Edmundo Bal, el fichaje estrella de Rivera se convierte en la última bala del proyecto Arrimadas
Sustituirá a Ignacio Aguado como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Las expectativas son tan malas que lograr representación puede interpretarse como un balón de oxígeno. Pero no lograrlo puede ser un golpe muy duro y casi definitivo para el futuro de la formación
Edmundo Bal será el candidato de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid. Inés Arrimadas sube la apuesta y envía como cabeza de cartel a su número dos y hombre de confianza, en la esperanza de no desaparecer en la plaza más estratégica de la política nacional. Ignacio Aguado decidió dar un paso atrás después de que desde hace días se le cuestionara, más o menos abiertamente, desde distintos sectores del partido. Ayer se marchó con lágrimas en los ojos y asegurando –genio y figura– que era él quien había pedido a Bal que aceptara el puesto.
Una versión que avaló de inmediato el portavoz adjunto de Cs en el Congreso: «Creo que el mejor eres tú, que el partido ganaría contigo, me dijo». Fuentes de la formación confirman no obstante la existencia de una conversación entre Arrimadas y Aguado para cerrar la cuestión. En la formación interpretan el movimiento como «el primer golpe de una líder de verdad», que «ha dejado de ser conservadora y arriesga». Aseguran que la decisión es «la muestra de un cambio real en Ciudadanos». Y que en toda esta operación la única duda es que Bal «no se atreviese a dar el paso». Esas dudas existieron, confirman fuentes del partido. Pero en la noche del miércoles Bal tomó la decisión y terminó de verlo claro este mismo jueves por la mañana.
Ahora, Bal carga sobre sus espaldas con el reto de convertir a la formación naranja, tras el 4-M, en la fuerza necesaria para un nuevo pacto en el Gobierno madrileño. Quedar fuera del parlamento sería una difícil losa para la recuperación de Cs, que en cualquier caso pasa por una redefinición de su tamaño lejos de sus mejores resultados . Pero, por contra, las expectativas son tan sombrías que la entrada en el parlamento podría interpretarse como un balón de oxígeno. Si sus resultados electorales mejoran las encuestas publicadas hasta ahora, la formación naranja podría convertirse en un futuro en una pieza clave, si no en la llave, para la gobernabilidad en la región madrileña.
En la Comunidad de Madrid se enfrenta a una candidata a la derecha, Isabel Díaz Ayuso , que se encuentra en un momento extraordinariamente fuerte; a Rocío Monasterio por Vox; al moderado Ángel Gabilondo por el PSOE; a la flamante candidata de Más Madrid, Mónica García; y a una incógnita absoluta en el extremo izquierdo: un Pablo Iglesias que aterriza en la región para salvar a Unidas Podemos de la irrelevancia. Bal aseguraba ayer que viene a que «nadie nos quite el centro» y a evitar «que gobiernen los extremos, la polarización».
El paso atrás de Aguado ha facilitado mucho las cosas en Ciudadanos, donde la tensión crecía a medida que se alzaban voces pidiendo el relevo en la cabeza de cartel para Madrid mientras el exvicepresidente madrileño insistía en que se presentaría a las primarias. En su entorno explicaban anoche que aunque se haya echado a un lado, va a mantener su puesto en la ejecutiva nacional de Ciudadanos. «No es una despedida; es un punto y aparte», señalaba.
ABC lo adelantó
ABC adelantaba el pasado martes que la nueva dirección de Ciudadanos prefería que Aguado renunciase a repetir como candidato para dar paso a otra persona, como Edmundo Bal o Ángel Garrido . Bal descartaba el miércoles de forma tajante que fuera a presentarse a las primarias para encabezar la lista por Madrid. Pero apenas 24 horas después todo cambiaba. «Sinceramente era el mejor recurso que nos quedaba» , opina un diputado nacional.
Bal se presentará en los próximos días a las primarias de su partido, que formalizarán su elección como candidato. Onubense de nacimiento pero madrileño de vocación y adopción, recordaba ayer que se inició en política «hace exactamente dos años y un día» en Majadahonda, de la mano de Albert Rivera .
Profundamente ligado a Arrimadas, la trayectoria profesional de Bal es respetada por quienes han abandonado Ciudadanos con profundo rechazo hacia la nueva líder. Con lo que su candidatura garantiza, de entrada, que se rebaje la hostilidad hacia la candidatura naranja en las urnas por parte de los ex de la formación.
Su salto mortal hacia la política regional se produce en un momento de crisis total en su partido, con bajas diarias de cargos que abandonan la formación pero, en general, mantienen sus escaños. Esto es algo que Bal venía gestionando como principal portavoz del partido pero que ahora también va a tener que capear. Tres diputados autonómicos de la anterior legislatura ya han tomado la decisión de abandonar el partido. Se trata de Sergio Brabezo, Enrique Martínez Cantero , cuya salida avanzó ayer este periódico, y Marta Marbán .
Este último nombre es importante porque se trata de quien fuera primer cargo público de Ciudadanos fuera de Cataluña, y ejemplifica a la perfección la paradoja que se está produciendo: figuras llegadas al partido en la última época y con el proyecto en claro crecimiento –como el propio Bal, le explican cuál es el sentido del partido a cuadros muchos más veteranos y que apostaron por el proyecto cuando era algo incierto. La realidad es que no todas las bajas son por el mismo motivo ni todas representan una fuga hacia el PP . Muchas tienen que ver con el incierto futuro del proyecto y con la denuncia de una cultura orgánica excluyente por parte de la dirección nacional.
Una baja relevante
El propio Bal retaba ayer a los desafectos a «que se vayan y que se vayan cuanto antes». Advirtiendo de que quien no crea en el centro político «no está en el partido correcto». La dirección está tratando de pasar página de sus graves errores estratégicos en Murcia y Madrid presentándose como víctima de una operación del PP. Algo que parece absurdo negar que también exista tras el aterrizaje del ex secretario de Organización Fran Hervías en la calle Génova. Y trata de pasar página transmitiendo la idea de que, ahora sí, empieza de verdad el proyecto de Arrimadas.
Bal hacia estas duras declaraciones tras conocerse que la diputada por Alicante, Marta Martín, renunciaba a su acta como diputada. A diferencia de su compañero compañero Pablo Cambronero, que el miércoles anunció que pasaba al Grupo Mixto. Así, Ciudadanos podrá sustituirla con el abogado Juan Ignacio López Bas y mantenerse en 9 diputados.
Martín era la diputada más veterana de Ciudadanos. Sobrevivía en el Parlamento desde las elecciones del año 2015. La única que había logrado representación en las cuatro elecciones generales a las que se ha presentado el partido. Llegó a ser portavoz adjunta del grupo parlamentario de Ciudadanos en la breve legislatura tras las elecciones de 2015, pero nunca se encontró cómoda en la cúpula y en las grandes decisiones estratégicas y fue orientando su posición en el partido como su responsable en materia de Educación. Martín llegó a formar parte en los primeros meses de 2016 del equipo negociador que logró un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. Siempre más cercana al sector progresista del partido y a figuras como Luis Garicano o Xavier Pericay. Pero ese perfil no evitó que en los últimos meses haya cuestionado las formas en que Cs se estaba acercando al Gobierno.
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