El control del CNI, clave para nombrar a Margarita Robles en Defensa y no en Interior
Su rechazo a Justicia y los recelos en la Guardia Civil decantan su destino
Los ministros de Pedro Sánchez juran o prometen su cargo
«No, confía en mí». El mensaje de una fuente de Ferraz era diáfano a pesar de que el nombramiento de Constantino Méndez , exsecretario de Estado de Defensa con Carme Chacón, se daba como seguro para ese Ministerio. Negro sobre blanco se podía leer en ese instante en las ediciones digitales de algunos medios de comunicación (no en ABC.es).
Sin embargo no fue Constantino Méndez (nunca hubo nada oficial) sino Margarita Robles la designada para liderar a los 117.000 militares de las Fuerzas Armadas y -he aquí un cambio importantísimo- los 4.000 espías del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que vuelve a estar bajo la estructura del Ministerio de Defensa tras siete años en Presidencia con el Gobierno de Mariano Rajoy.
Todos los analistas y «gurús» del sanchismo situaban a Robles como ministra de Justicia o de Interior o de ambas materias a la vez: «Superministra». Sin embargo , la elección fue otro Ministerio con el control de la Inteligencia española... las piezas encajaban ahora para Robles, una gran estratega política y con una amplia trayectoria profesional. Pero... ¿por qué no Interior o Justicia?
Recelo de la Guardia Civil
Su llegada al Ministerio de Interior era vista con especial recelo en la Guardia Civil, heredado de su etapa como secretaria de Estado de ese departamento en la época de Juan Alberto Belloch como ministro de Justicia e Interior.
En el Instituto Armado no se olvida que fue ella la que protegió a los responsables de la Policía que investigaron el caso Lasa y Zabala, un siniestro episodio de la guerra sucia contra ETA que acabó con las condenas del entonces general Enrique Rodríguez Galindo, del teniente coronel Ángel Vaquero, del gobernador civil de Guipúzcoa Julen Elgorriaga y de Enrique Dorado y Felipe Bayo, ambos del Instituto Armado.
Aquella etapa fue especialmente convulsa en Interior, con el Gobierno de Felipe González señalado y malestar en ambos Cuerpos. Entre otras razones ese recelo se debía a que ni en la Policía ni en la Guardia Civil se entendió que se fusionaran Interior y Justicia , dos ministerios que aunque deben ir de la mano siempre han trabajado con métodos diferentes.
Antes de conocerse el nombramiento de Robles como ministra de Defensa, el temor en ambos Cuerpos es que pudiera reeditarse ese «biministerio» que nunca llegó a funcionar como tal. De hecho, la experiencia jamás volvió a repetirse , independientemente del color del gobierno de turno.
Respecto a Justicia, Robles tenía claro que no quería aterrizar en ese departamento y así se lo hizo saber desde el primer momento al presidente Pedro Sánchez, según fuentes del entorno de la ahora ministra consultadas por ABC.
Quería un cambio de aires y no tener que bregar con las reivindicaciones de jueces y fiscales que hace no mucho tiempo ella también reclamaba desde el otro lado de la barrera.
Enemistad con Lesmes
Tampoco le apetecía involucrarse en asuntos que, aunque sea de forma tangencial, pueden afectar a compañeros. Su dilatada carrera profesional en la judicatura y su paso por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) le han hecho merecedora de muchas amistades (y enemistades) en el Poder Judicial. Y una de esas enemistades está directamente vinculada a su decisión. Es de sobra conocida la mala relación que tiene con el presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes.
Noticias relacionadas