Manuel Marín

Una «cuarta vía» para el PSOE

Manuel Marín

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Todo en el nuevo liderazgo del PSOE parece girar en torno a tres ideas: el frágil y virulento retorno de Pedro Sánchez como síntoma de un cisma garantizado, la ambición de Susana Díaz como «panzer» reformista avalado por Felipe González y Rodríguez Zapatero, y la incógnita de una tercera vía oportunista que emerja sin demasiado esfuerzo como triunfadora de la pugna entre fracasados y traidores. De momento, solo Patxi López ofrece un disimulado proyecto de renovación como alternativa difusa para un PSOE a cuya gestora el paso del tiempo no le sienta del todo bien.

López fue lendakari en la etapa en que se le identificaba como el alter ego de Zapatero y un referente de la modernización del PSOE, aunque para ello tuviera que ser socorrido por el PP en su investidura y hoy lo haya olvidado. Después fue un influyente integrante del sanedrín de leales a Pérez Rubalcaba, y más tarde consagró su pedigrí de «sabio» intocable con Pedro Sánchez sin siquiera intuir que el PSOE circulaba hacia sucesivos fracasos históricos en las urnas.

López no es un estratega de largo alcance. Sin embargo, ahora se deja querer como nuevo líder. Insinúa sin mostrar. Amaga sin golpear. Y observa sin decidir… a la espera de que Susana Díaz concite en torno a su persona el desgaste colectivo de toda la gestora socialista y el odio de la militancia. Patxi López espera agazapado a que se le reclame públicamente como solución, y no tenga que verse obligado a soportar un congreso federal competitivo y excluyente. Quiere, como Susana Díaz, ser aclamado y no elegido a la clásica usanza de los cónclaves socialistas, en los que el recuento oficial de votos de delegados siempre resulta impredecible. Por eso López pretende soltar el lastre de Pedro Sánchez y empujarle a no presentarse y a asumir que su fracaso es irrevocable. López quiere ponerse la careta de Sánchez como único modo de plantar cara a Susana Díaz, pero no lo hará sin antes hacer un cálculo plausible de votos favorables. Por eso aún guarda un silencio táctico del que no se fían ni Sánchez ni la presidenta andaluza.

No obstante, para una parte sustancial de la militancia la identificación de Patxi López con Pedro Sánchez es evidente… y nociva. Hay quien da por amortizados a Sánchez y Díaz, y espera incluso un fracaso preventivo del ex lendakari: una cuarta vía «blanca» e inédita de la que pocos hablan. Aquel diputado anónimo que, como Zapatero, consiguió imponerse entre José Bono y los guerristas… o aquel presidente autonómico con experiencia de gestión, predicamento en el PSOE y ambición suficiente. ¿García Page? ¿Otros? El PSOE es una parrilla con brasas incandescentes. Todo lo quema.

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