Casado ofrece a Sánchez pactos y estabilidad si rompe con sus socios
El líder del PP propone acordar los Presupuestos Generales sin los separatistas y el Gobierno le acusa de seguir en el «bloqueo»
Pablo Casado llegó al Palacio de la Moncloa puntual, junto a su jefe de gabinete y su directora de comunicación. A las 12 era recibido por un Pedro Sánchez que no bajó ni un escalón para recibirle, y que dos días antes había cargado con dureza contra él y contra el Partido Popular. La derecha «retrógrada», apuntó con dedo acusador. El ambiente no era el mejor para ponerse a estudiar pactos de Estado , ni para restablecer una comunicación que lleva rota mucho tiempo, pero el presidente del PP acudió por «lealtad y responsabilidad institucional». En una hora y media de reunión, Casado puso sobre la mesa una decena de pactos , incluido el de Presupuestos con la condición de que Sánchez rompiera con sus socios independentistas. El Gobierno se limitó después a acusar al líder del PP de seguir en el bloqueo y no asumir que ha perdido las elecciones .
En Génova se veían venir la «trampa» que les podían preparar en La Moncloa el presidente del Gobierno y su legión de asesores. Los populares temían que esta reunión, la primera desde que Sánchez fue investido presidente, iba a ser la «excusa» de los socialistas para volver a acusar a Casado de estar en el bloqueo y la radicalidad. Y esto con las elecciones de Galicia y el País Vasco a la vuelta de la esquina.
El PP no se equivocó mucho. La reunión, en las formas, fue «cordial», según explicó Casado, quien mantiene una relación personal aceptable con Sánchez, sin ningún problema. «Hemos venido con ánimo constructivo», explicó el líder del PP, que había hecho los deberes a conciencia y llevaba preparadas sus propuestas de pacto para soltarlas en cuanto se sentaran a hablar. Pero más allá de las formas, en el fondo Sánchez y Casado hablan en idiomas diferentes y el acercamiento fue prácticamente imposible. Los pactos del PP pasan por un giro del líder socialista en sus políticas clave, como la económica, la relacionada con Cataluña o la judicial. Sánchez no está dispuesto a moverse un milímetro ni mucho menos a romper con los independentistas, como dejó bien claro. Como dijo después la ministra portavoz, María Jesús Montero : «Nunca ha sido voluntad de este Gobierno que el PP lo apoye». Lo que quiere el Gobierno es que «aporte».
Acabada la reunión, Casado se tomó más de una hora para preparar su comparecencia ante los medios y explicar su «compromiso por España». Y en esa larga espera, La Moncloa maniobró, se adelantó y lanzó un mensaje a los periodistas, en el que acusaba al PP de seguir «instalado en el bloqueo» . Este gesto monclovita, en contra de las normas no escritas de cortesía y protocolo, sentó mal a los populares, que vieron cómo en la primera información sobre la reunión se les situaba justo donde ellos no querían. Pero prepararon la respuesta para «desmontar» la acusación del PSOE.
Casado compareció en la sala de prensa principal de La Moncloa, en un tono moderado y conciliador. No hubo una palabra más alta que otra, ni un ataque directo a Sánchez. El líder del PP se centró en repasar los pactos propuestos, que darían para «dos legislaturas», se negó a dar por roto el diálogo con el Gobierno, y tendió la mano para que Sánchez no tenga que depender de los que quieren «romper España». «La pelota está en su tejado», dijo. Reconoció, eso sí, que nunca suele salir más tranquilo de lo que llega en las reuniones con Pedro Sánchez . De los asuntos tratados, sostuvo que puede haber avance en materia de pensiones, en el diálogo por un pacto educativo, en la renovación del sistema de financiación autonómica y en la defensa de los derechos de la infancia. Hasta ahí. En todo lo demás, el choque fue frontal.
Renovación judicial
A Sánchez, en realidad, le interesaba la renovación de los órganos constitucionales, como el Consejo General del Poder Judicial , pendiente de los nuevos nombramientos desde diciembre de 2018. Casado enmarcó ese proceso dentro de un pacto para despolitizar la Justicia, que incluya que una exministra de Justicia, como Dolores Delgado , no puede ser fiscal general. «Eso dificulta la renovación», advirtió. El resultado fue que por ahora seguirá sin haber renovación. El Gobierno incluye en el «paquete» la renovación del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y RTVE. Entre los reproches cruzados, Casado recriminó a Sánchez que no hablase con él a la hora de proponer a Manuela Carmena como Defensora del Pueblo, o al elegir a la nueva directora del CNI.
Más allá de la renovación de esos órganos, Sánchez no busca el apoyo del PP para nada más. Como mucho le exige que no «bloquee» lo que él decide con sus socios. Casado invitó a Sánchez a pactar con él las cuentas públicas . Eso sí, si rompe con los independentistas, mantiene la reforma laboral y no sube los impuestos. Como dicen en el PP, «si Sánchez deja de ser Sánchez». El líder del PP también reclamó al presidente que rompa la mesa de negociación con los separatistas, que garantice la inhabilitación de Torra y que no modifique el Código Penal para beneficiar a los independentistas condenados.
Desde La Moncloa, criticaron la actitud de Casado : «Lamentablemente no hemos encontrado en el señor Casado la actitud de colaboración que la situación de España requiere. No ha habido ningún compromiso, ninguna concreción que el PP haya podido trasladar al presidente del Gobierno».
En un tono duro y crítico hacia el líder del PP, la ministra portavoz calificó de «decepcionante» la reunión, y aseguró que el Gobierno tiende la mano a Casado «si regresa a la senda de la responsabilidad».
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