Denuncia de exagentes del Mossad: la mayor bancarrota de Israel pasaba por la noche ibicenca
Un magnate hebreo acusado de ocultar 100 millones de euros usó dos testaferros residentes en la isla
El Tribunal de Distrito de Tel Aviv está investigando el caso Fishman, la mayor bancarrota de Israel, cifrada en unos 4.000 millones de shekels, casi mil millones de euros . La acusación sostiene que la quiebra fue fraudulenta, pues el magnate Eliezer Fishman habría usado una red de testaferros para ocultar activos y para venderlos.
El administrador designado por el juez para controlar el grupo contratató a la agencia privada de inteligencia Black Cube, creada y dirigida por exagentes del Mossad, el servicio secreto israelí. Tras varios meses de investigación han presentado al tribunal un informe en el que sostienen que el dueño del grupo Fishman ocultó en Europa bienes por valor de 100 millones de euros, principalmente en Inglaterra y Alemania. Para ello, siempre según la acusación, se habría servido de una red de testaferros.
Aquí está la conexión con España, ya que dos ellos son residente en Ibiza . Se trata de una pareja, él alemán y ella rumana, a la que definen como una «destacada figura de la vida nocturna de Ibiza». Serían hombres de paja, pues sus actividades no cuadran con los negocios oficiales del magnate israelí Fishman.
La estructura de testaferros pivota, presuntamente, sobre un abogado alemán, Marcus Rise, quien habría organizado el entramado. Según los documentos que ha podido consultar ABC, la rumana residente en Ibiza posee el cien por cien de una sociedad constituida en Inglaterra que unos meses antes de la bancarrota del grupo Fishman adquirió las acciones de una empresa alemana que era propiedad de los hijos de Fishman. Los investigadores de Black Cube sostienen que esta persona carece de los conocimientos necesarios sobre el sector inmobiliario para realizar esas operaciones, por lo que habría sido contratada como testaferro. ABC se ha puesto en contacto con la mujer, quien se ha limitado a responder por escrito que «ya está todo solucionado, buscaron y no encontraron nada» .
Tel Aviv, Londres, París y Madrid
Los agentes de esta consultora de inteligencia, con sede en Tel Aviv y oficinas en Londres, París y Madrid, provienen casi en su totalidad de los servicios de seguridad israelíes y utilizan métodos drásticos, como hacerse pasar por otras personas para recabar información. Por ello han sido criticados, no han estado exentos de polémica, pero fuentes vinculadas a la compañía aseguran que «Black Cube siempre respeta la legislación del país en el que opera» .
En el caso de esta investigación, miembros de la agencia se hicieron pasar por empresarios y les ofrecieron uno de los activos ocultos del grupo Fishman, una propiedad inmobiliaria en Alemania valorada en ocho millones de euros (Eliezer Fishman, que hizo su fortuna con una cadena de tiendas de muebles al estilo Ikea, se convirtió en uno de los principales magnates inmobiliarios de Israel y poseía extraordinaria cartera, muy diversificada, de negocios en distintos sectores, desde los créditos hasta los bienes de consumo).
Black Cube también recibió críticas porque fue contratada por el productor de cine neoyorquino Harvey Weinstein para que investigara a varias mujeres que estaban preparando las denuncias contra él por acoso sexual. Fuentes de la agencia privada dicen a ABC que cuando descubrieron que las acusaciones eran ciertas -originaron el movimiento «Me Too»-, en noviembre de 2017, «renunciaron al cliente y donaron a asociaciones pro derechos de las mujeres las cantidades cobradas a Weinstein». La empresa pidió perdón públicamente.
El consejo asesor de Black Cube está encabezado por Efraim Halevy , quien fuera jefe del Mossad, servicio para el que trabajó durante 40 años.