Díaz borra el rastro de Iglesias y Podemos y pone en marcha su proyecto
La vicepresidenta muestra complicidad con Mónica García, fuerza un paso de Errejón y enmudece al partido morado
Lo que pasó ayer en el Teatro Olympia fue un ejercicio de dejarse llevar por las sensaciones y arrancarse la prudencia impostada que han vestido durante meses. Sin esos corsets de los partido políticos que a veces limitan el mensaje. Ayer cinco políticas de primera ... línea de la izquierda reivindicaron el «entendimiento» por «encima de las siglas» y «la unidad». El mensaje que caló, el más repetido de la jornada, es que «juntas» son «mejores».
Calculado, naturalmente, se evitó hablar del 'proyecto amplio' que plantea la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz , pero no hizo falta porque la idea flotaba en el ambiente. Fue invitada a participar en este encuentro de liderazgo femenino junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau ; la líder de Más Madrid y de la oposición en su comunidad, Mónica García; la líder del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), Fátima Hamed Hossain , y la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana y anfitriona, Mónica Oltra. Es la primera piedra de lo que Díaz quiere construir. El domingo que viene algunas de ellas se volverán a encontrar en Cataluña, en un acto de los comunes. Otra piedra más.
Atrás quedan Pablo Iglesias y una dirección de Podemos que ayer pareció enmudecer ante un evento donde no estaban invitados. Fuentes de la Vicepresidencia Segunda admitieron que las cinco quedaron sobrecogidas por el entusiasmo con el que se recibió el acto. Díaz no se pudo contener y se lo regaló al público a los pocos minutos de empezar. «Hoy empieza algo maravilloso», expresó. Sin disimulo, lo dejó en el aire. Quedó clara la sintonía que tenían entre ellas. Todo lo que pudiera sonar a reunificación de la izquierda era aplaudido con fuerza por un público entregado que no echó en falta a ningún alto cargo del partido morado.
Hubo algún guiño de Oltra a sus compañeras de Podemos, eso sí, pero poca cosa. En el entorno de la vicepresidenta admiten no estar sorprendidos de que Podemos no haya hecho ningún gesto de celebración a un encuentro que es embrión de la plataforma en que se convertirá Unidas Podemos. Y consideran que quien no tenga claro que los partidos «tienen que estar y no ser, no ha entendido nada».
Capacidad aglutinadora
La fotografía que precede a este texto servirá de fertilizante para esa búsqueda de alianzas que plantea la vicepresidenta segunda con el objetivo de ampliar la base electoral. Digan lo que digan a partir de ahora, si lo intentasen rebajar para calmar cualquier malestar en los sectores más reacios al entendimiento, se habló de «futuro».
«El ruido y la confrontación no son política, eso solo demuestra que no se tiene ideas ni proyecto de país, y aquí creo que tenemos un proyecto de país», expresó la vicepresidenta. El medio fue el mensaje; para explicarlo con otras palabras, la puesta en escena fue más elocuente que las conversaciones que tuvieron entre ellas. Y la complicidad no verbal que demostraron Díaz y Mónica García fue un elemento relevante. «Es la primera vez que vengo a un aquelarre», bromeaba así la líder de Más Madrid con las críticas que había hecho la derecha, y una de las que más se reía era la vicepresidenta. Más Madrid es la alianza más sensible, dado que su fundador, Íñigo Errejón, arrastra consigo su eterno enfrentamiento con la dirección actual de Podemos.
Errejón lanza un guiño
Pero la asistencia de García al encuentro y su gestualidad con Díaz evidencian que en el partido madrileño hay sensibilidades que se inclinan por la unidad y la colaboración. A pesar de que el conflicto sea con Podemos y no con Díaz. «No voy a pedir perdón ni permiso por estar aquí» , aclaró García. Dejando claro que nadie la tutela.
«Somos diversas y somos imperfectas, somos vulnerables y somos frágiles, y juntas somos mejores», continuó. Más claro imposible. Por la tarde, el propio Errejón torcía el brazo ante un acto en el que no estaba el partido morado que tanto le incomoda . Se manifestó «orgulloso» en Twitter. Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, también mostró su entusiasmo. García no dejará Madrid, pero sí está dispuesta a colaborar con lo que construya Díaz en el próximo ciclo electoral. Pese a ser un evento impulsado por Iniciativa, una de las patas de Compromís, la vicepresidenta pudo a todas luces proyectarse como líder de esa candidatura aglutinadora. «Esto va más allá de las siglas», decía Colau, que más tarde se refería a Díaz como la próxima presidenta del Gobierno. Mientras, el resto aplaudía y asentía.
Estrategia de fondo
Pese a que el «proceso de escucha» de Díaz no empieza hasta 2022, lo cierto es que lleva un tiempo tocando teclas. Y sin esa estrategia de fondo previa, en la que lleva ya varios meses, igual hubiera sido más complicado juntar a estas cinco protagonistas políticas, sobre todo a la líder de Más Madrid.
Cuando le preguntaron a Oltra por qué faltaba gente, alusión al rumor generado en los días anteriores por la ausencia de las dirigentes moradas, esta quiso ser diplomática y apeló a la falta espacio: «No estamos todas, pero representamos a muchas de las que no están». Luego, para salir del atolladero de una pregunta que seguramente no tenía más remedio que aclarar, tiró de humor: «Es que a Ayuso tampoco la íbamos a invitar...». Podemos no contribuye a hacer más abierta la plataforma, pero tiene estar dentro. Aún así, este acto endurece las distancias de Díaz con ellos y es difícil de digerir para su dirección. Antes de ayer la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana se encontró con la ministra de Igualdad, Irene Montero , en Madrid, en un gesto de distensión.
El papel meramente testimonial de Podemos es precisamente la estrategia para centrar el foco en Yolanda Díaz y favorecer el acercamiento a Más Madrid. Pero a la vez esa situación y la intención de superar las fronteras de Unidas Podemos levanta ampollas a nivel interno en Podemos. La tensión trasciende de silencios como el de ayer. El partido entiende que deben apoyar a Díaz, pero ven peligrar su marca. La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra , a la sazón secretaria general del partido, y su número dos, Montero, están en esas tesis. No estaban invitadas al encuentro. Aunque sí había una delegación valenciana de Podemos entre el público. Ese será el gran pulso de lo que queda de legislatura en la izquierda . La ambición de Díaz pretende que la matriz original que es Podemos pase a ser una parte más de un ente más amplio. En la formación morada hay recelos, pero también conciencia de que no hay alternativa más que sumarse al grito de «Díaz presidenta» que resonó ayer en Valencia. El diablo estará en los detalles.
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