Corinna Larsen 'salva' a Villarejo de la acusación por calumnias de la Fiscalía
Ella insiste en que el jefe de la Inteligencia la acosó por orden de Don Juan Carlos y Sanz Roldán mantiene en secreto los términos de aquella reunión
Villarejo se reivindica: Todo lo que ha hecho en su vida fue por el Estado y no se arrepiente «de nada»
La testifical de la examante de Don Juan Carlos Corinna Larsen en el juicio que se ha celebrado este viernes en el Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid ha convencido a la Fiscalía de que el comisario José Manuel Villarejo se limitó a reproducir en televisión lo que ella le había contado y no incurrió así en los ingredientes necesarios para perpetrar el delito de calumnias por el que reclamaba para él un año de cárcel. Ha retirado esta acusación, aunque pide un año de pena por denuncia falsa. Mientras, la Abogacía mantiene que se le condene igualmente por calumniar e injuriar.
El juicio se ha celebrado este viernes tras cuatro suspensiones y tiene que ver, por un lado, con la entrevista que concedió Villarejo a laSexta en 2017. Afirmó que el exjefe de la Inteligencia española, Félix Sanz Roldán, había amenazado de muerte a Corinna Larsen y a su hijo, lo que le valió una acusación por calumnias. Por otro lado, trae cuenta de las querellas que presentó contra el general por la filtración de una fotografía en la que aparecía a cara descubierta. Se le acusa de denunciar en falso . La Abogacía añade un delito más: injurias al CNI en ambos escenarios.
Con estas cartas sobre la mesa, Villarejo se sentaba en el estrado codo a codo con su abogado y esta vez, no ha sido una carpeta, sino la preceptiva mascarilla -bandera de España incluida-, la que ha ocultado parcialmente su rostro. Quería interrogar él mismo, que es letrado colegiado, pero el juez, en línea con el criterio de la Fiscalía y la Abogacía, lo ha impedido. Habría sido la guinda para una vista oral que había suscitado una gran expectación y que se ha retransmitido por internet, precisamente, para garantizar tanta reclamación de transparencia.
La estrategia del comisario estaba clara ya desde el inicio. Considera que no pudo haber calumnia porque él reprodujo lo que Corinna Larsen le había contado y que él pudo contrastar en sus relaciones con el CNI. Contaba con ella como aliada, pues pidió testificar en su favor y aportó una declaración jurada ante notario en la que refrendó punto por punto, que lo que Villarejo dijo en televisión era lo que le había contado. El juez le consintió declarar por videoconferencia cuando alegó que su seguridad no estaba garantizad a en España.
Y en la sesión de este viernes, no ha habido sorpresas en su testimonio. De negro, escoltada por sus abogados y en inglés -aunque exigiendo precisión a la intérprete del juzgado-, Larsen ha vuelto a narrar lo que puso por escrito y esta vez, señalando responsabilidad directa de Don Juan Carlos , « el que mandaba y daba las órdenes a Sanz Roldán , que, por tanto, las recibía de arriba«.
«Había determinadas recomendaciones e instrucciones que yo tenía que seguir. Dijo que si no las seguía, él no iba a poder asegurar mi seguridad física ni la de mis hijos (...) Cada vez que me negaba a lo que me pedía, me contestaba que podía haber consecuencias«, ha apuntado en este sentido.
Las amenazas «pueden ponerse en duda»
Como la existencia o no de esas amenazas no era el objeto del procedimiento, nadie ha planteado en la Sala como es que Don Juan Carlos estaba ordenando que se la amenazara el mismo año en que le «regaló», según ella ha declarado en Suiza, 65 millones de dólares como gesto de cariño.
El fiscal ha resumido la situación al afirmar que esas acusaciones «ni siquiera están judicializadas» y por tanto, «pueden ponerse en duda». Lo ha hecho él mismo durante el interrogatorio, al plantear que si tan grave era, no lo hubiese denunciado nunca. En la misma línea ha ido la Abogacía del Estado y la respuesta, a ambos, ha sido similar: «Miedo».
«Discutí este tema con mis abogados en ese momento, pero estaba aterrorizada por si se incrementaba la actividad. El hecho de denunciar a Sanz Roldán, como jefe de la Seguridad del Estado supondría que estaría denunciando al Rey Juan Carlos por estar dándole las ordenes. Y al tener inmunidad diplomática o al estar protegido por la ley, nada tendría ninguna consecuencia y no aseguraría mi seguridad en Londres », ha asegurado. Ha añadido después que con ese «terror», uno sólo «trae algo a la luz» cuando tiene «personas que le respaldan». No ha dicho si alguien la respalda ahora.
Superada la testifical de Larsen, ha llegado el turno del principal afectado, Sanz Roldán, que no ejerce acusación y consta como testigo. Ha mantenido el misterio sobre las razones que le llevaron a Londres a visitar a Corinna Larsen en su hotel, detalle que no ha negado porque «es público». «Es obvio que tengo que volver a recordar que yo era el director del CNI y estaba sometido a la legislación que ha citado su señoría y a la ley que regula el CNI. No puedo hacer ninguna alusión a esa reunión », ha señalado.
«El CNI no hace esas cosas»
Sin embargo, ha negado taxativamente haber amenazado «a una mujer y un niño», igual que ha negado estar tras el pseudónimo «Paul Bonn» con el que se remitieron emails a Corinna Larsen que ella directamente le atribuye. En la misma línea de «piñón fijo», en sus palabras, ha negado haber mantenido cualquier otra de las conversaciones que refiere la germanodanesa.
La declaración se ha complicado cuando, preguntado por ese supuesto acoso con una empresa de seguridad extranjera en las dependencias de Corinna Larsen en Mónaco, Sanz Roldán ha respondido que «el CNI de España como el de cualquier otro país solo puede actuar en el país en el que existe« y él no tiene »ninguna capacidad para hacer nada fuera de España«. Ha debido matizar, a renglón seguido, la evidente excepción: » Salvo misiones en el exterior que se hacen porque el Estado las ordena «. En todo caso, ha añadido que »el CNI no hace esas cosas« como las que denuncia Larsen.
Más contundente ha sido cuando ha negado conocer a Villarejo de nada. Según ha dicho, en la sesión era la «primera vez» en su vida que le veía en persona, pues «jamás» ha tenido relación «ni buena ni mala», ni conversación ni entrevista ni absolutamente nada» con él. En el mismo tono asertivo, ha negado hasta que el comisario haya visitado las instalaciones del CNI y sólo ha concedido que pudiera tener algún amigo dentro en tanto que «todos son personas».
Tras cuestionar que esos servicios al Estado que Villarejo reivindica sean ciertos, ha zanjado: «No tenía ninguna relación con el CNI pero cuando ocurrió lo que ocurrió (las supuestas calumnias) tomé las medidas para que siguiera sin haberlas».
Villarejo: «El PP y el PSOE me dejaron hacer»
Villarejo, tras una mampara anti covid, negaba con la cabeza y murmuraba escuchando esta declaración. Se le ha escapado alguna risita irónica. El comisario, en esta sesión, se ha reivindicado como un «patriota» que cumple su obligación y a ratos fuerte -«sorprendentemente, estoy empezando a recordar todo»-, a ratos débil -«tengo casi setenta años y ciertos problemas de memoria»-, ha insistido en que todo lo que ha hecho en su vida policial, incluido hablar con Corinna Larsen, lo hizo por prestar servicio al Estado.
«Lo que he hecho en los años que he estado reincorporado (a la Policía) es asesorar a empresas del IBEX con mis propios medios porque de la infraestructura que ponía a disposición del Estado jamás nadie me pagó nada, ni alquileres ni nada. No me arrepiento en absoluto de lo que he hecho. Llevo casi cuatro años preso y a saber lo que me espera pero, para mí, ha sido un honor y una satisfacción que los distintos gobiernos tanto del PSOE como del PP confiaran en mi trabajo y me permitieran hacer lo que he venido haciendo », ha declarado.
En este contexto, ha asegurado que reunirse con Larssen fue una misión más. Según ha afirmado, «en 2014» le encomendaron la misión de acercarse a ella para proteger intereses del Estado. «En una comida creo recordar con el secretario de Estado, me dijeron que era muy importante recuperar documentos que afectaban a la seguridad del Estado, el archivo Jano y una serie de cosas. Esa era mi intención, convencerla, seducirla, engañarla y ganarme su confianza», ha señalado.
A preguntas de su abogado, ha incidido en que «además de la propia declaración que ella y la verosimilitud» que le inspiraba, escuchar sus quejas sobre Sanz Roldán «era la línea» para « convencerla de que retirara los problemas « y »que diera la documentación que se había quedado«. »Ella siempre pensó que yo era un abogado que la iba a ayudar en el problema con Sanz Roldán«, ha apostillado.
Dice, que sin embargo, mientras se la iba «ganando poco a poco» en «muchos encuentros», «lo que se hizo es comprobar con varios jefes del CNI» que Sanz Roldán, como Larsen afirmaba, había viajado a Londres a verla en su hotel. «Varios testimonios por separado me confirmaron que esto había ocurrido y en este sentido, creo que existe una grabación de esa conversación, no sé si algún día hará uso de ella la señora Larsen«, ha dejado caer el comisario.
Olivera testifica que hubo una misión
Su defensa estaba centrada, por un lado, en intentar acreditar que no hizo esas afirmaciones en televisión por animadversión y, por otro, que efectivamente fue a una misión secreta en Melilla para captar a un confidente durante la cual se tomó la foto filtrada a los medios por la que denunció a Sanz Roldán. La existencia de esa misión es relevante, porque le permite afirmar que en la pista de aterrizaje no podía haber sino personal autorizado y asegurar que nada del CNI se mueve en prensa si no es por orden de Sanz Roldán.
Para ello, había llamado como testigos a la actual secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro y que en las fechas se desempeñaba en el Centro de Inteligencia contra el terrorismo y el crimen organizado (CITCO) así como a José Luis Olivera , el comisario que en la época dirigía este organismo y que sale en la foto de la escalerilla del avión junto a Villarejo.
Sus testimonios han sido contradictorios. Ella ha negado haber tenido conocimiento alguno de la existencia de aquella operación, dado que además el CITCO hace análisis, no trabajo operativo de campo. Ha concedido, no obstante, que si hubiese sido cosa del CNI, no tendría por qué haberlo sabido.
Olivera lo cuestiona: Duda que Casteleiro no se enterase de una expedición que implicaba desplazar al director del centro y a dos de sus mayores expertos en antiterrorismo. Afirma que el viaje existió, que contó con la venia del secretario de Estado de Seguridad y en el caso de Villarejo con el entonces director Adjunto Operativo de la Policía. No obstante, en la Sala ha quedado constancia de que este comisario retirado es amigo de Villarejo desde hace veinte años.