La cita de Sánchez e Iglesias puede hacer saltar por los aires el pacto con Ciudadanos
El encuentro PSOE-Podemos inicia la cuenta atrás del mes definitivo para negociar
Con el final de la Semana Santa, se reinicia la actividad política y comienza la cuenta atrás hacia la fecha tope para proponer un nuevo candidato a formar gobierno: el 29 de abril. En este escenario, tres de los cuatro principales partidos presentan problemas internos -PSOE, Podemos y PP-. Hay expectativas y citas pendientes, aunque la única con fecha de celebración es la que mantendrán el miércoles Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Un encuentro en el que podría producirse el acercamiento entre ambas formaciones, que en último término podría conducir a un gobierno de izquierdas con apoyo de los independentistas - «a la valenciana», lo llama Iglesias- pero que a la vez traería consigo la ruptura definitiva del pacto de PSOE con Ciudadanos , tal y como se han encargado de explicar en los últimos días diferentes líderes de la formación naranja. La última de ellas, ayer mismo, la portavoz en el Ayuntamiento madrileño, Begoña Villacís, convencida de que el pacto de su partido con los socialistas quedaría roto si el PSOE se aliara «con los populistas».
Pablo Iglesias no se ha movido de su posición del 22 de enero, cuando ofreció al líder socialistas la formación de un gobierno con apoyo de IU en el que él mismo fuera vicepresidente y su formación se quedara con varias carteras básicas -como Defensa o Hacienda-. Un acuerdo que Pedro Sánchez rechazó porque convertía en imprescindibles a los independentistas catalanes y vascos. Ni a Sánchez ni a sus barones les gustó la idea.
La amenaza de Díaz
Y los barones tienen un papel muy importante: Sánchez ha conseguido hasta ahora mantener su apoyo, pero sabe que su liderazgo pende de un delicado equilibrio de fuerzas, que podría verse amenazado si la líder andaluza, Susana Díaz, se animara a presentarse como alternativa a ocupar la secretaría general, en las primarias del 8 de mayo. Ya se han alzado voces pidiendo un aplazamiento tanto de las primarias como del Congreso Federal de finales de mayo, con el objeto de evitar que el «choque de trenes» se produzca en plena campaña electoral, si llega la repetición de elecciones.
Una posibilidad contra la que Sánchez lucha, tratando de convencer a Iglesias de que le acompañe, siquiera con su abstención, en una opción de gobierno que tenga como base el acuerdo firmado con Ciudadanos. Esta fórmula sería aritméticamente apta , pero choca con la tozuda realidad de la incompatibilidad ideológica entre Podemos y Ciudadanos.
Más transparencia
Precisamente esta alternativa es una de las razones de los problemas internos que está viviendo Podemos, donde sus dos «almas» -la partidaria de abstenerse para facilitar ese gobierno PSOE-Ciudadanos, y la de quienes no aceptan esa posibilidad- se han enfrentado. Esto, y algunas destituciones ordenadas por Iglesias, han crispado el ambiente en la formación, donde ayer mismo la secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, reconocía la necesidad de «mejorar» en la «resolución democrática» de los problemas internos y en la «transparencia en la toma de decisiones».
Sánchez sabe que si una repetición electoral no pinta bien para los socialistas, menos aún lo hace para la formación morada , que según las últimas encuestas perdería un significativo número de apoyos, además de no poder sumar, previsiblemente, los votos de sus «confluencias» territoriales.
Presión mutua
La cita del miércoles entre los dos cabezas de PSOE y de Podemos dará pistas claras sobre hacia dónde pueden ir las negociaciones en este último mes. O bien se produce un acercamiento, lo que permitiría dar pasos en la dirección del «gobierno de cambio» que propugna el PSOE; o bien no hay entente, en cuyo caso tanto Iglesias como Sánchez continuarían con su estrategia de presionar al contrario haciéndole aparecer ante los futuros electores como responsables de no haber logrado el ansiado asalto al poder.
El PP, mientras tanto, retoma hoy su actividad habitual, después de una Semana Santa que, como dijo Rajoy, puede haber servido para «enfriar las cosas». El presidente en funciones tiene que recuperar el pulso, y su equipo espera que se haga con la iniciativa en esta última etapa negociadora. Pero para ello deberá vencer la cerrada negativa de Pedro Sánchez, a quien debe una llamada.
Las sucesivas derrotas electorales del PP -en las andaluzas, autonómicas y municipales y en las generales han hecho mella en la moral popular y elevado las voces críticas con la gestión del momento político. Ni la actuación de Rajoy ni la respuesta pública que se ha dado desde el partido ante la corrupción convencen a más de uno.
El partido de Albert Rivera , Ciudadanos, es el único donde internamente reina la paz. Mantienen su postura: apoyo al PSOE en lo pactado, y mano tendida al PP para negociar sobre esa base, aunque con muchas reticencias hacia su líder, Mariano Rajoy.
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