La cara «B» del naufragio del pesquero Rúa Mar cerca de Marruecos

La Policía sospecha que formaba parte de una red que traía hachís a España

Un momento de la traslado del cuerpo hallado en la costa de Tarifa (Cádiz) en la zona de Punta de Oliveros, otro de los marineros que viajaban en el pesquero Rúa Mar EFE / Vïdeo: La policía investigaba al Rúa Mar por tráfico de drogas

Pablo Muñoz y Cruz Morcillo

El «Rúa Mar» había zarpado la noche del miércoles 22 de enero del puerto de Barbate, en Cádiz, con el patrón y cinco marineros más a bordo. Fue el único en salir aquella noche a la mar, porque los pronósticos metereológicos eran muy adversos y navegar en esas condiciones, con ese palangrero de apenas 14 metros de eslora, era como lanzar una moneda al aire. La madrugada siguiente, salió cruz. La radiobaliza del pesquero, que se activa automáticamente en caso de caer al mar, lanzó una señal de socorro...

El punto marcado por el dispositivo estaba a 28 millas de Cabo Espartel , cerca de Marruecos. Antes de esa señal, su última posición constatada lo situaba, a la una de la madrugada, en aguas españolas. Estaba claro que los tripulantes ni siquiera habían tenido tiempo de lanzar un «mayday» o cualquier otra señal de socorro. Mal asunto. El armador Pedro Maza confirmó pronto que había perdido toda conexión con ellos.

Contra el reloj

Con la mar enfurecida por el temporal, las posibilidades de rescate de la tripulación eran escasas, pero había que apurarlas todas. De inmediato se envió al helicóptero Sasemar 207, el medio más rápido para llegar a ese punto, pero la búsqueda resultó inútil. Poco a poco, y a medidas que las condiciones meteorológicas lo permitían, se fueron incorporando más medios materiales y humanos, en una carrera contra el reloj que de antemano se sabía casi perdida.

Pronto se tuvo la certeza de que el pesquero, construido en acero en 1997, había naufragado. Los equipos de rescate, en esas primeras horas angustiosas, no encontraron ni rastro de él. La posibilidad de supervivientes era remota; mucho más después de localizarse las dos balsas submarinas del palangrero, lo que confirmaba que los desaparecidos no habían tenido tiempo de ponerse a salvo. Las imágenes de los familiares abrazándose en puerto, desesperados por las noticias, revelaban la magnitud de la tragedia...

Cinco días después del naufragio fue localizado el cadáver del patrón, Javier Maza, en las proximidades de las costas de Tarifa. El día 29 fue hallado también el cuerpo sin vida de Óscar Maquera , uno de los marineros. Ninguno llevaba puesto el chaleco salvavidas. Otra prueba más de la rapidez con la que ocurrió todo.

La cara «B»

Aún hoy hay cuatro desaparecidos y las familias, como en la «Planta 14» de Víctor Manuel, «rumian su agonía en silencio»... No eran, por supuesto, los primeros hombres del mar en morir en circunstancias durísimas, ni desde luego serán los últimos. Aunque en este caso había una segunda historia detrás. Una cara B amarga, dura, para muchos quizá incomprensible, pero que en ningún caso puede relegar a lo nuclear de este suceso: la pérdida de seis vidas.

Mucho antes de saltar su nombre a los medios de comunicación por el naugragio, en concreto desde hace año y medio según las fuentes consultadas por ABC, el «Rúa Mar» estaba en el punto de mira de la Policía y de la Audiencia Nacional. En realidad, no sólo ese pesquero y su tripulación, sino varios barcos más de los que faenan en la zona. La sospecha es que una poderosa organización, con peso específico en el Campo de Gibraltar , se dedica a transportar hachís desde Marruecos a las costas gaditanas utilizando esa tapadera, más segura que las narcolanchas a criterio de los narcotraficantes.

Dueños de la droga

El objetivo de las pesquisas no era solo el Rúa Mar, sino también los narcos dueños de la mercancía a ambos lados del Estrecho, pues los marineros muertos, en todo caso, solo se dedicarían al transporte. De ahí, que los clanes clásicos –en libertad o encarcelados– estén en alerta.

Pero volvamos al «Rúa Mar». Como se ha dicho, el pesquero, con seis marineros, salió a faenar pese a la alerta que había por temporal en las siguientes jornadas debido a la inminente llegada de la borrasca Gloria. La pregunta es por qué lo hizo. Qué razón tan poderosa había para arriesgar tanto. Por qué no se podía esperar a que amainara el temporal. Las preguntas, pues, se acumulan.

La Guardia Civil y Salvamento Marítimo siguen buscando el buque desaparecido. Los investigadores creen que pudo cargar una importante cantidad de hachís en Marruecos y verse luego sorprendido por el temporal, por un golpe de mar que desestabilizó el palangrero y que lo puso en segundos con la quilla al sol. Pero es solo una hipótesis, que se quedará en tal si los restos del barco no aparecen.

Lo niegan

El Juzgado Central número 6 de la Audiencia Nacional investigaba a la organización que, según las pesquisas, había reclutado varios «narcopesqueros», pero las investigaciones aún no habían arrojado resultados definitivos. Tras comunicársele esa investigación en marcha al Juzgado número 1 de Algeciras, encargado del siniestro del Rúa de Mar, trascendió la noticia, adelantada por Europa Sur. Los familiares de la tripulación, por su parte, niegan que sus allegados tuvieran cualquier vínculo con el tráfico de drogas.

«Estamos hablando de barcos muy pequeños, como el caso del “Rúa Mar” . Si hay un transporte de droga, están todos al tanto», explican fuentes conocedoras de las pesquisas, que reconocen que una parte de la investigación se ha frustrado por las filtraciones. No obstante, cuentan con más datos concretos sobre quiénes pueden estar al frente de la organización. Recuerdan que no es la primera vez en los últimos meses que se detecta este negocio paralelo de algunos pesqueros en el papel de transportistas.

El pasado octubre, la Agencia Tributaria y la Policía Nacional intervinieron 1.180 kilos de hachís en las tripas de un pesquero amarrado en el puerto de Algeciras. El patrón, el armador y los cinco tripulantes fueron detenidos. El primero acabó en prisión.

La droga se detectó durante una inspección rutinaria, en un doble fondo habilitado en el casco de la nave, justo debajo del puente y camuflada en un habitáculo bajo un armario botiquín. Ese mismo buque ya había sido aprehendido con 1.800 kilos de droga en 2014. Habrá que esperar acontecimientos.

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