España vota para poner fin al bloqueo, pero el pacto se atisba más difícil
Abstencionistas e indecisos tienen en su mano alterar el resultado de las encuestas. Los partidos calculaban esta semana que alcanzaban los dos millones
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La segunda repetición electoral de la democracia llega hoy de la mano de un escenario político aún más complicado que el del mes de abril. Un total d e 37 millones de españoles están llamados a ir a votar para intentar dejar atrás el bloqueo y los más de seis meses de interinidad de un Gobierno que no tiene plenos poderes para afrontar desafíos tan graves como el secesionismo catalán, la desaceleración económica, el agujero de las pensiones, el elevado paro estructural o el Brexit. Entre los llamados a votar se encuentran casi dos millones de indecisos y abstencionistas cuya movilización podría cambiar la difícil aritmética parlamentaria que pronostican las encuestas, en las que ningún bloque aparece con mayoría suficiente para gobernar. Sin embargo, la indignación de los ciudadanos por la falta de acuerdo y el cansancio por la sensación de vivir en una campaña electoral permanente –cuatro elecciones generales en cuatro años y tercera llamada a las urnas en 2019– hace dudar de la capacidad que tendrán los partidos para seducir a los votantes menos convencidos.
La fragmentación ha crecido en la izquierda por la irrupción de Más País, pero también en el que será su aliado necesario según los sondeos, el independentismo catalán, por la candidatura de la CUP. Y las relaciones entre las principales fuerzas de la izquierda, PSOE y Podemos, no solo no se han recompuesto en las últimas semanas sino que ambas formaciones han buscado ahora marcar distancias.
Tanto el líder socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, como el secretario general de la formación morada, Pablo Iglesias, vieron en la repetición electoral la opción de mejorar el resultado de abril pero no hay consenso en los sondeos respecto a que eso vaya a suceder. Sánchez ansía recaudar el 30 por ciento de los votos y situarse alrededor de los 130-140 escaños, curiosamente el objetivo que se marcó Mariano Rajoy en la primera repetición electoral de 2016. Calcula que desde esa posición, alguna de las otras fuerzas mayoritarias le permitiría gobernar. Pero algunos sondeos le auguran un retroceso desde los 123 diputados que logró en abril.
Iglesias, por su parte, creía haber tocado suelo en primavera pero la entrada en liza de Íñigo Errejón cambió su objetivo y ahora intenta resistir en su último resultado. En su caso, las encuestas coinciden al augurarle un claro retroceso aunque no parece que su nuevo competidor, el líder de Más País pueda adelantarle. El objetivo de Errejón es obtener un resultado que le permita configurar grupo parlamentario propio en el Congreso y para ello necesita 15 diputados o el 5 por ciento del total de votos. Si en abril PSOE y Podemos no fueron capaces de alcanzar un acuerdo ahora no solo tendrían que superar ese mismo obstáculo, sino hacerlo incluyendo a Más País en la ecuación.
El independentismo
Aún así, las encuestas pronostican que la suma de los tres no les permitirá alcanzar la mayoría absoluta de 176 escaños y que, para poder gobernar, necesitarán cuanto menos el permiso del independentismo catalán. Una variable que se ha complicado desde abril, cuando ERC regaló su abstención al PSOE . Ahora al grupo independentista le pesa la sentencia del Tribunal Supremo, y los violentos disturbios vividos en Cataluña tras el fallo del «procés» complican la ecuación junto con la posible entrada de la CUP en el Congreso de los Diputados. Para intentar desencallar sus posibilidades de gobernar, Sánchez ha buscado la polarización en la recta final de la campaña agitando el miedo a una subida de Vox.
Sin embargo, estas mayores dificultades de la izquierda no parecen allanar el camino de la derecha hacia La Moncloa, según las encuestas. La remontada del PP parece incuestionable pero no tanto por el robo de votantes del centro al PSOE sino por la recuperación de electores que en abril optaron por Cs o Vox.
El objetivo del presidente del PP, Pablo Casado, es llegar a los 100 escaños, una cifra que podría servirle para alcanzar al Gobierno si los otros dos partidos de la derecha mantuvieran el resultado de abril. Pero no es lo que nos pronostican las encuestas.
Supervivencia política
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, pelea en estas elecciones por su supervivencia política y aspira a enmendar los malos augurios de los sondeos en la recta final. Vox, en cambio, confía en adelantarle y sustituirle como tercer partido de la Cámara Baja.
Los movimientos de voto se anticipan así dentro de cada bloque pero no entre derecha e izquierda.
La mejor combinación aritmética posible para desencallar la situación y asegurar la gobernabilidad parece una gran coalición entre PP y PSOE. Pero los números no siempre son suficientes para hacer viables los acuerdos políticos y ambos partidos han descartado ya esta posibilidad. Primero, por el riesgo de dar alas a sus rivales ideológicos más cercanos. Segundo, por la elevada distancia que separa las políticas de ambos en cuestiones tan trascendentales como el modelo territorial, fiscalidad, presupuestos, economía, pensiones, mercado laboral o cambio climático. Una opción intermedia sería la abstención del PP o Ciudadanos a una investidura de Sánchez. Pero el primero la ha descartado y, aunque Rivera ha asegurado que esta vez sí buscará el acuerdo, hay sondeos que sostienen que la suma de ambos ya no será suficiente.
Todo apunta así a que los partidos tendrán que abrir una nueva ronda de negociaciones y ceder posiciones en las que se enrocaron tras la anterior convocatoria electoral para que pueda echar a andar un nuevo Ejecutivo.
En los cuarteles generales de los partidos más grandes se reconoce que la convocatoria de unas terceras elecciones, que serían los quintos comicios generales en cuatro años, sería un desastre no solo para el país sino para la clase política, ya que aumentaría aún más su desgaste. Y por ello, muestran su convencimiento de que será mayor el esfuerzo por evitarlas y confían en que se produzca alguna quiebra respecto a las posiciones de abril. Pero nadie se atreve a apostar quién será el que ceda y mientras las líneas rojas se mantengan, las terceras elecciones son una posibilidad que no puede descartarse.
Esta noche, a partir de las 22.30 horas se conocerán los resultados del escrutinio en una rueda de prensa que ofrecerán la ministra portavoz en funciones, Isabel Celáa, y el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. Lo harán dos horas y media después del cierre de los colegios electorales, en los que más de 92.000 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad vigilarán el transcurso de los comicios.
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