Cuando el abogado de Puigdemont y Torra colaboraba con ETA y con la DEA
En 1992 dijo colaborar con la agencia antidroga estadounidense para denunciar una operación ilegal en Cuba
El polémico abogado del fugado, Carles Puigdemont, y de su sucesor, Quim Torra, tiene una de las biografías más polémicas de la actual escena política española. Además de defender a los citados dirigentes soberanistas, fue condenado a catorce años de prisión -de los que cumplió seis- por ayudar en 1988 a ETA en el secuestro del empresario Emiliano Revilla. Se ha encargado de casos como el del analista de la CIA Edward Snowden -procesado por filtrar documentos de la agencia de inteligencia- o el de Rodrigo Lanza, el antisistema acusado de matar a un hombre en Zaragoza por llevar tirantes con la bandera de España. También fue investigado por una supuesta operación de blanqueo del narco gallego Sito Miñanco.
Pero entre toda su lista de contactos hay uno más extraño. Según documentos a los que ha tenido acceso este periódico, el propio Boye declaró en 1992 ante la Policía Nacional que colaboraba con la agencia antidrogas estadounidense DEA, a la que había alertado de supuestas operaciones ilegales cometidas en Cuba en los años 80. El abogado firmó de su puño y letra la declaración policial en la que realizó estas declaraciones sobre su cooperación con los servicios de seguridad norteamericanos. Ahora, 30 años después, dice «no conocer a nadie de la DEA».
El abogado de Puigdemont y Torra es un chileno de clase alta que llegó a España en 1986 para trabajar como economista. En Madrid entró en contacto con miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR ), un grupo terrorista chileno que a su vez mantenía relaciones con ETA. Un año después, Boye colaboró con un facción del MIR que intervino en el secuestro del empresario Emilio Revilla, perpetrado por ETA. El industrial soriano sería liberado tras 249 días de cautiverio y haber pagado una cifra que en su momento se estimó próxima a los mil millones de pesetas (seis millones de euros).
Boye fue detenido en enero de 1992 por su relación con el secuestro. Al ser interrogado por la Policía Nacional, detalló sus vínculos con el MIR y explicó que había prestado su vehículo a terroristas de este grupo, que lo emplearon para vigilar a Revilla. En esa declaración, el arrestado relató como el jefe del comando chileno le pidió en 1991, -tres años después del secuestro- que acudiera a un bar del barrio madrileño de Malasaña para tener un cita clandestina con otro terrorista . Allí recibió tres millones de pesetas. Según su testimonio, el dinero tenía como destino Cuba, donde el jefe del comando y Boye estaban intentado montar, según su relato, una empresa de aditivos para combustible.
No obstante, Boye explicó a la Policía que de ese pago «puede deducirse que se trata de un blanqueo de dinero» que se encubría con el pago a una empresa cubana. Los agentes le preguntaron por un documento que guardaba el detenido en su casa «con informaciones detalladas» sobre diversas personas. Según narró Boye, el original de ese escrito lo había entregado «en las oficinas de la DEA en la embajada norteamericana en Madrid (…) al objeto de no verse involucrado en una operación comercial, que podría tener carácter ilegal».
Casi tres décadas después, el abogado dice no recordar sus palabras a la policía. «Eso sucedió hace 27 años y a mí me habían aplicado la ley antiterrorista. No sé lo que pude decir», afirma a este periódico. El letrado de Puigdemont y Torra insiste en que no conoce a nadie de la agencia antidrogas estadounidense. «Es de locos», añade, antes de recordar la existencia de «noticias falsas» en las que se afirma que llegó a ser condecorado por la DEA. Pero la declaración policial que él mismo firmó insinúa un supuesto doble juego , en el que Boye formaría parte del entramado del MIR y a la vez estaría colaborando con las fuerzas de seguridad, una versión que él rechaza.
Lo cierto es que el abogado chileno sí se ha visto envuelto en otros casos en los que ha intervenido la DEA. Hace cuatro años defendió al indio Sohail Kaskar, un traficante de armas y drogas que fue detenido en Barcelona después de que un agente de la agencia estadounidense se hubiera infiltrado en el entorno del narcotraficante. Boye fue el letrado de Kaskar y solicitó que su cliente no fuera entregado a EE.UU., como reclamaba la DEA. La Audiencia Nacional, sin embargó, concedió la extradición del delincuente indio.
Con Geraldine Chaplin
Una de las personas que aparece citada en la declaración de Boye ante la Policía tras ser arrestado por el secuestro de Revilla es Geraldine Chaplin , la hija de Charles Chaplin y ex mujer de Carlos Saura. Según la declaración, en una ocasión él mismo y el jefe del comando del MIR, René Valenzuela, acudieron a la casa de la actriz dado que tenían muy buena relación con ella y su compañero, el cineasta Patricio Castilla, de nacionalidad chilena.
El esposo de Geraldine Chaplin llegó a declarar en su día en la Audiencia Nacional por estos testimonios. Quedó en libertad tras asegurar que desconocía que sus amigos eran terroristas que habían llevado a cabo el secuestro de Emilio Revilla. La actriz, por su parte, realizó en 1992 unas declaraciones públicas en las que mostraba su malestar porque se la hubiera relacionado con ETA y realizaba una dura condena del terrorismo.
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