Rosa Belmonte - Los añicos de Podemos
El día que se citó a Dolores «Ibaburri»
León de Aranoa hizo a Podemos ‘Política. Manual de instrucciones’. Lástima que Eloy de la Iglesia esté muerto para una segunda parte. Para rodar los añicos. ¿Tarantino?
Los años de Podemos (¿los añicos?) son como los de los perros. Vistalegre II, con número romano, suena a central nuclear. Visto ahora, el germen de todo esto se podría llamar XV-M, de tan antiguo. El Podemos original es como el Werther's original del abuelo, aunque se renueve en una lucha de berenjenas vs troncos. Ayer en Vistalegre había más gente con boina de la que he visto nunca, salvo cuando los paracaidistas desfilan en la procesión de los salzillos. En el congreso de Podemos también había mucha gente vestida de morado, penitentes de un partido a la gresca que pedía unidad desde la espera, antes de que llegaran los mandamases. Teresa Rodríguez, pantalón y chaqueta de cuero, camiseta por Doñana, dijo en su intervención que unidad rimaba con humildad. Vaya, también con vanidad. La roteña intervino junto a Miguel Urbán. Son el dúo Anticapi. Muy aplaudidos por un público que en su mayoría era de fuera de Madrid. Claro, que también aplaudieron a Cañamero. Rita Maestre tuvo hasta un espontáneo en el escenario.
Con media hora de retraso entró la dirección saliente en procesión muy rápida. Si antes había sonado la música de ‘El Equipo A’, en ese momento podía haber sonado la de ‘Rocky’. Errejón a la cabeza. Iglesias el último y hasta descolgado de su equipo. Un desperdicio que Clara Serra no abriera la comitiva a caballo (y cuando habló con sus ojeras para decir que «ser mujer en Podemos no ha sido fácil» también debió haberlo hecho a caballo). Subieron todos al escenario y Pablo Iglesias saludó por mítines. Fue la primera de sus tres intervenciones. Por eso la de la candidatura a Secretario General la pudo dedicar a piropear su lista. Entre otros, a Gema Gil, «espartana de Coca Cola» (voy al bar: «¿Tienen Coca Cola?». «Sí, pero es Pepsi»). El otro candidato, Juan Moreno Yagüe, que se presentó para que lo dejaran hablar, era la única persona vestida con chaqueta y corbata (parecía Paco Clavel el día que fue a una fiesta de disfraces y se puso traje). Pero eso no fue lo más gracioso. Lo fue que una oradora de Jaén con camiseta de Bódalo nombró a Dolores «Ibaburri».
Entre los voluntarios con peto, algunos llevaban un letrero donde se leía «Respeto». Eran los encargados de seguridad. Respeto, a lo Aretha Franklin, les debe de sonar mejor que seguridad o «gastad formalidad». Ninguna formalidad con el PP, al que se nombraba continuamente. Igual que el PP los nombra a ellos. Rafael Hernando había dicho que los de Podemos estaban «a botellazo limpio y dispuestos a sacrificar a un niño». Y yo esperaba que Iglesias, como Gregory Peck en ‘La profecía’, cogiera a Errejón y lo llevara a tierra consagrada para apuñalarlo con las siete dagas de Megido. Pero no.
A lo largo de todo el acto hubo unos titiriteros que conducían y animaban. Si los payasos de la tele preguntaban «¿Cómo están ustedes?», estos empezaban frases y el público las terminaba. «Que no vuelva a haber una país sin...». Y la grada clamaba: «¡Su gente!». Luego hasta pidieron que la gente se abrazara. Por el frío. Hacía en Vistalegre frío de pobreza energética. Daban ganas de asaltar las estufas. Pero Iglesias apareció en mangas de camisa. Errejón se quitó el jersey para dar su discurso (no-voy-a-ser-menos). Ya sentados en la pista, separados por Bustinduy, Mayoral, Montero y Echenique, ambos se pusieron la pellizas. Ni Mayoral, que trató de hablar en quechua, ni Irene Montero se quitaron los abrigos en su intervención. Montero la tomó con Amancio Ortega, con su hija y con Juan Roig (la hija de este se libró).
Fernando León de Aranoa hizo a Podemos ‘Política. Manual de instrucciones’. Lástima que Eloy de la Iglesia esté muerto para una segunda parte. Para rodar los añicos. ¿Tarantino?