El coronavirus brinda una segunda oportunidad al diálogo entre Sánchez y Casado
Significativa ausencia de Iglesias y todos los ministros de Podemos en el pleno del miércoles
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El hemiciclo abrió el miércoles sus puertas con las restricciones propias de una guerra. Diputados y personal imprescindible para la sesión, ausencia absoluta de medios de comunicación. La arquitectura y el contenido de la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladaron que nuestro país libra una batalla sanitaria, pero también económica. Y como un parte de guerra, las cifras de las nuevas bajas se conocieron mientras transcurría la sesión : 256 muertes desde el día anterior, 3.774 nuevos contagios en nuestro país.
Habrá recesión
No hubo buenas noticias en las palabras del jefe del Gobierno. Sánchez intentó preparar a la nación para la entrada en la peor fase de la emergencia sanitaria. «Lo más duro está aún por llegar», advirtió a un país confinado en sus domicilios. «Sé lo que pido, pero nada es caprichoso y gratuito, es lo que hay que hacer para salvar vidas y salvar nuestra economía». De cara a los enfermos, hizo referencia a la situación límite en la que puede entrar el sistema sanitario. De cara a los sanos, anticipó la mella que puede provocar la acumulación de los días de aislamiento. A unos y otros anunció la primera cuantificación de los daños económicos: pérdida de actividad de hasta tres meses y, por tanto, recesión. La única oportunidad para salvar la situación reside en «doblegar la curva» tanto de contagios como de destrucción de empleo y lograr así una recuperación con forma de «V» y no de «L». A ello, explicó, responden las medidas adoptadas por el Gobierno: el estado de alarma para reducir los contagios y el paquete económico para ayudar a resistir a los autónomos y pymes.
En total, 200.000 millones, la mayor movilización de recursos, recordó, de la historia de nuestra democracia « para no dejar a nadie atrás» . «Ninguno de nosotros habría querido vivir este momento histórico. Ojalá no estuviéramos en esta situación», admitió. Sin embargo, ni las cifras ni las medidas parecen suficientes a la oposición. Sánchez obtuvo el compromiso de que el decreto será convalidado, pero todos los representantes políticos le pidieron más actuaciones, especialmente para los autónomos y las familias desfavorecidas, y le afearon en mayor o menor grado la tardanza en actuar.
Cambio en el tablero político
La gravedad de la emergencia es tal que ha provocado lo que hace tan solo dos semanas parecía impensable: una línea de entendimiento entre Sánchez y el líder de la oposición, Pablo Casado, que abre una ventana de oportunidad hacia el futuro.
El jefe del Gobierno insistió en que el coronavirus lo cambia todo, incluyendo los Presupuestos urgentes que preparaba Hacienda para ser aprobados con el permiso del independentismo. Sus nuevas cuentas buscarán ahora «la reconstrucción económica y social» del país tras arrasar el virus, y para ellas anunció Sánchez que buscará el mayor consenso posible. Pidió, en concreto, el apoyo de Casado e incluso de Vox, cuyo presidente, Santiago Abascal, no acudió al pleno por haberse contagiado por coronavirus.
No fue una propuesta baladí. El líder socialista apeló a la unidad política una y otra vez durante su discurso como fórmula para vencer la batalla y salir reforzados. Pero también de cara al futuro. Su mensaje era global. Iba dirigido a los ciudadanos, a las autonomías, en especial al presidente de la Generalitat, Quim Torra, pero también a la oposición en su conjunto. Sánchez incluso pareció amagar con unos nuevos pastos de La Moncloa tras la superación de la pandemia al abogar por recuperar «los vínculos» que «unían» a los españole s y «la naturaleza» del debate político para sustituir la «destrucción» por «reconstrucción». El tablero político se mueve y a esta idea contribuyó la ausencia del vicepresidente Pablo Iglesias y del resto de ministros de Podemos.
Una vez superada la crisis, Sánchez prometió crear una comisión de evaluación para detectar los fallos del sistema sanitario y reforzar el Estado del Bienestar. «Es la hora de lo público» , subrayó, anticipando la recuperación de los «sistemas que nos protegían» y los servicios «desmantelados que ahora echamos de menos».
Casado recoge el guante
El líder de la oposición recogió el guante del líder socialista y le aseguró que «no esta solo», anticipándole su apoyo. Además compartió su petición de unidad, destacando que «esta batalla la afrontamos juntos» y demostró su sentido de Estado al anteponer la lucha contra el coronavirus a los ataques partidistas. «Encontrará más apoyo en nosotros que en sus socios de Gobierno», aseguró a Sánchez después de que éste lleve meses dibujando al PP como un partido desleal no solo al Gobierno sino a España.
No obstante advirtió de que exigirá responsabilidades cuando pase la crisis. Casado pidió al jefe del Gobierno la adopción de un plan de choque para los autónomos, empresas y comunidades y el despliegue de las Fuerzas Armadas en todo el territorio. «Nos pondremos en pie y superaremos esta guerra porque es el momento de la España eterna», cerró su primera intervención.
Casado y Sánchez mantuvieron un debate de guante blanco que saltó por los aires cuando intervino el portavoz de Vox. Iván Espinosa de los Monteros, y centró su discurso en criticar al Ejecutivo y sacar pecho de que su grupo reclamó hace dos semanas las medidas adoptadas ahora. Sánchez le acusó de «soberbia» y de «sesgo de retrospección». Hasta ese momento, el fin de la bronca política parecía posible.
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