«Canutazo» en la «nueva normalidad»

Quizá el lector lo desconozca, pero es «lo normal» ver a grupos de periodistas de tribunales sentados en cualquier esquina o en una silla de camping, en el mejor de los casos, en mitad de ninguna parte con un portátil en las rodillas. Montar guardia a la puerta de un juzgado era el pan de cada día antes de la pandemia y en ese sentido, la escena de ayer, con decenas de informadores entre redactores y gráficos acampando más de seis horas a las puertas de los Juzgados de Plaza de Castilla donde había de declarar el delegado del Gobierno, podría denominarse «vieja normalidad».

Lo que sí rompió la tónica fue la puesta en escena en esta era nueva en la que la «careta» protectora, que se ve ya de toda forma, color y condición, y la distancia social deben marcar la pauta . Lo primero sí se impuso en la jornada de ayer antes y durante del primer gran «canutazo» -abordaje micro en mano- judicial del «post-Covid». Salvando la dificultad de identificar con la mascarilla a según qué abogado, el coche oficial y la compañía delataron en seguida a José Manuel Franco .

Historia aparte fue lo de la distancia social cuando hubo que acercarse para grabar con algo de calidad o por lo menos escuchar y entender las palabras del delegado del Gobierno. Agolpados como siempre, unos de rodillas, otros alargando el brazo más allá de la propia biología, pero todos hombro con hombro , al fin y al cabo.

Que los periodistas somos más fuertes cuando estamos unidos no se le escapa a nadie. Pero con el coronavirus rondando y la casa de cada uno convertida en redacción, esto igual hay que mirarlo.