Casado expresa que el Gobierno está a la cola del PP y critica los «bandazos» en la defensa de Llarena

El presidente del PP no sólo se refiere al giro en torno a la defensa del juez del Supremo, sino también a los cambios en la política de inmigración

El líder del PP, Pablo Casado, durante una rueda de prensa en la sede popular de Menorca EFE

Gregoria Caro

El número uno del Partido Popular, Pablo Casado, censuró ayer que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está dando giros respecto a la defensa del juez Pablo Llarena. En su perfil de Twitter, el líder de la oposición aseveró que es el PP quien toma la iniciatia en muchas materias, así como que la izquierda acierta cuando rectifica.

Casado criticó en sus redes sociales los «bandazos del Gobierno» . Según el popular, en el PSOE «primero nos insultan por criticar su incompetencia» y seguido reculan para hacer lo que «reclama» el PP en «inmigración, economía... y ahora Justicia».

El Partido Popular da estas declaraciones después de que el Gobierno asegurase que no defenderia a Llarena ante una denuncia de Carles Puigdemont, y los exconsellers fugados, que afectaba al ámbito privado del juez. Sin embargo, La Moncloa envió ayer un comunicado en el que expresaba que desde «hace días» se ha puesto e n marcha todos «los mecanismos necesarios» para la defensa de la soberanía jurisdiccional española en la que inmerso el juez Llarena.

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, ante el mensaje emitido ayer, también rectificó hoy durante una entrevista en RNE. Delgado, con el fin de aclarar la situación en la que su cartera contradecía a La Moncloa, aseguró esta mañana que Justicia sí amparará a Llarena en Bélgica.

Inmigración, otro volantazo

El presidente del PP no solo se refería a los giros en torno a la defensa del magistrado del Tribunal Supremo, sino que también a incoherencias en materia de inmigración.

Sánchez empezó su legislatura con una política migratoria aperturista que le costó férreas críticas de la oposición. Partido Popular y Ciudadanos le acusaron de actuar con vehemencia ante el recibimiento y la concesión de permisos de permanencia a los 630 inmigrantes, que llegaron al puerto de Valencia en el barco Aquarius. Así las cosas, los socialistas tuvieron que frenar su plan de «brazos abiertos» con el transcurso del periodo estival y no pudieron darle el mismo estatus a los sin papales que llegaron en el «Open Arms» posteriormente a Barcelona. Y tampoco a los que llegan por el Estrecho y Alborán a costas andaluzas.

De hecho, la semana pasada Sánchez desempolvó un acuerdo entre España y Marruecos de 1992 para poder devolver a los 116 inmigrantes que asaltaron la valla de Ceuta el 22 de agosto.

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