Así es la declaración de Pedralbes, origen de la figura del «relator»

Para ganarse el apoyo de ERC, Sánchez se abre a una mesa negociadora como la que llegó a aceptar cuando se reunió con Torra en diciembre

Sánchez y Torra, en la reunión de Pedralbes del 20 de diciembre AFP

S.E.

Pedro Sánchez dejó de lado ayer la línea dura contra el independentismo que ha exhibido durante la campaña electoral, y con el objetivo de que ERC permita su investidura como presidente del Gobierno, apuntó a la declaración de Pedralbes como punto de partida para el diálogo con el independentismo durante la próxima legislatura.

[ Lee completa la declaración de Pedralbes (PDF) ]

El candidato del PSOE a La Moncloa hizo este enésimo cambio de discurso minutos después de que la formación republicana informar a través de un comunicado que por el momento su intención es votar «no» a la investidura de Sánchez . Tras el preacuerdo alcanzado con Pablo Iglesias , el presidente en funciones necesitaría que los independentistas se abstuvieran para ser investido en segunda votación.

Pero en la mañana de ayer el vicepresidente del Govern y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès , apuntó que el pacto del Palacio de Pedralbes de hace un año del Gobierno de Pedro Sánchez con Quim Torra puede ser un «punto de partida» para la negociación que PSOE y los independentistas mantendrán estas semanas.

El PSC, concretamente la presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín , apuntó también que la declaración de diciembre de 2018 «podría ser un punto de partida» negociador. En dicha declaración, tras la reunión entre Sánchez y Torra, el Gobierno español y la Generalitat decían apostar por un «diálogo efectivo y por avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña».

Este pacto no llegó a cristalizar por el rechazo de los independentistas a tramitar los presupuestos y el consiguiente adelanto electoral. La declaración de Pedralbes , que se puede consultar en la página web de La Moncloa, señala los gobiernos de España y Cataluña convinieron en afirmar:

- «La existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña ».

- «Su apuesta por un diálogo efectivo que vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana».

- «Que deben seguir potenciándose los espacios de diálogo que permitan atender las necesidades de la sociedad y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica».

- «Que la vía del diálogo requerirá del esfuerzo de todas las instituciones, de los actores políticos y de la ciudadanía».

El Gobierno español y la Generalitat se comprometían en este documento «a trabajar para hacerlo posible» y a emprender un «diálogo efectivo» mediante la convocatoria de una comisión bilateral y una mesa de partidos : «De esta forma se amplían los espacios de diálogo ya existentes en el Congreso de los Diputados y en el Parlament».

La mesa de partidos se constituiría para que cada uno de los participantes planteara «sus propuestas de resolución y proyecto político, con total libertad, sobre el futuro de Cataluña con el fin de consensuar una propuesta política y democrática». La «dos representantes, con capacidad de decisión en los dos ámbitos territoriales (estatal y catalán), de cada uno de los grupos políticos con representación en Cataluña y, en su caso, de las formaciones vinculadas a los mismos».

La declaración de Pedralbes también señalaba que la comisión bilateral Estado-Generalitat debía «hacer propuestas sobre el futuro de las relaciones institucionales entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña».

En la reunión del 20 de diciembre entre Sánchez y Torra, el presidente catalán entregó otro documento que el Ejecutivo socialista intentó ocultar y que no reconoció como válido porque no fue pactado como el Govern. Este documento incluía 21 puntos entre los que destacaban la exigencia de «reconocer y hacer efectivo el derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña», la «desfranquización» de España y contar con «mediación internacional», lo que más tarde se conoció como la figura del «relator».

Fue en un encuentro mantenido en enero entre la vicepresidenta Carmen Calvo y su homólogo catalán, Pere Aragonès, cuando el Gobierno de Sánchez aceptó esa figura. «No, no hacen falta mediadores, ni para el Gobierno ni para el PSOE. Sí acaso alguien que pueda tomar nota, que pueda convocar, que pueda coordinar porque hay diferentes partidos, pero no hacen falta mediadores para estar dentro de la ley», defendió entonces Calvo.

Esa figura, según la vicepresidenta, sería alguien «capaz de decir, "nos convocamos, tomo nota de lo que vamos hablando", un poco la figura de lo que hace un relator en el Congreso, alguien que entiende lógicamente de política, no vamos a sentar a alguien ajeno a la situación de Cataluña en España».

Estas concesiones fueron lo que llevaron a la concentración de Colón , que unió por primera vez bajo un mismo lema a PP, Ciudadanos y Vox. Miles de personas exigieron en las calles de Madrid el fin de la negociación del Gobierno con los independentistas y elecciones cuanto antes. «España no necesita relatores», reclamaron en la marcha.

Unos días después, con el veto de los independentistas a los Presupuestos y tras fracasar el diálogo con la Generalitat, Pedro Sánchez convocó las elecciones del 28 de abril.

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