Se dispara el odio en las redes sociales

Ganar un festival de música y lejos de celebrarlo, tener que cerrar las redes. "Me he borrado Twitter, ¿vale?, por todos los 'hate' que estoy recibiendo", anunciaba la cantante Chanel Terrero. Triunfar como actriz, como Candela Peña, y sufrir amenazas de muerte. O acabar, siendo menor, quitándote la vida por el acoso. Crispación, hostigamiento, odio. "Son personas normales, ciudadanos como cualquier otro, pero que están a un golpe de ratón, a unos golpes de teclas de convertirse en un delincuente", indica Víctor Fernández, subinspector del Grupo de Redes Sociales de la Policía Nacional. "Cualquier usuario de un perfil puede ser identificado", añade Roberto Fernández Alonso, inspector jefe y jefe de Sección de Redes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia. "Es más, yo diría que, a día de hoy, para nosotros casi nos deja mucho más rastro que una actividad cometida en el ámbito físico". Hace casi 10 años la Policía Nacional tuvo que crear una sección específica de ciberdelincuencia para redes sociales. La investigación se realiza en dos fases. "Extracción de perfiles, contenido de perfiles, cruce de datos, lo que llamamos una investigación o inteligencia de fuentes abiertas, que luego es complementada con todos los datos que nos facilitan los operadores de las redes sociales", explica Fernández Alonso. Para determinar quién está detrás de ese perfil, de esa IP, de ese terminal. "A todo el mundo puede gustarle verter su opinión y que se escuche su voz, pero cuando somos nosotros mismos cuando somos juzgados por los demás es una situación desagradable, en la que no estamos cómodos. Pues imagínense ser juzgados por millones de personas", concluye Víctor Fernández. Y sea conocido o no, recomienda dar tres pasos: ignorar, bloquear si hay insistencia y, en último término, recopilar todas las pruebas y no dudar en denunciar.