Las competencias y equilibrios de poder de los cuatro vicepresidentes del Gobierno de Pedro Sánchez
El líder del Ejecutivo ha diluido el papel de Iglesias con cuatro vicepresidencias
Carmen Calvo
Carmen Calvo seguirá siendo la número dos del Ejecutivo. Algo que Pedro Sánchez tuvo claro desde un principio para alejar las posibilidades y pretensiones de Pablo Iglesias al respecto. De sus competencias ha visto cómo tiene que ceder Igualdad a Irene Montero. Por lo demás mantendrá las mismas competencias que en la anterior legislatura. Añadiendo formalmente Memoria Democrática. Aunque en la pasada elgislatura también dirigió algunos aspectos de la exhumación de los restos de Franco. Bajo su mando se coordinará toda la acción del Ejecutivo, seguirá presidiendo la reunión de secretarios y subsecretarios de Estado que prepara el Consejo de Ministros. El órgano nuclear del Ejecutivo. En su equipo se lleva también la relación con el parlamento. Calvo sigue en el primer anillo de poder del presidente. Y como sucedió en la anterior legislatura será una de las encargadas de pilotar las conversaciones con la Generalitat de Cataluña. Pero su verdadera función en este Gobierno será el de canalizar el esfuerzo legislativo de un Ejecutivo de competencias fragmentadas y proteger al presidente de los conflictos competenciales.
Pablo Iglesias
La llegada de Pablo Iglesias a la vicepresidencia del Gobierno tiene una gran trascendencia en términos políticos e históricos. Un partido a la izquierda del PSOE, cuyo germen rompió el tablero político español, llega al Consejo de Ministros. Está por ver la trascendencia real de su entrada en el Gobierno. Desde su vicepresidencia intentará sacar rédito de las medidas de los cuatro ministerios que copará su partido. Aunque éstas están limitadas competencialmente. Algo parecido a lo que le pasa a su vicepresidencia segunda. Los «Derechos Sociales y la Agenda 2030» no tendrán un aterrizaje sencillo en políticas concretas. Su margen presupuestario y su conflicto competencial puede ser la tónica con las vicepresidencias de Nadia Calviño y Teresa Ribera . Iglesias va a compartir ministerio físicamente con el ministro de Sanidad, el socialista catalán Salvador Illa, y con el de Consumo, Alberto Garzón. Ministerios que aspira que aporten réditos que pueda presentar bajo el paraguas de una vicepresidencia que, por lo demás, necesitará tiempo para arrancar en términos prácticos para poder testar su autonomía.
Nadia Calviño
Como directora de Presupuestos de la Comisión Europea, Nadia Calviño (La Coruña, 1968), está bregada en negociaciones maratonianas para sacar unas cuentas quinquenales. Algo que puede volver a ocurrir: la continuidad del Ejecutivo dependerá de su capacidad para sacar los Presupuestos de 2020, ya que a fuerza de prórroga, se puede aguantar una legislatura. Y su cometido, al frente de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos , será poner coto a las ambiciones de Unidas Podemos en las cuentas y en medidas como la derogación de la reforma laboral. A ello se le sumará que Calviño tendrá que ser la cara del Gobierno ante la UE, que exige un ajuste de 7.800 millones de euros al año o la privatización de Bankia que colisiona con la ambiciosa agenda de gasto pactada con Unidas Podemos o sus aspiraciones de banca pública. Ya en la anterior legislatura, Calviño descafeinó medidas como la regulación del alquiler que pretendía la formación morada. De ahí que su nombramiento se lea como un intento de calmar a los mercados (y a Bruselas, que la recibió con un aplauso en su primer Eurogrupo) para disipar las dudas sobre la ortodoxia económica del Ejecutivo.
Teresa Ribera
Teresa Ribera (Madrid, 1969), con un perfil técnico y una larga trayectoria en negociaciones climáticas, repite con frecuencia que no existen las «soluciones mágicas». Convertida en una de las grandes apuestas de Pedro Sánchez, tendrá que hacer gala de su fama al frente del «superministerio» de Transición Ecológica, ahora elevado a vicepresidencia, con competencias en medio ambiente y energía. Se enfrenta al reto de sacar adelante su proyecto estrella, la Ley de Cambio Climático, que lleva lista desde antes de las elecciones, y que ha soliviantado al sector de la automoción. Todo ello, antes de la Cumbre del Clima de Glasgow (noviembre), para poder presentar nuevos objetivos de recortes de emisiones. En materia energética, debe aprobar de manera urgente el estatuto de las empresas electrointensivas, prometido hace un año. También una nueva estructura del recibo de la luz donde bajen los costes regulados o parte fija del mismo, así como una reforma del mercado mayorista de electricidad. A todo ello se suman sus nuevas competencias sobre el «reto demográfico», que deberá culminar con la creación de una estrategia nacional frente a la despoblación .
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