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Incendio en Badalona: una tragedia anunciada tras diez años de okupación ilegal
Cataluña, con Barcelona a la cabeza, concentra la mitad de intentos de okupación que se registran en toda España
Las escenas de miedo y llamas vividas esta madrugada en la nave okupada de Badalona -donde han muerto, al menos, dos personas- han dibujado un panorama desolador advertido desde hace tiempo por los vecinos y las autoridades de la ciudad. De hecho, hace ya más de una década que una nave industrial, que languidecía abandonada entre las calles Guifré y Tortosa, permanecía habitada ilegalmente y era fuente constante de problemas de peleas, drogas y robos.
Con todo, los problemas no se originaron con la llegada de los primeros «okupas», un grupo de jóvenes subsaharianos dedicados sobre todo a la recogida de chatarra. Estos vivían en condiciones infrahumanas, pero no generaban problemas de convivencia en el entorno. Las cosas comenzaron a complicarse hace tres o cuatro años, con la llegada de decenas de nuevos inquilinos ilegales. Este verano eran ya son unos doscientos, según cálculos del Ayuntamiento , y aquello se había convertido en una «macrookupación», una ciudad sin ley –o con leyes propias– dentro de otra ciudad: «Hasta tienen bar y restaurante», explicaron este verano fuentes municipales a este diario.
Por otra parte, la situación en Badalona no hace más que confirmar la tendencia general en Cataluña, donde cada día se okupan unos veinte inmuebles , la mayoría en la provincia de Barcelona. Son casi la mitad de las irrupciones ilegales en domicilios, locales o naves industriales que se registran en España. De hecho, de los 7.450 inmuebles okupados durante el primer semestre de 2020, 3.611 estaban ubicados en esta comunidad autónoma, 2.436 de ellos en la provincia barcelonesa. Lo saben bien en el popular barrio de Gorg de Badalona.
Este verano, los vecinos de la zona denunciaron a ABC la multiplicación de los problemas relacionados con la nave okupa, ahora desolada por el fugo. Todos los habitantes de los alrededores de la nave consultados por este diario se pronunciaron en términos similares mientras recordaban las frecuentes peleas, algunos robos, la insalubridad, las amenazas e incluso alguna que otra agresión. «La mayoría son pacíficos», decía en agosto el propietario de un establecimiento cercano antes de añadir que basta que de los 200 que allí vivían una decena fueran problemáticos «para que aquello se convierta en un avispero ».
Problemas de drogadicción, alcoholismo y otros trastornos complicaban aún más la situación, primero de quienes viven en el interior de la nave en condiciones muy precarias, y segundo de los vecinos de los alrededores, que, muy hartos, se movilizaron antes verano para exigir a las administraciones soluciones urgentes. Finalmente, la desgracia ha hecho presencia antes que las respuestas y los bomberos se preparan ahora para asistir a un panorama desolador para cuando puedan entrar a la nave y revisar si hay más víctimas devoradas por las llamas de un incendio que se ha tardado toda la noche en dar por controlado.
Control policial
Al no poder entrar en la nave sin orden judicial, el Ayuntamiento, que encabeza el popular Xavier García Albiol, intentó desde verano mantener la conflictividad del lugar bajo control. Por ello, se diseñó un operativo conjunto de Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Urbana para llevar a cabo actuaciones en el perímetro de la finca okupada. Desde hace meses, había detenidos o identificados de forma continuada, la mayoría por cuestiones de extranjería. Esto había calmado algo los ánimos de los vecinos. « Al menos el efecto llamada se ha parado », explicaba en agosto a ABC la concejala de Seguridad de Badalona, Irene González. No obstante, los vecinos consultados entonces consideraban que las medidas no eran «suficientes». Concordaban con la edil, eso sí, en que al menos la situación no había ido «a peor».
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