El crecimiento de Ciudadanos desata sus primeras tensiones territoriales

El partido se consolida en toda España, pero se enfrenta a las dudas de algunos feudos

Francisco Igea y Albert Rivera, en el centro de la imagen, en un paseo por Ávila en la campaña del 26-M Efe
Juan Casillas Bayo

Juan Casillas Bayo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Cada vez que se abren las urnas, Ciudadanos crece». Albert Rivera lleva repitiendo esta frase desde que Inés Arrimadas consiguió el 21 de diciembre de 2017 una histórica victoria en Cataluña. Por primera vez, en unos comicios autonómicos, un partido derrotaba al nacionalismo en esta región. Cada cita electoral da la razón al presidente de Cs desde entonces, pero el crecimiento también conlleva mayores quebraderos de cabeza.

Acostumbrados a la toma de decisiones desde la sede nacional de la madrileña calle de Alcalá, en Cs ven ahora cómo en algunos territorios se cuestionan, e incluso se ignoran, las resoluciones de su Comité Ejecutivo. Su discurso pasa por defender «lo mismo en todos los lugares de España», lo que les obliga en parte a asumir las negociaciones locales y regionales en clave nacional, y a su vez les hace entrar en litigio con algunos de sus pilares –como la regeneración–. Francisco Igea , con su paso adelante en las primarias de Castilla y León , sembró un germen hasta entonces inexplorado en el partido: oponerse abiertamente a una directriz del monoliderazgo de Rivera.

El hoy candidato a la Junta castellano y leonesa se opuso al fichaje de la expopular Silvia Clemente porque, según él, no encarnaba esa «regeneración» por la que siempre ha luchado Cs. No solo se enfrentó a ella, sino que destapó un pucherazo que inicialmente le dio la victoria a la apuesta del aparato del partido, y que no dejó más remedio a la Comisión de Garantías y Valores que reconocer el triunfo de Igea; el primer «barón díscolo».

Anteayer, después de firmar un programa de gobierno con los populares en Castilla y León, apenas ocultó su malestar y admitió que entre sus votantes había «decepción y cabreo» . No obstante, su desafío no fue más allá, e Igea parece resignado a seguir los designios fijados por la Ejecutiva –y aprobados por él mismo–: «el socio preferente es el PP », sin excepción.

Cs intenta implantar la misma estrategia en cada territorio y, en algunos, genera fricciones

En Baleares , casi de forma paralela a Castilla y León, una voz autorizada en Cs también puso en duda la línea marcada por la dirección nacional. Xavier Pericay , uno de los fundadores del partido, se mostró muy crítico con la figura de José Ramón Bauzá y trató de torpedear su incorporación al proyecto de Cs. Sin embargo, en las primarias para elegir al candidato liberal a presidir el Parlamento balear, Pericay fue sorprendentemente derrotado por un entonces desconocido Marc Pérez-Ribas . El fundador de Cs denunció «presiones» a los afiliados para apoyar a su contrincante, pero terminó admitiendo que el proceso había sido limpio.

Primer divorcio

Pero sin duda, el mayor conflicto se ha dado en Barcelona , donde las continuas desavenencias han terminado en divorcio. Cs no ha sabido rentabilizar su victoria en las autonómicas de 2017 y pese a crecer en las generales y en las municipales, su alza en Cataluña es irrelevante en comparación con el resto del territorio nacional. En la tierra donde nació y donde ganó las autonómicas, ni tan siquiera venció en un solo municipio.

Es evidente que la baza de Manuel Valls , ex primer ministro francés, para la Alcaldía de Barcelona naufragó estrepitosamente. La candidatura Barcelona pel Canvi-Cs solo subió un concejal respecto a Cs en 2015 y ahora se ha fragmentado dejando a Valls con dos asientos en el Ayuntamiento y a Cs, con cuatro. La «excusa» para la ruptura fue el voto a favor de la investidura de Ada Colau –algo que no ha impedido al exsocialista Celestino Corbacho continuar en el grupo municipal–, pero la sensación es que Cs quería quitarse de en medio una voz discordante con las decisiones tomadas desde Madrid.

El último escenario en «explotar» fue Santa Cruz de Tenerife , donde el sábado pasado, durante la constitución de los ayuntamientos, los dos concejales de Cs votaron a favor de la candidata socialista obviando las pautas de la Ejecutiva. El caso está siendo investigado ya por el Comité de Régimen Disciplinario de Cs, aunque según explicaron desde el partido a ABC, los afectados tienen un plazo de diez días para presentar alegaciones. Su indisciplina puede incluso conllevar la expulsión, según marcan los Estatutos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación