¿Dijo Sánchez que hubo rebelión en el «procés»?

Antes de ser presidente, el líder socialista abogaba por endurecer el tipo de rebelión como medida de firmeza ante el secesionismo. Ahora se acoge a que, tal y como está tipificado el delito, no se puede aplicar a los líderes independentistas

Pedro Sánchez y Carmen Calvo EFE
Víctor Ruiz de Almirón

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Ya es oficial. Los gestos del Gobierno de Pedro Sánchez con el independentismo han quedado patentes en el escrito de calificación de la Abogacía del Estado por el juicio contra los líderes del «procés». En un texto firmado por la directora y no por el responsable penal, encargado del caso, acusa a los procesados de sedición y no de rebelión, en línea con lo que ha deslizado el Gobierno durante las últimas semanas.

El Ejecutivo había ido señalando que considera que el delito de rebelión tal y como está redactado en el Código Penal no se ajusta a lo que ha sucedido en Cataluña. La última en hacerlo fue la vicepresidenta Carmen Calvo , quien apostó por «adecuar el delito de rebelión a las situaciones actuales en que nos movemos».

Esta postura manifestada por Calvo es lo que Pedro Sánchez ya apostó por impulsar el pasado mes de mayo cuando solo era líder de la oposición, pero sobre la que los socialistas no se habían pronunciado desde que llegaron al poder. Pero ahora, y en esto sí ha cambiado claramente el discurso de Sánchez, el Gobierno no tiene entre sus planes cambiar el Código Penal , como confirmó la portavoz, Isabel Celaá .

Remontándonos a mayo, antes de ser presidente, tan solo unos días antes de plantear su propuesta de reforma del Código Penal, Sánchez se mostraba partidario de la extradición de los huidos.

Al cuestionarle en una entrevista en televisión si lo sucedido se podía considerar un delito de rebelión contestaba así: « Yo creo que lógicamente lo es. Clarísimamente ha habido un delito de rebelión y de sedición en España». Es evidente que el delito de rebelión, tal y como está tipificado, no corresponde al tipo de rebelión que se ha sufrido durante estos últimos meses », dijo Sánchez entonces.

La vicepresidenta del Gobierno apuntó la semana pasa a esta tesis. «El golpe de Estado requiere fuerza, instrumentos de fuerza coercitiva y está asociado a las armas», dijo. El propio Sánchez trató de apuntalar su estrategia la semana pasada, en el Congreso, exhibiendo la tesis exhibida en 1994 por el entonces diputado popular Federico Trillo .

«Hizo una propuesta de modificación, una enmienda de modificación, en la que decía que el delito de rebelión, que es inherente a un supuesto golpe de Estado, se tiene que dar por militares o por civiles armados a la orden de militares», dijo desde la tribuna del Congreso y señalando de forma nítida su posición.

En su propuesta de modificación del Código Penal del mes de mayo Sánchez ya estaba diciendo esto, con el detalle no menor de que en el fondo proponía una reforma para endurecer el tipo de rebelión y que se ajustase sin discusión a lo sucedido en Cataluña. En aquel momento la lectura política era de firmeza con el independentismo porque él hablaba de un endurecimiento del tipo penal , aduciendo que actualmente respondía a causas militares.

Ahora el Gobierno no solo no quiere reformar el Código Penal, sino que no explicita en qué sentido lo quiere cambiar: si para endurecerlo, como sostenía en mayo, o para suavizarlo. Con este discurso confuso, con tantos matices, el Ejecutivo quiere ganarse a a sus socios independentistas, rechazando que los procesados por los acontecimientos del 1-O sean castigados con cárcel.

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