Un año del caso Gabriel: A la espera de una sentencia «inquebrantable e irrefutable»

El padre de Gabriel ha estado meses bloqueado mentalmente. Patricia intentó retomar su vida profesional, pero fue complicado

Los padres de Gabriel Cruz EFE

Raquel Pérez

Si algo mantiene vivos a Ángel Cruz y a Patricia Ramírez, los padres del niño Gabriel asesinado en Níjar hace casi un año, es el juicio sobre el crimen de su hijo. Por ello, van a seguir luchando «mientras les quede una gota de fuerza». Una vez finalice el proceso reconocen tener miedo «porque no saben cómo van a reaccionar». Solo piden justicia, una sentencia «inquebrantable e irrefutable».

Por su hijo se van a aferrar a todo lo que puedan, para que «la bruja no haga daño a nadie más». Una de sus peticiones en la fase de instrucción ha sido la incorporación del historial sobre el fallecimiento de la hija de Ana Julia Quezada en Burgos. Una muerte que la Policía Nacional concluyó como un accidente tras caer por una ventana hace más de 22 años.

Este mes de marzo, el juez redactará el auto de apertura del juicio oral con jurado popular que está previsto se presente próximamente. La Fiscalía y la acusación de los padres piden prisión permanente revisable , mientras que la defensa de Quezada, autora confesa del crimen, solicita una pena de tres años de cárcel al considerar los hechos como «un delito de homicidio por imprudencia grave».

Gabriel estaba en casa de su abuela Puri Carmen, junto a su padre y la pareja de éste (Ana Julia). Había ido a pasar los días de vacaciones escolares por el Día de Andalucía . El pequeño se marchó después de comer para ir a jugar con otros niños, pero nunca llegó a la otra vivienda, que se encontraba a apenas cien metros en Las Hortichuelas (Níjar).

Conforme fueron pasando los días el dispositivo de búsqueda fue aumentando. Sin duda, el amor de Patricia y Ángel por su hijo hizo crecer «la marea de buena gente», un movimiento social que aún perdura y que ha iniciado varias campañas solidarias. Una de ellas un acto benéfico en la inauguración del monumento «La Ballena» en Almería capital en honor a Gabriel y otra la venta del libro «El corazón del volcán», que cuenta con dibujos del pequeño y sus compañeros de colegio.

Fueron los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil quienes descubrieron el 11 de marzo que Ana Julia llevaba el cadáver del niño en el maletero de su vehículo. La siguieron todos los días, sin perder detalle. Los agentes escondidos vieron como fue a una finca familiar, liaba algo en una manta y lo introducía en su vehículo Desde Rodalquilar hasta Vícar, recorrió más de 40 kilómetros de trayecto. Finalmente, la interceptaron en la puerta de la vivienda que compartía con Ángel en Vícar y le obligaron a abrir el maletero.

Pero Gabriel sigue vivo en los corazones de casi 100.000 personas en Facebook y en otras redes sociales. El «pescaíto», como le llaman cariñosamente, ha llegado hasta el Gran Teatro Falla de Cádiz en las letras de sus comparsas. Los padres del pequeño no quieren que sea memoria de un pasado triste, sino «quedarse con todo lo bueno que movió, con su sonrisa que alcanzó los corazones de más de medio mundo».

Ángel y Patricia no pueden ver vídeos referidos al caso de su hijo. Uno de sus grandes miedos es que durante el juicio «se filtren cosas desagradables». «Puede parecer que estamos tangaos, que somos los buenos, pero queremos promover unos valores que protejan a los niños y están en las letras del nombre de nuestro hijo», explica la madre. Se refiere a la generosidad, amor, bondad, respeto, integridad, empatía y lealtad, ésta especialmente dirigida a los medios de comunicación para velar por la dignidad de Gabriel.

Sean o no ejemplo para la sociedad, la gran repercusión en medios de comunicación les ha convertido en referentes. Conscientes de ello, no quieren arremeter contra «la asesina de nuestro hijo», porque si le dan difusión «estaríamos siendo injustos y correríamos el riesgo de pensar que es normal en la sociedad que vivimos».

Ángel Cruz ha retomado su trabajo, pero sigue «martirizándose» y está atrapado en un gran sentimiento de culpa. «La persona que me decía que me quería, en la que yo confiaba, se despide de mí con un beso esa mañana y asesina a mi hijo», explicó. Por eso continúa dándole vueltas a la cabeza para saber cómo podría haberlo evitado, porque «si no hubiera empezado una relación con esta mujer a mi hijo no le hubiera pasado nada».

El padre de Gabriel ha estado meses bloqueado mentalmente, sometido a una intensa medicación. Aunque ha tenido el apoyo de muchas personas, incluida su exmujer, Patricia, sus vidas son las que no siguen. «Ahora sabemos lo que es realmente vivir sin ese pequeñajo que te alegraba la vida. Es muy doloroso que haya acabado con la vida de un niño de ocho años porque a ella le ha dado la gana», relató Ángel. Ese sentimiento de culpa le ha llevado a pensar incluso en el suicidio, pero cree que su hijo le salvó la vida por lo que le toca vivirla de una forma digna.

Patricia intentó retomar su vida profesional, pero fue complicado. Volver a coger un micrófono para animar en eventos deportivos no ha sido posible. «Mi trabajo lleva una exposición pública importante, con mucha gente. Sigo de baja, y no he podido volver a mi casa por lo que tuve que alquilarme otra vivienda en un sitio apartado», explicó.

La madre de Gabriel cuenta también con apoyo psicológico para ayudar a gestionar el dolor, ausencia y frustración, ya que «a veces desgarra». Sin embargo, Ángel y Patricia no quieren ser dominados por la rabia, dolor y venganza porque «si lo dejáramos salir nos mataría y ganaría alguien que no debe ganar nunca».

A Ángel no le tocó la lotería, sino «una novia psicópata». El padre de Gabriel así lo reconoce, y es que tenía más posibilidades de obtener un premio en un sorteo que de «cruzarse con una asesina», así se lo manifestó la Guardia Civil cuando la detuvieron . Ana, como la llamaba, ha intentado transmitirle su responsabilidad y palabras de perdón a través de cartas, ha querido dejarle a entender lo que siente «porque me ha quitado lo que más quería en el mundo». Lo que le diga Quezada «no le vale de nada», porque «si lo hizo por amor» le parece que no tiene nombre y «si lo hizo por interés económico, el siguiente en la lista era yo» . Ángel es consciente de que todo lo que la autora confesa del crimen de su hijo dice va en el sentido de justificarse para que su condena sea la menor posible.

Gabriel desapareció el 27 de febrero en Las Hortichuelas (Níjar) y fue encontrado en el maletero del coche de Ana Julia Quezada el 11 de marzo en Vícar. Durante doce días más de 1.500 profesionales de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y unos 2.600 voluntarios buscaron sin descanso al «pescaíto». Un dispositivo sin precedentes en España que recorrió prácticamente toda la comarca, sin dejar de rastrear barrancos, pozos y todos aquellos lugares donde podría haberse extraviado el pequeño. Durante todo este tiempo, Ana Julia estuvo fingiendo, dando apoyo a su pareja. Incluso intentó inculpar a otras personas al colocar una camiseta del niño que ella misma descubrió, pero los agentes de la UCO no cayeron en la trampa. «Hubo doce días de engaño muy duros, eso hizo brotar rabia contra ella. No fue un accidente, evidentemente», reconoce Patricia. Con «su frialdad» cree que no cabe el arrepentimiento y «es normal que esté recibiendo cartas que son negativas para ella».

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