo el banquete formal.
«Por una vez estaban todos de acuerdo», me cuenta el topillo, que se coló en el evento y que como prueba de la unanimidad reinante subraya el breve saludo de Felipe González y José María Aznar, que no hablaron de política pero se trataron con cordialidad, que ya es bastante. «Hasta ahora –recuerda el topillo- era el Gobierno el que demostraba convencido de la repetición de las elecciones, desde Mariano Rajoy hasta el último de los ministros, lo que a veces hacía sospechar si no estarían confundiendo los deseos con la realidad».
El panorama ha cambiado. El lunes, asegura mi espía, se hacía mucho hincapié en los corrillos en el hecho de que Sánchez quiera retrasar el congreso del PSOE, lo que se interpreta como que quiere asegurarse el cartel electoral para el 26 de junio. «Si creyera que va a formar gobierno antes del 2 de mayo no le importaría nada que su congreso se celebrara a finales de ese mismo mes», le explicó al topillo un destacado político que no es del PP.
Dicen que ha aumentado el número de velas colocadas en los últimos días a los pies del madrileño Cristo de Medinacelli gracias a la proximidad de la Bolsa con el templo de la milagrosa imagen. Porque aunque todo el quien es quien se muestra seguro de que Iglesias se lo va a poner tan difícil a Sánchez que este le va a tener que decir que no, no hay que dar por descontado el desesperado interés del socialista por llegar a La Moncloa y lo poco que le apetece al de Podemos que se repitan las elecciones. Todo lo cual hizo pensar al topillo cuando abandonó la cena y se enfrentó al frío de la medianoche en la Castellana que quizás los presentes se habían dejado llevar por la euforia de celebrar un cumpleaños octogenario impregnado de amor. O como plantea José Mota cuando se enfrenta a un parecer general, «y si sí….»