Hermann Tertsch

Una comparecencia muy suya

Hermann Tertsch

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Pedro Sánchez es un político que ha demostrado raza en estas semanas. Su ambición le ha hecho batirse con mérito. Pero en la tribuna sería aburrido incluso para presentar un programa lleno de pujanza, claridad de ideas, datos e interés. Sánchez es además un sectario. No es culpa suya, porque lo son la mayoría de los políticos socialistas de su edad.

Por eso ayer todos sus llamamientos a la transversalidad y la colaboración de españoles de diferente credo político sonaban muy falsos. Porque antes había demonizado hasta el hastío la legislatura de Mariano Rajoy. Cuando se califica de «derechista» y «absolutista» la legislatura legislativamente lacia, políticamente vacua e ideológicamente inane del PP, se pierde toda razón.

Y ya no la recuperó Sánchez porque, aunque no tan cursi, es igual de poco dotado para el «patos» oratorio como Rodríguez Zapatero. Nivel pedestre y una vocación tramposa que tienen mejor desenmascarada al parecer los líderes de Podemos que los de Ciudadanos. Toda la infinidad de lugares comunes y de regalitos a los oídos de unos y otros que fue desgranando no aportaban más que evidencias sobre sus angustiosas ganas de sumar lo incompatible.

Lo mejor en Pedro Sánchez: sus esfuerzos por hacer propios puntos de Ciudadanos en los que no cree.

Lo peor: esas ganas de prohibir y regular. Esa fobia a la libertad que rezuma.

Nota: 4.

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