Díaz usa la crisis interna para reforzarse ante Sánchez y Podemos

Evita secundar a Belarra en su pulso contra Batet ante la inhabilitación de Rodríguez como diputado del Congreso

Podemos renuncia a querellarse contra la presidenta de la Cámara y el ya exparlamentario abandona el partido

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, pronuncia un discurso durante el Congreso confederal del sindicato Comisiones Obreras (CCOO) este sábado en el hotel Auditorium de Madrid EFE / Vídeo: Díaz reafirma ante CCOO su compromiso de derogar la reforma laboral del PP - EP

Algo se ha roto en la coalición. Haciéndose evidente que es la necesidad y no la confianza mutua lo que mantiene unido al Gobierno. Pero PSOE y Unidas Podemos insisten en que la coalición no peligra. En el día de ayer las partes trataron de enfriar la polémica . Pero reivindicando sus posiciones. Adriana Lastra , vicesecretaria general del PSOE, dijo que la coalición «no corre ningún riesgo» y que «está más fuerte que nunca». Ambas cosas son compatibles. Pero lo segundo no es verdad. La ausencia de una alternativa que no pase por un nuevo entendimiento entre ellos tras unas nuevas elecciones es el mejor pegamento cuando todo parece tambalearse.

Yolanda Díaz , vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, maniobra en este lance para reforzar su posición. Tanto dentro de la coalición y en su relación con el PSOE como en los equilibrios internos que tiene que hacer en el espacio confederal para construir un liderazgo que pretende representar una mayor transversalidad ideológica. Fue Díaz quien decidió hacer público el choque en la coalición para no perder influencia en la reforma laboral al denunciar un «intento de injerencia» después de que el presidente ordenara a la titular de Economía coordinar la negociación con sindicatos, agentes sociales y ministerios.

Su equipo cargó contra Nadia Calviño, vicepresidenta primera, y denunció que las competencias son «exclusivas» de Díaz . Pero lo hicieron sin poner de por medio el cuerpo de la vicepresidenta segunda, gestionando el conflicto desde la retaguardia y dejando a Ione Belarra , líder de Podemos, la responsabilidad de prender la mecha mediante un mensaje en Twitter.

Según fuentes del Gobierno, la decisión de Díaz de dar un golpe en la mesa vino motivada no solo porque Economía no le respondiese a la petición de explicaciones después de que desde el departamento de Calviño les trasladasen que iban a asumir el mando de los trabajos en la recta final de las negociaciones con la reforma laboral. Sino porque también se intentó poner en contacto tanto con Óscar López como con Félix Bolaños . Y no lo logró. Desde las filas socialistas no corroboraban este punto y se esforzaban ayer por quitar trascendencia al choque. Creen que éste se produjo porque «Yolanda Díaz se está reivindicando». Mientras que desde la parte morada se reconocen «sorprendidos» porque Pedro Sánchez amparase desde Bruselas las posiciones de Calviño.

En Unidas Podemos creen que hay una intención clara por rebajar el peso de Díaz en esta materia. Y que existe también un intento por rebajar la ambición final de la reforma. Porque no encuentran explicación a por qué ahora se cuestiona el liderazgo de Díaz cuando lleva asumiendo esto desde el mes de marzo. Desde las filas socialistas se muestran «cansados» por la constante retórica de sus socios que proyectan que «todo lo bueno es de Podemos y lo malo es del PSOE».

Ambas partes reconocían por la tarde que durante el día de ayer no se habían producido contactos para restañar las heridas. A principios de la semana habrá una reunión formal entre los socios en la mesa de coordinación que había demandado Unidas Podemos. Se celebrará el lunes o el martes. Desde distintas esferas de La Moncloa se insiste en que la relación entre los socios es «constante» y «fluida». Pero se ha visto interrumpida.

Un silencio calculado

Además del pulso entre los socios, la crisis ha dejado al descubierto la necesidad de la vicepresidenta por construir su perfil. Marcando distancias con Sánchez pero también con la marca Podemos. A la vez que ayer se reivindicaba en su discurso económico en alianza con los sindicatos, Díaz sigue evitando pronunciarse sobre el otro conflicto que ha golpeado a la coalición. La vicepresidenta segunda evitó secundar a la líder de Podemos en su hiperventilado ataque al Poder Legislativo y Judicial después de que el Congreso cesara a su diputado Alberto Rodríguez, inhabilitado por el Tribunal Supremo después de patear a un policía. Nunca participa en esto.

Es una máxima suya, y así lo decía en mayo en su primera reunión como líder del espacio: «La política de Twitter transmite tanta ansiedad que creo que ante ese malestar social y esa distancia social nosotros lo que hemos de hacer es generar sosiego y tranquilidad». Su actitud no responde a una mala relación con el partido morado, sino a la táctica por ampliar su base electoral y actuar de paraguas del 'frente amplio' que pretende construir.

Díaz ha optado por apartarse de esta polémica. Y se apunta en su entorno a que incluso desconocía el anuncio que se hizo en la noche del viernes respecto a que Unidas Podemos presentaría una querella contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet . No obstante, desde el grupo parlamentario de Unidas Podemos optaron ayer por la mañana por rebajar ese tono belicoso y anunciaron que la querella que iban a presentar finalmente sería a título personal del diputado Rodríguez. Algo que en el PSOE interpretan también como un intento por rebajar la tensión de las últimas horas.

También son rivales

La segunda parte de la legislatura es fundamental para PSOE y Unidas Podemos; son socios de Gobierno pero no dejan de ser rivales electorales. De cada ley o anuncio siempre subyace la tensión de ver quién ha marcado más su sello. Ocurrió con la ley de vivienda , con la del 'sí es sí' y con los Presupuestos Generales. Y pasará con la reforma laboral. Díaz busca un espacio político que supere el actual de Unidas Podemos y el PSOE se pone ya está en guardia y se va preparando.

Respecto al conflicto en la coalición con Alberto Rodríguez , los intentos del grupo parlamentario por apaciguar la tensión no han tenido suficiente fuerza. A última hora de la tarde de ayer era el exdiputado quien anunciaba su abandono de Podemos, formación en la que además de diputado nacional llegó a ser su número tres. A su llegada al aeropuerto canario de Los Rodeos cargó también contra el PSOE porque, a su juicio, se «plegó» a las presiones del Poder Judicial y se preguntó qué hubiera pasado si en lugar de apellidarse Rodríguez «tuviera un apellido compuesto»: «La sensación que tengo yo y que tienen miles de personas es que esto no hubiera pasado», dijo.

También recalcó que con la pérdida de su escaño «acaban de dejar a más de 64.000 canarios sin representación» y aseguró que esta «batalla la ganaron por ahora». Pero fue incapaz de confirmar si acabará presentando la demanda que iba a presentar Podemos y a la que luego renunciaron. Ayer se limitó a indicar que estudiará la sentencia con su equipo jurídico y actuarán «en consecuencia»: «Haré todo lo que esté en mi mano jurídicamente, por supuesto, iré al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Iré a Estrasburgo sin ningún tipo de paliativo», declaró, sin mencionar ya a Batet.

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