¿Es tan complicado investir al presidente en otros países?
El bloqueo institucional español es un caso excepcional nuestro entorno. Bien por su cultura de acuerdos o por sistemas de doble vuelta, no es habitual que la constitución del Ejecutivo se demore tanto
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El bloqueo es impensable en Francia
Por J.P. Quiñonero
En Francia, los modelos electorales aseguran el «traspaso»rápido de poderes y la formación de nuevos gobiernos, impidiendo el «bloqueo» o «vacío» gubernamental más allá de los plazos normales de dos a cuatro semanas. El Presidente de la República es elegido a través del sufragio universal en un escrutinio a dos vueltas. En la primera vuelta participan todas las personalidades que son apadrinadas por un mínimo de 500 alcaldes, diputados o senadores. En la segunda vuelta solo participan los dos primeros candidatos de la primera. El vencedor, nuevo jefe del Estado, elegido por cinco años, convoca elecciones legislativas en un plazo de cuarenta días. Las legislativas se celebran a través de un escrutinio uninominal, mayoritario, a dos vueltas. Los electores eligen a candidatos, relegando a los partidos a un segundo plano. En la segunda vuelta solo pueden participar los candidatos que obtuvieron en la primera un mínimo del 25 % de los votos. Es elegido diputado el candidato que tiene mayoría de votos en la segunda vuelta. Las elecciones legislativas confieren una «prima» a los grandes partidos, favoreciendo la formación de mayorías parlamentarias sólidas, en detrimento de los partidos minoritarios. La elección del jefe del Estado en Franciaconfiere a los presidentes un poder excepcional que no tiene, en la práctica, ningún jefe de gobierno occidental.
Portugal: sin chantajes de los nacionalistas
Por Francisco Chacón
Portugal lleva casi cuatro años bajo el mandato socialista, que no accedió por haber sido elegido sino por sacar adelante una moción de censura contra el conservador Pedro Passos Coelho en diciembre de 2015, apenas unas semanas después de que el exlíder del PSD obtuviese mayoría simple en las elecciones legislativas. Comunistas y Bloco de Esquerda sustentaron la iniciativa y, desde entonces, apoyan la peculiar fórmula gubernamental llamada «geringonça» (artilugio), ya que no se trata de una coalición y tampoco esos dos partidos detentan carteras ministeriales. Las leyes se refrendan por acuerdos puntuales, pero la particularidad de la política portuguesa hace que no siempre esta izquierda radical se muestre al lado del Ejecutivo. Así, numerosas leyes han sido aprobadas porque los socialistas se han visto salvados por las dos principales formaciones de la derecha: PSD y CDS. Al no existir los nacionalismos en Portugal, desaparecen los chantajes para exigir competencias o ministerios, como sucede en España. Solo hay dos regiones autónomas, Madeira y Azores, pero con escasas prerrogativas. Los electores lusos no escogen directamente a los diputados, pues votan en listas plurinominales cerradas y bloqueadas, aunque se autoriza el desembarco de candidatos independientes. La próxima cita para renovar los 230 diputados de la Asamblea de la República será el 6 de octubre.
El «atasco» llega en el nivel legislativo en EE.UU.
Por Javier Ansorena
No es casualidad que EE.UU. haya mantenido su sistema democrático desde el nacimiento del país, hace casi 250 años. Una de las claves es que se trata de un sistema presidencialista rígido y previsible. Las elecciones se celebran el primer martes de noviembre cada cuatro años y en la rara ocasión de que el presidente deja su cargo -enfermedad, fallecimiento, recusación-, es sustituido por el vicepresidente hasta la siguiente elección (si el vicepresidente debe dejar el cargo, le sucede el presidente de la Cámara de Representantes). La elección del presidente se decide por una mayoría simple de electores salidos, repartidos proporcionalmente entre los estados del país. Cualquier opción de empate tiene una solución constitucional que asegura que, a finales de enero del año siguiente a la elección, se inviste a un presidente. Donde sí se bloquean las instituciones es en el poder legislativo, donde es habitual que ambos partidos tengan un peso similar y donde el juego de mayorías es más complejo. En los últimos años, EE.UU. se ha visto abocado al cierre gubernamental por la incapacidad de los legisladores de llegar a un acuerdo presupuestario, se ha bloqueado el nombramiento de altos cargos para esperar hasta que llegara a un presidente que nomine magistrados favorables o se ha retrasado la elección de un juez del Tribunal Supremo durante meses para favorecer intereses políticos.
Pactos de gobierno en Alemania
Por Rosalía Sánchez
En Alemania es el candidato más votado al que el presidente encarga la formación de gobierno, una tarea que es entendida por la ley como una responsabilidad. En caso de no contar con una mayoría suficiente, debe hacerse con el apoyo de otros partidos, lo que ha dado lugar a coaliciones popularmente conocidas por la combinación de los colores de los partidos que las forman. Tras las últimas elecciones en las que ganó Merkel con el 32,8% de los votos, su plan era formar una «coalición Jamaica», bandera en la que el negro de la CDU combina con el verde de Los Verdes y el amarillo de los liberales del FDP. Estos últimos se levantaron de las negociaciones y la canciller reorientó su gobierno, dirigiéndose a los socialdemócratas del SPD para negociar una «gran coalición», aceptada «por responsabilidad de Estado», tal y como consta en el texto del acuerdo para evitar repetir elecciones. Estos acuerdos de gobierno van precedidos de largas negociaciones en las que la legislatura queda dibujada en un texto que se hace público. Tras establecer la mesa de negociación, se exponen los programas y se introducen en el acuerdo aquellos capítulos donde hay semejanzas. Después, intercambian propuestas prioritarias para unos y otros y los partidos ceden, asumiendo todos ellos políticas de los otros, hasta formar un cuerpo de acción de legislatura suficiente. Entonces y solo entonces se comienza a hablar de nombres y cargos.
Italia: el caso más parecido al español
Por Ángel Gómez Fuentes
Italia sufre una crisis de sistema, lo que dificulta la elección de una mayoría parlamentaria. Para elegir el actual gobierno fueron necesarios 88 días. Fue todo un récord, la crisis más larga de la Italia republicana. La clave está en la ley electoral aprobada en 2017, una ley que ha fraccionado aún más el parlamento, porque dos terceras partes de los escaños se eligieron con sistema proporcional y el resto con el mayoritario. El exprimer ministro Matteo Renzi, intentó resolver el bloqueo, pero fracasó. Su reforma constitucional fue rechazada por los italianos en un referéndum en 2016. Solo después de tres meses de enorme paciencia, el presidente de la República, Sergio Mattarella, logró que el país tuviera un Gobierno: las elecciones fueron el 4 de marzo 2018 y la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, presidido por Giuseppe Conte, el 2 de junio. En esos tres meses, hubo interminables consultas por parte del presidente de la República, que llegó incluso a explorar la formación de un Gobierno técnico liderado por el exdirigente del Fondo Monetario Internacional, Carlo Cottarelli. La crisis institucional se mantiene, porque Liga y Movimiento 5 Estrellas tienen una visión completamente diversa sobre la acción del Ejecutivo, y a menudo se habla de posible crisis de gobierno. En este clima de cierto caos y deterioro institucional, solo el presidente de la República logra mantener su papel de guía y de equilibrio.
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