Driss Lachgar, líder del partido marroquí homólogo al PSOE: «Marruecos se encarga de proteger a Europa, no solo a España»
Considera que Argelia debería ver la declaración de España sobre el Sahara como «una oportunidad» para cambiar su posición
En el momento más crítico de la crisis migratoria de Ceuta, Driss Lachgar –líder de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, partido homólogo al PSOE en Marruecos– declaró a ABC que Madrid y Rabat vivían «una de las crisis más graves» en su historia común. Casi un año después, tras producirse el gran gesto que Marruecos llevaba demandando a España –el de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara y que llevará a Pedro Sánchez a Rabat mañana–, Lachgar mantiene que Marruecos «se encarga de proteger a Europa, no solo a España», por lo que los demás países deberían también posicionarse en cuestiones que atañen a Marruecos.
¿Cómo se ha visto en su partido el cambio de postura de España respecto al Sahara Occidental?
No se trata de un cambio de postura o de un giro radical, como lo han llamado algunos, sino de una evolución de la posición oficial del Estado español que al principio promovía el separatismo y luego lo apoyaba. Lo hemos calificado como algo positivo. Es un paso más en el camino que comenzó hace 14 años, cuando el Gobierno consideró que la autonomía propuesta por Marruecos es una valiosa contribución para resolver un conflicto que lleva estancado más de cuatro décadas, tal y como recordó recientemente Pedro Sánchez. España siempre ha defendido lo que podemos llamar la neutralidad pasiva. Sin embargo, hoy en día está asumiendo su responsabilidad histórica y moral hacia un país vecino. Su apoyo al plan de autonomía en el Sahara representa una señal positiva para enterrar los errores del pasado. Permitirá abrir una nueva página en esta asociación, que será fructífera para los dos pueblos amigos.
¿Qué ha ocurrido para que España cambie una posición histórica?
Sigo aferrándome a que es una evolución de la postura de España, no un giro radical o un cambio drástico. Creo que la sabiduría y la valentía política han triunfado en beneficio de los dos pueblos. Nos complace que nuestros amigos españoles -los del PSOE-, hayan podido dejar atrás la herencia franquista y pasar su página imperialista. Los dirigentes socialistas en España conocen perfectamente la historia del conflicto y su contexto. Son conscientes de que el desarrollo y la estabilidad están, en primer lugar, al servicio del ser humano. En este caso al servicio de los hijos e hijas del Sáhara y sus habitantes, que disfrutan de la estabilidad, la seguridad y el desarrollo que conocen todas las regiones del sur de Marruecos. España poseía la inteligencia estratégica para leer las transformaciones que se producen en el Mediterráneo occidental, que la hacían elegir el lado correcto de la historia que está abierto al futuro, a la prosperidad y a la paz.
Crisis migratoria en Ceuta
«Lo que sucedió fue un desafortunado accidente causado por la falta de comunicación entre las dos partes»
El paso de España no es determinante. No ha cambiado nada. La postura de la ONU es la misma.
Todo lo contrario. La opinión pública internacional y los organismos internacionales, incluidas las Naciones Unidas, han desarrollado mucho sus posturas en relación con este tema, ya sea en América, Europa, África o Asia, y nos complació mucho que España se uniera. Estamos orgullosos de lo que ha logrado nuestro país. Los marroquíes amamos España y estamos orgullosos de lo que tenemos en común a nivel cultural, económico y social. El marroquí es un pueblo apasionado que aprecia la vecindad y ama la paz. El paso español es importante porque, por un lado, es un reconocimiento implícito de la comprensión de sus líderes de la importancia de la cuestión del Sahara y la integridad territorial. También es una oportunidad para restaurar la relación entre países. España no es un país cualquiera. Es un puente fundamental que nos conecta con la Unión Europea, además esta al tanto de muchas verdades sobre la historia de nuestro territorio del sur, sin olvidar que es miembro del Grupo de Amigos del Sahara, cuya opinión se tiene en cuenta durante los debates de las Naciones Unidas.
¿Habrán llegado a algún acuerdo para que Marruecos no siga abriendo la valla de Ceuta y Melilla cada vez que tenga un problema con España?
Marruecos no abre vallas ni altera la seguridad de sus ciudadanos ni de los africanos que transitan por su suelo. De hecho, Marruecos ya no es solo una tierra de tránsito, sino un refugio seguro para los migrantes africanos, sirios y otros. Lo que sucedió fue un desafortunado accidente causado por la falta de comunicación entre las dos partes y el agrietamiento de la coordinación. Marruecos se encarga de proteger a Europa, no solo a España, que a su vez es un país de tránsito para muchos inmigrantes. Esta tarea es económica y moralmente costosa para el gobierno y el pueblo marroquí, por lo que Europa debe aclarar sus posiciones al respecto y proporcionar las medidas necesarias. El mensaje del Jefe de Estado marroquí, Mohammed VI, en la cumbre celebrada el pasado mes de febrero entre la Unión Africana y la Unión Europea, fue claro sobre la comprensión de Marruecos del problema de la migración y sus esfuerzos sobre las condiciones humanitarias adaptando un enfoque realista.
El peaje a pagar de España en todo esto ha sido enemistarse con Argelia, que hace unos días retiró a su embajador en Madrid. ¿No es un precio muy alto?
Al contrario, es una oportunidad para que el régimen argelino trascienda los errores del pasado y se encamine hacia el futuro. Me pregunto: ¿Por qué esta frivolidad en el trato con España, cuando otros países precedieron a los españoles haciendo lo mismo, como Francia y Alemania? Los Estados Unidos de América, los países de la Liga Árabe y muchos de África y América Latina reconocen ya la marroquinidad del Sahara y el régimen argelino no ha reaccionado contra estos países. ¿Por qué esa exageración cuando se trata de los españoles? Lo oportuno era que Argelia siguiera el ejemplo de España en su postura valiente y sabia y realista, y contribuye a convertir la cuenca mediterránea en un lago de paz y de futuro común.
¿En base a qué principios deben construirse ahora las nuevas relaciones entre España y Marruecos?
Confianza y respeto, básicamente. Porque estamos condenados a trabajar juntos, y porque los cambios, e incluso las turbulencias geoestratégicas, nos obligan a definir con precisión quiénes son nuestros amigos.
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