Manuel Marín
Debilidad de marca
La configuración del PSOE como una marca federal no transmite credibilidad
A Emiliano García Page conviene elogiarle su arranque de sinceridad. Ayer reconoció que el PSOE arrastra una «debilidad de marca» porque «no tenemos claro qué errores hemos cometido». Los socialistas descubrieron con alarma su suelo electoral hace cuatro años, cuando obtuvo 110 escaños. Hoy varios sondeos le sitúan por debajo de 90. Quizás esa previsión de castigo sea excesiva porque hay quien cree que, a la hora definitiva de votar, una mezcla de vértigo, pragmatismo y costumbre permitirán al bipartidismo tradicional lograr mejores resultados de los pronosticados
Sin embargo, García Page confunde los términos. Los socialistas sí saben qué errores han cometido. Lo que no tienen claro es cómo rectificarlos, lo que pesa tanto o más que cometerlos.
Entregar alcaldías a Podemos o a sus marcas alternativas tras el 24-M fue un error que ha afectado a la pérdida de identidad del PSOE. Sánchez creyó que estos pactos volverían a situar a su partido, gobernando autonomías o condicionando ayuntamientos, en una posición de privilegio para debilitar al PP. Muy al contrario, ha regalado todo el protagonismo a alcaldes como Carmena, Colau, Kichi…
No definir su modelo de Estado con un discurso transparente y homogéneo es otro fallo basado en la falta de convicción. Como lo es dar por superada la Constitución, o haber sido ambiguo frente al soberanismo… Defender a la vez la unidad de España y el derecho a decidir es incongruente, y su electorado lo penalizó.
Además, la configuración del PSOE como una marca federal no transmite credibilidad. Cuando los socialistas asumieron la necesidad de superar el fracaso del «zapaterismo» con un nuevo liderazgo también cometieron la equivocación de mirarse al ombligo en la creencia de que una izquierda alternativa más populista y radical nunca podría discutirle su prevalencia. Hoy son otros quienes le discuten la bandera de la autenticidad moral de la izquierda.
Vivir de la imagen es otro error porque los proyectos políticos determinantes solo triunfan cuando se nutren de ideas y principios sólidos. Incluso, aunque se diseñen cargados de revanchismo. El PSOE ha cultivado una imagen atractiva de democracia interna que poco se compadece con la realidad: las primarias son un puro escaparate cuya letra pequeña siempre escribe el aparato a base de «dedazos».
Debilidad de marca es fichar a Irene Lozano o entregar la alcaldía de Madrid a Carmena. Debilidad de marca es sumar ayuntamientos del PSC a la Asociación de Municipios por la Independencia. Debilidad de marca es maquillar de falsa libertad interna la fulminación de de Tomás Gómez, Antonio Carmona, Antoni Asunción… Debilidad de marca es, sobre todo, no rectificar.