Robos, tensión y una supuesta agresión sexual: la degradación del «Woodstock indepe»
La Guàrdia Urbana desaloja la acampada independentista sin apenas resistencia
Poco quedaba ya de la fotografía de estudiantes «pijos» y «perroflautas» -permítasenos la simplificación- compartiendo tiendas Quechua sobre el asfalto para protestar contra la sentencia del «procés». Se había esfumado por completo el ambiente festivo y reivindicativo que sobrevolaba aquella especie de mini Woodstock barcelonés plantado el 30 de octubre en pleno centro de la capital catalana. Ayer, sobre el campamento de la plaza Universitat, que ya tenía tanto de estudiantil como la tuna, además del convencimiento de que su desalojo sería inminente, se percibía el desconcierto, la tensión interna y la derrota de una iniciativa que a los pocos días de instalar el campamento ya se convirtió en un espejo del «procés»: división independentista -los estudiantes vinculados a los partidos decidieron abandonarla mientras otros se quedaron- y peleas por la caja del «fondo de solidaridad».
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Pero el crepúsculo del Woodstock independentista está siendo incluso más oscuro que su alumbramiento. Una supuesta agresión sexual la madrugada del pasado jueves puso la guinda a un carrusel de incidentes. Los propios acampados llamaron al teléfono de emergencias 112 alertando de que una joven, que dormía en una tienda de campaña, se quejaba de una agresión sexual y de comportamientos machistas. Una patrulla de los Mossos d’Esquadra acudió el jueves por la tarde e identificó al propietario de la tienda. Sin embargo, al menos de momento, no han podido relacionarlo con la supuesta agresión. Al cierre de esta edición, los Mossos tampoco tenían constancia de que se hubiese presentado ninguna denuncia. De confirmarse, sería el incidente más grave en campamento, pero no el único registrado esta semana. En los últimos días, una empresa constructora denunció el robo de treinta vallas y de un lavabo portátil. La Policía catalana acabó averiguando que tanto las primeras como el inodoro estaban siendo utilizados en la acampada de la plaza Universitat.
26 toneladas de material y sin denuncias
Esta madrugada, finalmente, un amplio dispositivo de la Guàrdia Urbana ha desalojado la acampada es. Los agentes han procedido al desalojo sobre la una menos diez de la mañana, sin encontrar apenas resistencia. Eso sí, ha habido dos detenidos en el operativo: un individuo por lanzar un objeto sobre los agentes, y otro por empujones.
Esta vez, del desalojo se ha ocupado la Guàrdia Urbana, mientras que los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra han sido quienes han mantenido el perímetro de seguridad. En esta ocasión, los papeles han sido intercambiados entre los dos cuerpos policiales.
A partir del desalojo, los operarios municipales y los agentes de la Guàrdia Urbana han comenzado a retirar las tiendas y toda la intendencia de un campamento que ya estaba en un estado decrépito. Pasadas las dos de la mañana, los acampados decidieron abandonar definitivamente la plaza, llevándose consigo en carros de supermercado las provisiones que todavía les quedaban.
Los equipos de limpieza de Barcelona han retirado unas 26 toneladas de materiales entre tiendas, sillas, mesas, carpas y más restos. Se ha identificado a los presentes, aunque no se les ha denunciado por ocupación de la vía. Según ha comentado, estas multas se impondrán automáticamente a aquellos que vayan a recuperar sus objetos.
Pocos y malavenidos
Ayer, antes del desalojo, en el Woodstock «indepe» no había música. La multitud estudiantil indignada por la sentencia del «procés» hacía tiempo que ya había abandonado el barco. La mayor deserción se produjo hace diez días cuando las juventudes de ERC y la CUP decidieron irse. Se quedaron unos 120, y ni siquiera todos se atreven a pernoctar en la plaza dadas las bajas temperaturas que está registrando la capital catalana. Los Mossos contabilizaron exactamente a 117 acampados, cuando hace unos días los identificaron por la ocupación «no comunicada del espacio público». Son pocos, y malavenidos, reconocieron fuentes de los acampados a ABC. Y es que de los indignados estudiantes por la sentencia ayer solo quedaban ayer una cincuentena, resignados a un desalojo inminente. El resto eran «sin techo» -una cuarentena- y unos treinta radicales antisistema. Al Woodstock «indepe» no le faltó marihuana, pero sí «hippies», Jimmie Hendrix, y sobre todo paz.