Elecciones en marzo
Si la candidatura del apestado de Bruselas alcanza finalmente los 24 escaños que este sondeo les atribuye, será en detrimento de una Esquerra que se quedará lejos de los 45 diputados y no podrá Junqueras liderar el tripartito de izquierdas que pretendía armar
El 21 de diciembre, el independentismo sólo puede perder. Habiendo declarado ya una independencia que ni ellos mismos se han reconocido, sus amenazas y su chantaje carecen de cualquier credibilidad. Además, como la encuesta que hoy publicamos revela, les peligra la mayoría absoluta (68) y se alejan todavía más que en 2015 de la mayoría de votos. Pese a las toneladas de propaganda y mentiras, la democracia les sigue siendo esquiva.
Si la candidatura del apestado de Bruselas alcanza finalmente los 24 escaños que este sondeo les atribuye, será en detrimento de una Esquerra que se quedará lejos de los 45 diputados y no podrá Junqueras liderar el tripartito de izquierdas que pretendía armar con Podemos y la CUP. Lo más probable, de hecho, es que ninguna suma sea posible y que haya repetición electoral en marzo.
Sin mayorías practicables y sin nada que ofrecer que no sea retórica procesista, las fuerzas independentistas acuden a las elecciones de diciembre pensando mucho más en su supervivencia partidista que en cualquier posibilidad de materializar la independencia de Cataluña, que tan estúpidamente desprestigiaron y arruinaron a finales de octubre.
Un votante tan emocional como el del independentismo tardará todavía un tiempo en admitir que sus líderes le han estafado. La falta de inteligencia de continuar viendo en el Govern depuesto a mitos y héroes en lugar de a charlatanes provincianos y farsantes favorece los intereses del Estado porque mientras el independentismo confíe en estos personajes España no corre ningún riesgo de dejar de ser España.
El resumen de la encuesta de hoy es que, con todo a favor para la épica revolucionaria -los fugados, la cárcel-, el independentismo, en lugar de avanzar, retrocede; y también que los independentistas más férreos no aprenden de sus errores y continuarán equivocándose para ahorrarle -si es que en el fondo son un encanto- el trabajo sucio al Estado.